El pueblo argentino prevalecerá a la obscuridad

Nuestro Pueblo Argentino prevalecerá a la obscuridad, si somos capaces del encuentro mutuo, de la solidaridad comunitaria y de la bondad; si nos reconocemos los unos a los otros como personas con dignidad y derechos, y si nos aceptamos con nuestras diferencias para discutir, debatir, y decidir el bienestar sin exclusiones. No significa soslayar o evadir responsabilidades, sino al contrario, de exigir y exigirnos hacernos cargo de ellas y las consecuencias. Ello posibilitará -contrariamente a lo que se cree- convencer a los que no desean un País mejor, que también será para ellos, y las reparaciones necesarias para hacer Justicia. Porque el País sufre violencia.
“Estoy convencido que al final siempre prevalecerá la Verdad y el amor entre los hombres por sobre la violencia y la opresión”
Dalai Lama
Si hay pobreza, hay violencia. Si hay desempleo, hay violencia. Si hay personas en la indigencia, hay violencia. Si hay personas sin salud, educación y seguridad, hay violencia. Nada se puede construir con la violencia. Si miramos al costado sin darnos por aludidos, hay violencia. También cuando pretendemos dogmáticamente persistir en Políticas, Pensamientos, Ideologías, Creencias y posturas irreductibles que no sean para el Bien Común. No lo lograremos negando el pasado y las reparaciones que por Justicia corresponden. Ésta es la verdadera unidad. No basta con el funcionamiento de la Democracia real y la actitud consciente y combativa para sostenerla y defenderla, es preciso avanzar en la desarticulación de las estructuras de injusticia y desigualdad para que aquélla sea efectiva.
“La desigualdad es más violenta que cualquier protesta”.
Hubo Movimientos Sociales en el mundo que lograron una convivencia más justa a partir del reconocimiento de los derechos que toda persona y sociedad tienen. Lograron la vigencia de un sistema democrático, y en muchos casos, la Independencia de Colonialismos, autocracias y Dictaduras. Y derribar prejuicios. Sin embargo -como en el caso de América Latina-, aun con los intentos progresistas encaminados hacia ello, al no profundizar los cambios estructurales necesarios para la distribución del ingreso, la estabilidad laboral, el acceso gratuito a los servicios públicos de salud, educación, vivienda y comunicaciones, sostenidos en un Derecho Constitucional, de reconocimiento a la pluralidad de pensamiento y de los Derechos Universales, si no se atrevieron a hacerlo más que formal y legalmente, y sin la participación social, era indudable que fracasarían, haciendo vulnerable cualquier conquista. La vulnerabilidad radica en la vigencia de esas estructuras de desigualdad e injusticia, pero fundamentalmente por la vulnerabilidad del corazón a lo contrario de lo bueno y verdadero.
Aun logrando una plena Democracia, e incluso un Derecho basado en la Justicia Social y en una Economía autosustentable, es necesario garantizar su permanencia, pero en la mente y concepción cultural de cada ciudadano y del conjunto de la Sociedad, desarmando aquellas estructuras de injusticia y desigualdad, estableciéndolo constitucionalmente. De otro modo, cualquier Movimiento que aspire a una sociedad justa, caerá en el eterno círculo vicioso partidocrático y reformista que no solucionará de fondo las necesidades de la población ni asegurará su bienestar. Como ocurre a menudo, las consecuencias de esa desidia y postergación seguirán aplastando las espaldas del Pueblo.
Los Movimientos independentistas y de conquista de derechos como los de la India con Gandhi, de Estados Unidos con Luther King, de Sudáfrica con Nelson Mandela, constituyen algunos de los grandes ejemplos de políticas populares decisorias de luchas de encuentro, integración, de aspiraciones y valentía, pero su falta de profundización en la mente y corazón de las personas, llevaron a persistir en esas sociedades que unos pocos tengan mucho y muchos poco y nada. De igual manera sucedió en la Argentina, donde los esfuerzos e ideales conculcados y pisoteados por la falta de fe de una Comunidad para hacer prevalecer la Verdad ante la injusticia y la locura.
