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Autismo: herramientas que ayudan a su detección Destacado

Publicado el Miércoles, 06 Abril 2022 10:11 Escrito por
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Aunque se sospecha de factores biológicos como parte de la causa de los TEA, aun no se ha determinado cuáles son, por lo que no existe prueba de laboratorio capaz de certificar un diagnóstico. Lo que sí existen son herramientas que ayudan a construirlo, junto con los procedimientos habituales, al tiempo que sirven como guía para encaminar la sospecha de que algunos signos que se observan pueden deberse a alguno de los trastornos. Se detallan varios de ellos y se indica cuáles pueden realizarse gratuitamente online.

Cada uno de los Trastornos del Espectro Autista es una condición que dura toda la vida y cuyos síntomas consisten, a grandes rasgos, en problemas y severas limitaciones en el lenguaje, el comportamiento y las habilidades sociales.
Pese a que idealmente los primeros indicios al respecto podrían comenzar a visualizarse alrededor de los 18 meses (algunos especialistas sostienen que, sobre todo en los casos más marcados, incluso antes), la realidad indica que la detección suele realizarse a los 3 años o más, fundamentalmente en aquellos cuadros más leves, con síntomas más tenues o no tan llamativos.


Si bien los TEA no tienen cura, existen diversas intervenciones terapéuticas capaces de mejorar la calidad de vida de la persona (y, por consiguiente, la de su entorno), de las que se sabe que cuanto más temprano se pongan en práctica, producen mejores resultados. Por ello es necesario estar atentos a las demoras tempranas en el desarrollo que sean significativas, esto es, que se prolonguen en el tiempo sin una causa cierta. En tal caso, se impone una consulta al pediatra, el que, de todas maneras, siempre realiza pruebas de control periódicas a lo largo de la primera infancia que incluyen la constatación de que se vayan adquiriendo las distintas capacidades evolutivas en tiempo y forma, dentro de un cierto patrón de variabilidad que se acepta como normal. Una herramienta muy valiosa para la detección del Autismo son las diversas pruebas o tests que ayudan en la tarea de confirmar o despejar un diagnóstico de alguna de las formas del Trastorno.

