El gobierno no es dueño de la provincia. Pero actúa como tal. El gobierno no puede decidir con discrecionalidad sobre el presupuesto provincial, pero los hechos demuestran que lo hace. Y lo que es peor, sin consulta popular. Si no, ¿por qué la legislatura provincial avala todo lo que presenta el Ejecutivo? ¿Para qué la hipocresía de dos cámaras, donde una de ellas es totalmente inútil? ¿Por qué un Poder Judicial al servicio del Ejecutivo? ¿No es hora de reformar la Constitución Provincial y evitar todo ese poder casi absoluto que tiene el Ejecutivo? ¿Volver a una Constitución donde el gobierno esté representado por todos los sectores no sólo políticos, sino también sociales, y donde una Justicia imparcial asegure el cumplimiento de la Ley por parte de todos los Poderes y de los ciudadanos?
Lo sucedido con las Paritarias Docentes es una ominosa muestra de la ausencia de auténtica democracia en la Provincia. Es una muestra de la falta de respeto a los ciudadanos, a sus instituciones y a la representación de los trabajadores. La democracia no es sólo libertad de una elección. Es libertad de debatir, participar y decidir. ¿El Gobierno espera que los gremios docentes le pidan permiso acaso para continuar con las Paritarias? ¿Los Gremios docentes se quedarán de brazos cruzados y el resto de los sindicatos de los trabajadores harán gala una vez más de su silencio cómplice? ¿Los gremios docentes llamarán a asamblea a sus afiliados y no afiliados para que se expresen y demuestren al gobierno el verdadero rol que le han conferido a sus sindicatos?
Es muy real que la burocracia política –sobre todo del oficialismo- se ha enquistado en el gobierno. Es una burocracia que no permite la participación y responde a uno solo. Pero dejar que la burocracia germine en el sindicalismo más allá de la existente al servicio del gobierno, es un retroceso a las libertades y derechos civiles y políticos.