Como dice el título 40 años de democracia no es poca cosa, ahora ¿cómo llegamos hasta acá?, ¿te pusiste a pensar?
En mi caso sí y hace mucho tiempo que vengo pensando en ello y en qué hacemos para mantenerla y mejor aún para acrecentarla. Porque si nos detenemos un poco a pensar, seriamente la cuestión, sobre todo me refiero a los que como es mi caso nos parió la dictadura, pero por la lucha de mucho pudimos ser educados por la democracia.
Vemos que a lo largo de estos 40 años, la democracia ha pasado primero por una situación de auge, de euforia, de triunfo, la abrazamos en 1983 y le dimos la bienvenida como cuando esperamos algo por mucho tiempo, más aún porque entendíamos "la gran mayoría" que no podíamos continuar como estábamos, ya no se podía seguir tapando el sol con un dedo, ya no había mundial de fútbol que acallara el dolor, o tapara las torturas y los gritos que provenían del Pozo de Quilmes o ninguna radio que sonara tan alto, en cualquier lugar del país, que tapara los gritos de los desaparecidos, de los torturados, de los muertos de la dictadura.
Una dictadura que marcó a fuego la vida de muchos de nosotros. La última dictadura que vivió el país, porque ya veníamos de una seguidilla de estas interrupciones a la democracia, la última dictadura, que a pesar de la negación de muchos y de la legitimación de muchos, se había llegado al punto de que no se podía seguir más así, que para los muertos y desaparecidos ya no había lugar, ni mar que los ocultara, que el olor a muerte y los gritos de dolor, que el silencio del país ya era casi un grito desesperado, fue cuando entendimos que con censura, que sin libertad de prensa, sin libertades individuales y colectivas, en fin que sin derechos civiles y políticos no se podía continuar, que había que decir de una vez por todas “señores nunca más”.
Fue cuando la política entendió el juego, fue la multipartidaria, un grupo de políticos de distintos partidos, en ese momento los cinco partidos políticos más importantes de la Argentina: la UCR, el PJ, el Partido Demócrata Cristiano (PDC), el Partido Intransigente (PI) y el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), fueron los representantes de estos partidos quienes entendieron, que si querían lograr una transición a la democracia en plena dictadura militar, era necesario trabajar en conjunto, sin perder sus ideales ni sus lógicas propias, ni la visión que cada partido tenia, sea del tipo de país o de sociedad que querían construir, pero algo los unía y era un objetivo principal y fundamental, más allá de sus ideologías, y era de una única forma, con democracia, era el retorno al Estado de derecho, era volver a instaurar los derechos humanos en el país, era volver a la actividad política, sindical, a los centros de estudiantes, era que volvieran las elecciones, era volver al libre acceso a los medios de comunicación del Estado, era volver a las libertades civiles, políticas y sociales.
Ese era el juego que entendió la política y los políticos que debían jugar, para que volviera la democracia, ¿y sabes porqué fue posible? porque más allá de las diferencias, hubo “consenso”, dejaron las diferencias de lado y los unió el consenso de que sin democracia el juego se termina y también la vida.
Por eso es necesario, no solo cada 24 de marzo, sino todos los días educar en democracia, para las nuevas generaciones que han tenido la suerte de nacer en democracia, para los más grandes que muchas veces nos olvidamos de los que pasó o creemos que no va a volver a pasar, para muchos que como según ellos no vieron nada, negaron y siguen negando la dictadura, por eso es fundamental que todos desde el lugar que nos toque o el papel que nos toque actuar en esta sociedad colaboremos en la construcción de la democracia, que dejemos verla como algo estático, porque no lo es, está en continuo movimiento.
Vemos todos los días noticias en la región y en el mundo del avance de los autoritarismos y nos alarmamos con noticias donde vemos el avasallamiento a los derechos humanos, ponemos el grito en el cielo cuando miramos países de la región con gobiernos autoritarios, pero después aplaudimos a leones locales que creen que gritando se hace política, que creen que prendiendo fuego instituciones o negando las instituciones democráticas es la forma. No nos equivoquemos, no dejemos que nos vuelva a pasar.
Más que un deseo es casi una obligación que empecemos a mirar muy bien lo que aplaudimos o lo que dejamos pasar por alto, porque así como tenemos derechos por el hecho de vivir en un país democrático también tenemos obligaciones y una de ellas es cuidar nuestra democracia y en este año en particular que es un año electivo, procuremos cuidarla, ¿como?: no difundiendo noticias falsas, informarnos antes de opinar, de desacreditar, pensando bien qué tipo de país, de sociedad queres para vos y tus hijos, si queres un país para todos, un país con acceso a la educación, a la salud, un país con derechos sociales para todos sin privilegios para pocos, bueno este es un buen momento para empezar a cuidar la democracia y los valores que ella representa y que no tengamos otra vez volver a pasar por tanto dolor y muerte para volver a decir nunca más ni tener que esperar por un nunca más.