Los tests
Una cuestión que se remarca es que estos cuestionarios deben complementarse con las entrevistas pertinentes con el médico y/u otros especialistas, con las observaciones realizadas sobre el propio paciente por los profesionales y por el relato de sus circunstancias que puedan hacer quienes se hallan cerca de este último, y que estas guías para detectar síntomas no son determinantes ni los resultados que se obtengan en su administración brindan una certeza total al respecto, sino que el diagnóstico surge de la ponderación de pruebas, anamnesis y otras comprobaciones que se realicen por terapeutas idóneos.
Se han detectado más de medio centenar de tests que ayudan a realizar el pronóstico, algunos de ellos específicos para los TEA y otros que, aunque no lo son, sin embargo, aportan datos a la construcción del perfil del sujeto. A continuación, realizaremos una breve descripción de algunos de los que se considera que brindan mayor certeza.
La Escala de Observación para el Diagnóstico del Autismo, conocida también por la sigla de su nombre en inglés ADOS (Autism Diagnostic Observation Schedule), está entre las pruebas más usuales. La original fue revisada y en la actualidad se utiliza la segunda edición, la denominada ADOS-2.
Se trata de una evaluación estandarizada y semiestructurada, en la que se observan diversos ítems, tales como la comunicación, la interacción social, el juego y la utilización imaginativa de materiales en aquellos que se sospechan portadores.
Se compone de cinco módulos adaptados a diferentes edades cronológicas y a distintos niveles de lenguaje, por lo que puede administrarse a personas de distintas edades, esto es, desde los más pequeños (a partir de los 12 meses) hasta los adultos.
La prueba consiste en una serie de actividades en contextos estándar en los cuales se evalúa la presencia o ausencia de comportamientos que indiquen la posibilidad de algún TEA.
Es una técnica compleja, por lo cual se requiere que sea llevada a cabo por un profesional bien entrenado en ella, quien registra sus observaciones y las va volcando en un protocolo, que luego se transforma en puntajes mediante algoritmos, brindando una referencia más concreta sobre la posibilidad de la existencia de comportamiento autista (y su grado) o no.
Quienes la utilizan advierten que es un componente para el diagnóstico y no este en sí mismo, para lo cual se necesitan otras evaluaciones complementarias mediante otros tests y, por supuesto, la recopilación de datos de otras fuentes.
Una herramienta que puede utilizarse sola o después de ADOS es la que lleva el nombre de ADI-R, que responde al acrónimo de Autism Diagnostic Interview-Revised, su nombre original en inglés, traducido como Entrevista para el Diagnóstico del Autismo, siendo la R la indicación de que se trata de una actualización (o revisión) de la primera versión.
Ambas constan de 93 preguntas, distribuidas en cinco sesiones: apertura, comunicación, desarrollo social y juego, comportamientos restringidos y repetitivos e indagaciones acerca de problemas de comportamiento en general. La estructura se mantiene, pero en la revisión se modificaron algunas preguntas para permitir que la entrevista con padres de niños de 3 o 4 años fuera más corta. Aun así, ella se realiza en aproximadamente una hora y media y la correspondiente a los mayores es más extensa.
Las preguntas contienen indagaciones sobre aspectos generales de las conductas del sujeto y luego hacen lo propio acerca del comienzo de los síntomas, hitos motrices, control de esfínteres, las habilidades del lenguaje, problemas de motricidad, funcionamiento de la comunicación y el lenguaje, las actividades favoritas y los juguetes, intereses y comportamiento, agresiones, autoagresiones, ataques epilépticos y otros. Algunas parecen superponerse, pero en realidad, apuntan a dirimir distintas cuestiones.
Cada una de las respuestas que se dan al entrevistador se traduce en un puntaje y se interpreta mediante algoritmos.
El ABAS-II, como indica el número romano, es la segunda edición del Sistema para la Evaluación de la Conducta Adaptativa (Adaptive Behaviour Assessment System).
Existen cinco versiones: Infantil Padres, Infantil Profesores, Escolar Padres, Escolar Profesores y Adultos, por lo cual se afirma que puede utilizarse prácticamente desde el nacimiento hasta los 89 años.
La encuesta debieran contestarla aquellas personas que estén en contacto con el niño respecto de las situaciones que se desean constatar, como, por ejemplo, los padres, maestros, guardadores, etc. En el caso de los adultos, el propio sujeto puede contestar las preguntas o también alguien de su entorno más cercano.
Se orienta a evaluar temas tales como la comunicación, el desenvolvimiento social, las habilidades preacadémicas (las que constituyen la base de las académicas: lectura, escritura, dibujo, cálculo, etc.), desempeño en el hogar y/o en la escuela, salud y seguridad, ocio, autocuidado, habilidades motoras y otros.
Aunque sirve para detectar otras problemáticas, ha mostrado su utilidad en lo que respecta a los TEA.
El Cociente del Espectro Autista o Autism Spectrum Quotient (AQ) posee distintas versiones: la original, para niños, para adolescentes y la abreviada.
Desarrollado por el reconocido Simon Baron-Cohen, el cuestionario original se compone de 50 preguntas con cuatro posibles respuestas cada una (acuerdo total, acuerdo parcial, desacuerdo parcial, desacuerdo total), a las que se les asigna un puntaje, la sumatoria de ello se desprende la posibilidad o no de que el sujeto porte algún TEA, principalmente Síndrome de Asperger. De 0 a 10 la probabilidad es baja; entre 11 y 22, media (la de varones es 15 y la de mujeres, 17); de 23 a 31, es alta y el rango 32-50 es muy alto, con una tendencia a Asperger o alto rendimiento, ya que el promedio de estos se ubica en 35.
Puede ser contestado por el propio individuo (obviamente, no por niños) o por un tercero allegado. Puede realizarse el test online, con respuesta inmediata en http://espectroautista.info/AQ-es.html.
