¿Qué son las paperas? ¿Una enfermedad que ya no existe?

Durante décadas, las paperas fueron una enfermedad muy común entre niños y adolescentes. Provocada por un virus y fácilmente transmisible, esta afección generaba preocupación en familias y escuelas, especialmente por sus posibles complicaciones. Sin embargo, en los últimos años, su presencia en la sociedad ha disminuido notablemente, al punto de que muchos se preguntan si las paperas siguen existiendo.
¿Qué son las paperas?
Las paperas, también conocidas como parotiditis, son una enfermedad viral contagiosa causada por el virus de la parotiditis. Afecta principalmente las glándulas salivales, especialmente las parótidas, que se ubican entre la mandíbula y el oído. El síntoma más característico es la inflamación dolorosa de estas glándulas, lo que da a los pacientes un rostro visiblemente hinchado.
Otros síntomas incluyen fiebre, dolor de cabeza, fatiga, dolor al masticar o tragar, y en algunos casos puede causar complicaciones como inflamación de los testículos (orquitis), de los ovarios (ooforitis), meningitis o pérdida auditiva.
¿Por qué ya casi no se habla de las paperas?
La razón principal de la disminución de casos es la vacunación. La vacuna triple viral (sarampión, paperas y rubéola) introducida en muchas partes del mundo en las décadas de 1970 y 1980, logró una drástica reducción de la enfermedad. Gracias a las campañas de vacunación masiva, la incidencia de paperas se volvió muy baja en varios países, incluyendo Argentina.
En Argentina, esta vacuna forma parte del Calendario Nacional de Vacunación y se aplica en dos dosis: una al año de vida y otra al ingreso escolar, alrededor de los 5 o 6 años. Estas dosis son gratuitas y obligatorias.
Aunque su frecuencia ha bajado mucho, las paperas no han desaparecido por completo. Siguen existiendo, especialmente cuando se presentan brotes en comunidades con baja cobertura de vacunación o cuando hay personas que no recibieron las dos dosis necesarias.
De hecho, en los últimos años se han registrado brotes esporádicos en algunas regiones del país, incluso en universidades y ámbitos deportivos, afectando a jóvenes y adultos que no tenían esquema de vacunación completo o cuya inmunidad se había reducido con el tiempo.
¿Hay que seguir preocupándose?
La mejor manera de prevenir las paperas sigue siendo la vacunación. Es fundamental que los niños reciban las dos dosis correspondientes y que los adultos verifiquen si están protegidos, especialmente si nacieron antes de que la vacuna fuera obligatoria o si no tienen constancia de haberla recibido.
Aunque no es una enfermedad tan temida como otras, las complicaciones que puede generar justifican mantener la vigilancia. La educación sobre la importancia de las vacunas y la consulta médica ante cualquier síntoma compatible siguen siendo claves para evitar su reaparición.
Las paperas no desaparecieron, pero gracias a la vacunación ya no son una preocupación constante en la vida cotidiana. Sin embargo, su existencia sigue latente, y si la sociedad baja la guardia, podrían volver a ser un problema. La prevención está en nuestras manos.