Opinión

Entre la codicia y la cobardía, la justicia sigue ausente

Permanecemos indiferentes como si nada ocurriera en nuestro País. Como si nada pasara en la Provincia y en nuestra Ciudad. ¿Cuándo saldremos de la obscuridad? ¿Hasta cuándo la chatura, la postergación? ¿O preferimos promesas y proyectos sin participación ciudadana? Unos, creyendo que estamos en una isla paradisíaca, un mundo feliz y sin problemas, y otros, quejándose de que siempre están los mismos porque son discutidos. Es cierto, pero tampoco se reacciona. ¡No seamos hipócritas! ¡Vemos lo que queremos ver y oímos lo que queremos oír!

Muchos creen que en esta próxima Elección se trata de elegir personas, nada de ideas ni Partidos; Es el pensamiento de la antipolitica, la que combate a las ideas para que se imponga la política dominante. No quiere que la verdadera Política, la del debate y decisión popular, resuelva los problemas. No le interesa su resolución, menos la participación de las comunidades de vecinos y barrios, como tampoco exigencias y proyectos que vengan de la gente; y con candidatos que vengan de la gente, no de los políticos. ¿Eso bastará para asegurarnos un bienestar? Para nada. Los gobernantes, si no son coherentes con sus deberes y tengan una posición clara de Justicia Social, incluyendo en su gestión a las organizaciones libres de vecinos, a sus organismos naturales y espontáneos desde un gran y entusiasta Plan de Progreso para todos, por sí solos no garantizan nada. Únicamente la población organizada en Comunas, con participación y control en la gestión gubernamental sería posible. Si no, seguiremos en la abulia de que todo está bien, aunque los políticos vengan con otro color político; o se cambien de bando para seguir en el Poder.

¿Qué Proyecto grande de Ciudad Progresista podemos tener si se presentan los de antes con sus políticas obsecuentes a los caprichos del mandamás provincial y que ya tuvieron su oportunidad; o los audaces de la moda libertaria que aun viendo los nefastos resultados económicos sobre el prójimo, no tienen la decencia de admitirlos; o de los oportunistas que estuvieron con los de ayer  y que hoy, cambiados de camiseta, creen que con sus promesas de una bonita ciudad y algunos arreglitos pero sin la participación ciudadana son la mejor opción? ¿Creerán que su alianza con los aliados de los enemigos del Pueblo no trae consecuencias? Sus vaivenes oportunistas, profundizan la incredulidad de la Política.

Estos dirigentes, ¿ignoran de que a nivel nacional y provincial están saqueando al Estado, entregando los bienes públicos a los ricos nativos y extranjeros, ajustando a los jubilados, quitando derechos y beneficios sociales, desguazando al País y a su soberanía, aprisionándonos a las inhumanas exigencias del Fondo Monetario Internacional? ¿Desde cuándo un Gobierno que gobierna para unos pocos que se enriquecen día a día y la población se empobrece cada vez más, va a mejorar nuestra vida?

Quieren primarizar la Economía para que sea solamente agropecuaria y minera. Sus dueños prefieren exportar esos recursos sin valor agregado, sin industria, porque quieren dólares rápidamente; y también los especuladores financieros que, sin moverse de sus casas con sus bonos, divisas o criptomonedas, buscan la riqueza que no viene del trabajo, destruyendo la producción nacional.

“La codicia insaciable es proporcional a la cobardía que la tolera”. 

¿Qué esperanza, qué sueño, qué vida de progreso y bienestar puede traer un gobierno que no tiene vergüenza de mostrarse insensible, inmoral, que trata al trabajador y a los Jubilados como enemigos? ¿Y a los que piensan distinto y periodistas como sicarios?