“A pesar de toda su experiencia, en realidad él no estaba listo para que el corazón humano le revelara tanta maldad”.
Harry Belafonte (amigo de Luther King)
Más que un Pensamiento Político o Filosófico, más que una idea política, o Sistema Económico, necesitamos de una moral, de un espíritu, de una concepción inquebrantable de lo que significa la dignidad de las personas, para dar lugar al respeto efectivo del cumplimiento de las leyes y promoción comunitaria. Todos necesitamos realizarnos. La lucha por la dignidad, nos llevará a la conquista de la igualdad. Somos personas, no sujetos económicos. No podemos seguir eligiendo a los que manipulan emociones, en lugar de los que mejor entienden los problemas. Tampoco permitir que continúen fragilizando los lazos sociales, rompiendo la solidaridad que nos hace humanos.
“Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor”.
Desmond Tutu
Ninguna Política e Ideología sin Ética, sin Moral y sin respeto a las Creencias y espiritualidad de las personas, podrá sostenerse. Menos aún en el Derecho, aunque se establezcan formalmente. Son las personas las que actualizan con su accionar la Ética, la Moral y la Ley. Si esto no sucede, vivimos con la letra muerta de la ilusión de lo que no existe y seguiremos indefensos.
Necesitamos una profunda Revolución; Moral, Ética y Cultural. Que tendría que partir y estar presente en cada uno de nosotros en primer lugar. Luego, por extensión, con los próximos de la familia, vecinos, compañeros de trabajo y en las Instituciones donde intervenimos. La Democracia se sostiene desde cada persona hacia las Instituciones y éstas deberían asegurar su efectividad, hacia el Estado y al Gobierno. No son caminos abstractos. La Democracia en nuestro País requiere transformarse, para no caer en las desviaciones del autoritarismo, dictaduras y burocracia.
La Democracia implica “empoderar comunidades, no sólo en lo político, sino en lo cultural. No necesitamos un Movimiento Político sin un previo Movimiento Espiritual”; la voluntad inquebrantable y obstinada que nos permita construir un Sistema Participativo, de Democracia Directa, de un real Federalismo y estamentos de Control Popular, que garanticen transparencia y Justicia. Y terminemos con la mentira de que la postergación económica del País es responsabilidad sólo de los políticos lacayos de los empresarios, cuando en realidad es toda una estructura de injusticia y desigualdad establecida en más de un siglo por las minorías poderosas, las que saquean sistemáticamente el trabajo de los argentinos, y siguen boicoteando cualquier aspiración a una vida social mejor.
Necesitamos Educación Política en este sentido. Pero no partidocrática, sino que visibilice y sostenga lo que es justo y verdadero, porque muchos gobernantes engañan a la gente culpándola de la situación económica porque no se ajustan, porque no se esfuerzan, favoreciendo en cambio a los que más tienen. Lo terrible es que muchos honestos trabajadores todavía tienen esperanza mientras el gobierno les aplasta con recortes sociales, reformas laborales y jubilatorias, combatiendo cualquier legítima protesta. En esto sí son culpables los políticos y sindicalistas que lo permiten.
Hay gobernantes -Gobernadores e Intendentes- que dicen al Pueblo que lo más importante son las obras en sus territorios y que confíen en ellos, pero mientras tanto apoyan y son obsecuentes a un gobierno nacional que reprime y desprecia a pobres, discapacitados, trabajadores y jubilados. También tienen responsabilidad. No se gobierna y se hacen obras para lograr votos y Poder, sino para que la gente viva dignamente. La Justicia, como la Injusticia, no es divisible. No seamos prisioneros de nosotros mismos. Ni nos dejemos aprisionar.
“Al salir por la puerta hacia mi libertad, supe que, si no dejaba atrás toda la ira, el odio y el resentimiento, seguiría siendo un prisionero”.
Nelson Mandela