Las 45 preguntas del Cuestionario de Cribaje para el Especto Autista (versión revisada extendida), ASSQ-REV (Autism Spectrum Screening Questionnaire – Revised Extended Version) consiste en 45 preguntas que preferentemente deben contestar padres y/o docentes. Cada una de ellas tiene tres posibilidades: No – Algo – Sí, las que, a su vez, se les otorga una puntuación que va de 0 a 2, por lo cual el puntaje máximo a alcanzar es 90. Se recomienda para niños comprendidos entre los 6 y los 16 años y se utiliza también para detectar TDAH.
Los límites son: para niñas: TEA 39 y TDAH 22; para varones: 38 en TEA y 23 en TDAH, estimados.
Si se quiere realizarlo, puede recurrirse a la página http://espectroautista.info/ASSQ_REV-es.html.
Con cuatro opciones por pregunta (acuerdo total, acuerdo parcial, desacuerdo parcial, desacuerdo total), el Coeficiente de Empatía / Sistematización (The Children’s Empathy Quotient and Systemizing Quotient o EQC-SQC) posee dos versiones, la original y la que está dedicada a niños. Esta última se recomienda para aquellos situados entre los 4 y los 11 años.
Consiste en 55 interrogaciones, 27 referidas a empatía y las 28 restantes a sistematización, cada respuesta valuada entre 0 y 2 puntos, por lo cual las máximas en cada una de las dos categorías son 54 y 56.
Aquellas niñas que muestren resultados inferiores a 15 tendrían problemas de empatía, mientras que otro tanto ocurre respecto de los niños que no superen los 14. A su vez, en lo referido a la sistematicidad (la capacidad de extraer y seguir las reglas de la vida cotidiana), las sospechosas son aquellas que superen los 26 puntos, mientras que en ellos ocurre otro tanto al rebasar los 27.
Para completar esta prueba online, ha de ingresarse a http://espectroautista.info/EQC_SQC-es.html.
El Inventario de Espectro Autista (IDEA), uno de los pocos creados en nuestro idioma, aunque sirve para construir el diagnóstico, tiene por finalidad principal establecer la profundidad de los síntomas autistas.
El cuestionario se compone de 12 preguntas, cada una de las cuales refiere a diversos aspectos de la sintomatología, tales como relaciones sociales, distintos tipos de capacidades, comunicación, lenguaje, etc., cada una con cinco entradas a las que se les asigna un puntaje, lo que da un máximo de 96.
Aquellos sujetos ubicados entre 70 y 96 portarían el Autismo típico. Aquellos comprendidos entre 50 y 70, entrarían en la categoría de regresivos. Por su parte, los que acumularan de 40 a 50 se ubicarían en el Autismo de alto rendimiento, mientras que quienes obtuvieran un puntaje de 30 a 45, se ubicarían dentro del Síndrome de Asperger. En caso de una perfomance menor, se estaría ante algún otro tipo de problema, aunque no podría atribuirse a ninguno de los TEA.
Un dato curioso es que existen superposiciones de puntuación en las categorías. Es por ello que se recomienda que la prueba sea efectuada por un profesional entrenado y que se recurra a las explicaciones que el autor del test da en su libro homónimo. De todas maneras, es posible consultar la prueba y realizarla online en http://espectro autista.info/IDEA-es.html.
El Cuestionario del Bebé y Niño Pequeño, adaptación al español de Communication and Symbolic Behavior Scales – Developmental Profile (CSBS DP), es una herramienta importante para la ayuda de la detección temprana, ya que se administra para pequeños comprendidos entre las edades de 6 y 24 meses.
Comprende 24 preguntas que deben ser contestadas por aquellos que tengan al niño o niña a cargo. Se destaca que se trata de un predictor, esto es, el test puede alentar la sospecha de la existencia de algún problema, lo que deberá ser confirmado (o no) por un especialista.
Existe una evaluación en línea en el siguiente enlace: https://www.panaacea.org/espectro-autista/deteccion-temprana/csbs-dp/, en donde se da una devolución en pantalla y por mail. También existe la posibilidad de descargar una versión en pdf y la explicación de los puntajes en documento de Word.
Otro test que puede utilizarse es el denominado Cuestionario de Comunicación Social (SCQ, por Social Communication Questionaire) no se halla disponible gratuitamente en la web, pero se consigue en distintas plataformas de venta a un precio accesible.
Aplicable a partir de los 4 años, consta de 40 ítems destinados a evaluar, además de los problemas de comunicación a que refiere su nombre, las dificultades de interacción y las conductas restringidas, repetitivas y estereotipadas. Su aplicación demanda solamente alrededor de 10 a 15 minutos y debe ser completado por padres u otra persona muy relacionada con el niño/a.
Posee dos formas, la A, que refiere a toda la vida del sujeto, y la B, que indaga sobre los tres últimos meses.
Se recomienda su utilización como complemento de otros tests más completos, fundamentalmente el ADI-R, ya reseñado.
Otra prueba disponible es la que se titula Cuestionario de Autismo en la Infancia Modificado Revisado con Seguimiento o Modified Checklist for Autism in Toddlers – Revised with Follow-Up o M-CHAT-R/F, última versión ampliada de la original de 2009.
Es aplicable para edades comprendidas entre 16 y 30 meses y evalúa el riesgo de que el niño o niña porte alguno de los TEA. Consta de 20 preguntas que se contestan por sí o por no, lo que debe ser realizado por un adulto que tenga un amplio conocimiento del sujeto.
Se considera que la falla en dos o más ítems críticos o en 3 cualquiera amerita que se consulte a algún profesional.
Es posible bajar versiones en pdf a través de la web o puede completarse online en https://www.panaacea.org/espectro-autista/deteccion-temprana/m-chat-rf/, donde, además, se brinda una devolución con el resultado.
Si se desea conocer y realizar otros tests, sugerimos visitar la página de Espectro Autista (http://espectroautis ta.info/tests.html), que, aunque ha sido discontinuada, todavía resulta de utilidad.

Para finalizar
Es necesario destacar una vez más que los tests no son un diagnóstico en sí mismos, sino que, en algunos casos, sirven como una herramienta más en su determinación y usualmente como una manera de pesquisar un posible problema. Incluso que el resultado obtenido levante una alerta no significa necesariamente que la persona porte algún Trastorno del Espectro Autista. Ello deberá confirmarse con la consulta a un profesional idóneo mediante los procedimientos correspondientes.

Bibliografía:

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Claudia Sosa

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