Estos gobiernos Neoliberales (como el de Menem y Macri) o Anarcoliberales (como se autodenominan los que se creen de clase alta con Milei), o inclusive los Progresistas Pseudodemocráticos que nunca se atreven a cambios sustanciales y de pensamiento burgués (como el de Alberto Fernández y los gobernadores dialoguistas y colaboracionistas, pseudoradicales y pseudoperonistas, reformistas que no cambian nada, porque nunca quieren quedar mal con los Grupos de Poder), o de Movimientos divididos al infinito y también aburguesados, con dirigentes millonarios y autocráticos (como la mayoría de los que se dicen Peronistas y Radicales, pero que no aprendieron nada de la caída del Radicalismo -un  ex Movimiento Popular que olvidó sus raíces-, y que también va por el mismo camino de divorcio el Peronismo… todos, todos ellos por desidia, han beneficiado a las minorías pudientes y traído mucho sufrimiento a la población. No hay que engañarse. Lo que existe por recuperar, sólo vendrá del debate y la acción popular.

Tampoco la izquierda con su eterno internismo y extremismo ideológico y romántico, y una gran incoherencia en su proclamada moral comunitaria cuando se trata del Poder, es incapaz de comprender y acompañar a los sentimientos, ideales y esperanzas -aun coyunturales- de los Movimientos Históricos de la población -léase Radicalismo y Peronismo o similares. No intenta ni siquiera promover con ellos visibilidad, sensibilidad, soluciones estructurales viables, en consonancia con los niveles de organización social y políticas que necesita la gente y el País, y no sólo participando en contiendas electorales partidocráticas con paliativos asistencialistas y de movilización solamente.

Los movimientos sociales producen cambios cuando surgen del trabajo participativo, esclarecedor, deliberativo y organizativo desde y con las bases de la población. Con humildad, amplitud de criterio y lo más democráticamente posible. ¿Adónde queda y adónde conduce la Historia de lucha de un Pueblo si pierde la memoria…? A creer cualquier mentira, a la sumisión y a la pérdida de libertad.

Y aquí, ¿por qué soportar resignados que nuestros gobernantes crean que pavimentando la Ciudad, iluminando árboles y veredas, pintando de amarillos los cordones de las esquinas, sacándose fotos con funcionarios que aplauden junto a sus autos, cortando cintas de lo que es su deber obvio, y se hagan los sordos y dormidos con nuestros sueños y necesidades, sabiendo muy bien que no gobiernan para la gente sino para ellos mismos, con un Concejo Deliberante cómplice a la ausencia de la voz del Pueblo, entonces para qué seguir igual?

Vivimos una profunda crisis; moral y jurídica, y no sólo social y política. No hay moral, ni Ley, ni Constitución que se respete. Cerramos cínicamente los ojos inventando razones y justificaciones a las sinrazones de los malvados y codiciosos, a los frívolos y a los hipócritas de Provincia y Nación, mirando para un costado el oportunismo de los gobernantes locales, que nos dicen que las alianzas con los enemigos de la gente son coyunturales, que son oportunidades para estar mejor, que es lo más conveniente para todos, que lo que hacen Provincia y Nación no afectará al gobierno local y provincial, etc. Pero saben que es mentira, porque esas políticas ya afectan a las personas que conviven con nosotros.

Lamentablemente estos gobernantes no quieren ni ver ni sentir las consecuencias del ajuste, de la postergación, de la falta de entusiasmo y sueño colectivo para una Ciudad mejor. Hay mucha cobardía allí. Le niegan a la Ciudad ser dueña de sus propias decisiones y que sea constructora del progreso real; por eso le cierran las puertas a la participación. Si compran un voto -con promesas, dinero, bienes, empleos o mentiras- están comprando el alma, el alma de la gente. Y la Justicia… ¿a dónde está?

Lo que hace una dirigencia alejada del Pueblo, es echarle la culpa a lo que el Pueblo vota. En esa soberbia, niega reconocer que la falta de credibilidad política, el bajo interés y escasa o nula participación de la gente -lo que les conviene- es por culpa de sus malos ejemplos, de la falta de transparencia de los actos de gobierno, de los abusos, de la digitación de candidatos, de cerrarle la puerta a la población y engañarla una y otra vez.

El Pueblo siempre quiere y vota esperanza, hasta que suena el escarmiento.

“A Dios se lo compra con el último centavo; pero al Diablo le basta comprar el alma gratis, con una mentira”.

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba