Argentina

Familias que no bajan los brazos: la lucha diaria por las terapias y la educación de sus hijos

En medio de un escenario económico cada vez más difícil, madres y padres de niños, niñas y adolescentes con autismo y otras condiciones del desarrollo atraviesan una batalla diaria para garantizar que sus hijos reciban la atención que necesitan.

Los tratamientos terapéuticos —fonoaudiología, psicología, psicopedagogía, terapias ocupacionales—, sumados a la necesidad de contar con acompañantes terapéuticos en la escuela, representan un derecho reconocido por ley. Sin embargo, los obstáculos administrativos, la falta de cobertura plena y los recortes en prestaciones hacen que ese derecho, en la práctica, muchas veces no se cumpla.

El peso de la burocracia

Las familias denuncian que deben peregrinar entre oficinas, obras sociales y prepagas para conseguir autorizaciones que, en muchos casos, llegan tarde o directamente no se aprueban. En ese tiempo perdido, los chicos ven interrumpidas sus rutinas y pierden avances valiosos en el proceso de aprendizaje y socialización.

En los casos de quienes cuentan con una pensión y están bajo el programa Incluir Salud, la situación se agrava aún más: las autorizaciones para cubrir terapias, tratamientos o acompañantes pueden tardar más de seis meses. Esa demora significa que los niños quedan sin apoyos fundamentales durante largos períodos, lo que genera retrocesos irreversibles en su evolución.

La escuela, un derecho que también se pone en riesgo

Otra de las grandes preocupaciones es la inclusión escolar. Muchos niños necesitan un acompañante terapéutico para poder estar en igualdad de condiciones en las aulas. Sin esa figura, corren el riesgo de ser excluidos o de no poder sostener la continuidad educativa.

Una lucha que no es aislada

“Cada día es un desafío: trabajar, sostener la casa y, al mismo tiempo, pelear contra el sistema para que nuestros hijos tengan lo que por ley les corresponde”, expresan las familias, que en varias provincias del país ya se organizaron en asociaciones y grupos de apoyo mutuo.

Más que una demanda, un pedido de justicia

Lo que piden no es un privilegio, remarcan los padres, sino que se respeten las normativas vigentes y se reconozca la importancia de las terapias en el desarrollo de sus hijos. “Un tratamiento interrumpido no es un trámite que se posterga; son habilidades que se pierden y oportunidades que no vuelven”, afirman.


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