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El INTA: Ajustes, fusión y desmantelamiento.

Un actor clave en la innovación agropecuaria


El INTA, creado en 1956, es un organismo estatal descentralizado que depende de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. Con una estructura que abarca 15 centros regionales, 6 centros de investigación, 53 estaciones experimentales y más de 350 agencias de extensión, desempeña un papel crucial en la investigación, desarrollo y transferencia de tecnologías para el sector agropecuario. Sus actividades incluyen el mejoramiento genético, la promoción de prácticas sustentables, la asistencia técnica a productores y el fortalecimiento de la agricultura familiar.​
En San Luis, cuenta con una Estación Experimental Agropecuaria, ubicada en Villa Mercedes y 5 Agencias de Extensión Rural en las localidades de San Luis, Villa Mercedes, Unión, Quines y Concarán, con un plantel de 82 empleados.

Reestructuración y posible fusión con el INTI
En 2025, el INTA enfrenta un proceso de ajuste impulsado por el gobierno nacional, que incluye la eliminación de 41 agencias de extensión y el cierre de la Estación Experimental Agropecuaria Área Metropolitana de Buenos Aires (EEA AMBA) y de los IPAF (Institutos para la Agricultura Familiar), sumado a la venta de un emblemático edificio ubicado en la calle Cerviño, en Palermo. Se contempla, además, la venta de terrenos de la institución a lo largo de todo el país y la reducción de personal mediante retiros voluntarios, jubilaciones anticipadas y la no renovación de contratos.
En abril de este año, el gobierno nacional oficializó una reestructuración del organismo que ha sido interpretada por diversos sectores como una intervención encubierta. La Resolución 131/2025, aprobada por el Consejo Directivo del organismo -integrado por representantes de entidades ruralistas, facultades de Agronomía y Veterinaria, y tres representantes del Poder Ejecutivo-, transfirió funciones clave de la Dirección Nacional a una nueva Secretaría de Coordinación Técnica, dependiente del Consejo Directivo, lo que, según denuncian gremios, trabajadores y especialistas, debilita la autonomía institucional y concentra el poder en manos del Ejecutivo.
Además, se enfrenta a la posibilidad de una fusión con el INTI como parte de un plan de reorganización de organismos públicos. Esta iniciativa que, según el Gobierno, buscaría optimizar recursos y reducir gastos, ha generado profunda preocupación entre trabajadores y especialistas del sector agroindustrial. Ambos institutos tienen misiones y estructuras distintas: el INTA se enfoca en la investigación y desarrollo agropecuario, mientras que el INTI se dedica a la tecnología industrial. La posible fusión plantea interrogantes sobre la continuidad de programas específicos y el impacto en la asistencia técnica a productores y empresas. Además, se teme que la unificación pueda diluir las funciones especializadas de cada organismo, afectando la calidad y eficacia de sus servicios.​

Consecuencias del ajuste en el INTA


Las consecuencias de este ajuste podrían ser profundas y de largo alcance. La disminución de recursos limitaría la capacidad del INTA para desarrollar e implementar tecnologías innovadoras, esenciales para mejorar la productividad y sostenibilidad del sector agropecuario. Asimismo, la reducción de actividades de extensión afectaría directamente a los pequeños y medianos productores, quienes dependen del asesoramiento y apoyo técnico del INTA para optimizar sus prácticas agrícolas. En un contexto de creciente competencia global y desafíos climáticos, el debilitamiento del INTA podría traducirse en una pérdida de competitividad y resiliencia del agro argentino, con impactos negativos en la economía y el desarrollo rural del país.

Comisión Directiva APINTA Seccional San Luis

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