Crece la preocupación por los despidos y cierres en el sector metalúrgico de San Luis

La industria metalúrgica de San Luis atraviesa una crisis profunda. A los despidos registrados en distintas fábricas en los últimos meses, se suman cierres prolongados, precarización laboral, suspensión de turnos y una creciente incertidumbre entre los trabajadores. Desde la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) advirtieron que ya son más de 3.700 las familias afectadas y que las políticas del Gobierno nacional están agravando el panorama.
“El panorama es muy complicado. Ya hace un tiempo que se empezaron a ver bajas y hoy hay varias empresas que están despidiendo personal”, alertó Guillermo Gómez, delegado de la UOM en San Luis. Según explicó, muchos trabajadores despedidos estaban contratados a través de agencias, por lo que carecen de respaldo legal inmediato para reclamar indemnizaciones. “Son los más vulnerables. Si quieren reclamar, tienen que iniciar juicios largos y costosos”, agregó.
Fábricas paralizadas y deudas millonarias
Uno de los casos más graves es el de Argentoil, una firma dedicada a la fabricación de tubos de gas para vehículos, que lleva dos meses cerrada y sin suministro eléctrico por una deuda de más de 50 millones de pesos. “Arrastran más de ocho meses de deuda salarial. Hoy los empleados no están cobrando absolutamente nada”, aseguró Gómez.
La lista de empresas afectadas sigue creciendo:
- Endrian (ex fábrica de heladeras Mavi): 30 despidos la semana pasada.
- Sanela (hoy Corven): 35 trabajadores desafectados, entre efectivos y contratados.
- Polimetal: sin despidos formales, pero con personal eventual que no es renovado.
- Spar (campanas y extractores): solo opera tres días por semana.
- Team Play (ex Antelitográfica): suspendió los viernes.
- Otras firmas adelantaron vacaciones para ajustar costos.
“Están tomando gente nueva en lugar de renovar contratos. Eso también implica despidos encubiertos”, denunció Gómez.
La apertura de importaciones y su impacto
El delegado metalúrgico señaló que la apertura indiscriminada de importaciones ya muestra efectos concretos. Citó como ejemplo a Palmero, fabricante de grupos electrógenos, que recientemente despidió a 13 trabajadores, de los cuales 7 eran efectivos.
“La empresa ahora importa los equipos desde China. Acá solo arman los tableros de transferencia automática. El resto, que antes se producía en San Luis, ya no se hace. Se pierde toda esa mano de obra y también el empleo indirecto: pintura, chapas, soldadores”, remarcó.
Falta de respuestas sindicales y gubernamentales
Pese a la gravedad del escenario, desde la UOM no se han convocado instancias formales de discusión. “No tuvimos congresos ni reuniones para tratar esto. No se ve una estrategia de respuesta ni a nivel local ni nacional”, lamentó Gómez.
Tampoco hubo avances en el diálogo con el Gobierno provincial. “Pedimos audiencias con el ministro, presentamos notas. Lo máximo que conseguimos fue hablar con un asesor legal. Nunca nos recibieron”, afirmó.
Un modelo que “prioriza lo macro”
Para el dirigente gremial, lo que se vive es “un industricidio”. “No se piensa en la producción, se prioriza lo macro. Hasta permiten importar la comida de los empleados. Nos dicen que bajó la inflación, pero la gente no puede comprar nada. Bajó a costa de miles de despidos”, cuestionó.
En paralelo, la situación salarial también está en jaque: aún no se homologó la última paritaria firmada por el sector. “Dicen que el 3% acordado es demasiado. Mientras tanto, todo sube: servicios, transporte, comida, combustibles. Y los sueldos no alcanzan”, agregó.
Más de 3.700 familias sin ingresos
De acuerdo a registros oficiales del SIPA, San Luis perdió más de 1.500 empleos formales en los últimos meses. Pero la UOM estima que el impacto real es mayor. “Según la OIT, por cada trabajador registrado que pierde su empleo, hay 1,5 no registrados que también lo pierden. Estamos hablando de más de 3.700 familias sin ingresos en la provincia”, advirtió Gómez.
Y concluyó con preocupación:
“Esto recién empieza. La apertura de importaciones lleva pocos meses y ya estamos viendo las consecuencias. No queremos ni imaginar lo que puede pasar en dos años si esto sigue así”.