Jueves, 28 Marzo 2024

Entre la hermenéutica y la letanía

Publicado el Viernes, 19 Mayo 2023 10:24 Escrito por La Patriada

La Vicepresidenta concedió una entrevista a C5N, repitió que no se postulará pero, antes y después de la emisión televisiva, dirigentes y militantes insistieron con que inscriba su nombre en la boleta. 

En la puerta de canal de noticias C5N, sus seguidores se arracimaban para escucharla y auparla con el cántico que reclama para ella el cargo de presidenta. Dentro del estudio de televisión, ella reivindicaba la “comprensión de textos” de la mayoría cuando el periodista Pablo Duggan le preguntó por el clamor de la militancia a pesar de su negativa a cualquier candidatura y, ante la persistencia del entrevistador con ese tópico, lo invitó a la Plaza de Mayo el próximo jueves, jornada que la tendrá como única oradora en ocasión del 20º aniversario de la asunción de Néstor Kirchner.

Ni la pregunta de Duggan ni la respuesta de la vicepresidenta Cristina Kirchner fueron menores. La inquietud del conductor televisivo se basó en lo que haría cuando la base de sustentación del kirchnerismo movilizado le pida nada menos que frente a la Casa Rosada que asuma nuevamente la pelea por el sillón de Rivadavia. La diseñadora del Frente de Todos contestó que no adelantaría en ese recinto lo que fuera a decir dentro de 7 días ante la multitud que espera, asumiendo tal vez la responsabilidad de explicarles a los sectores que se movilizan por su candidatura que la táctica de la etapa que se abre requiere que otros sean quienes tomen la posta.

Más temprano, una fuente del Senado manifestaba su desconcierto acerca de los posibles desenlaces. Incluso aquellos referentes que hasta hace un mes defendían la idea de que la Vicepresidenta había sido diáfana el pasado 6 de diciembre, cuando expresó que no era mascota del poder y no sería candidata a nada para no darles el gusto a las corporaciones mediáticas y sus contrincantes a que digan que el peronismo portaba en sus filas a “una condenada”, traslucen dudas al respecto. Quizá como estrategia, quizá porque la confusión sea el último recurso para deslizarse en un terreno patinoso.

Aun así, la Vicepresidenta anheló que “los hijos de la generación diezmada tomen la posta”, consignó que lo importante para el oficialismo “es entrar al ballotage” y consideró que el amor, la lealtad y el respaldo de quienes la vivaban fuera del canal era “una letanía”. Según la Real Academia Española, una de sus acepciones sería la de “oración cristiana que se hace invocando a Jesucristo, a la Virgen o a los santos como mediadores, en una enumeración ordenada”; otra se explica como “procesión que se hace regularmente por una rogativa cantando”; y en un sentido más coloquial, podría inferirse como “lista, retahíla, enumeración seguida de muchos nombres, locuciones o frases”.

Los links entre política y religión siempre fueron innegables. La aceptación de esos hipervínculos no necesariamente implica un demérito: no hay construcción social posible sin afectos y la idea de que la fe en deidades y santos sea el opio de los pueblos se esgrimió hace más de un siglo y medio.

Y por lo demás, no existe actualmente otra figura que despierte la misma pasión y atraiga con el mismo magnetismo que ella. La devoción que practica su feligresía es directamente proporcional a su capacidad para seguir resplandeciendo en la escena nacional, incluso a pesar de la frustración de la experiencia política en curso.

Párrafo aparte exigirían sus conceptos acerca de la coalición que ella urdió para derrotar al macrismo. Por un lado, reivindicó la estrategia y, por otro, advirtió que fue un error conceder públicamente que el dólar a 63 pesos tras las PASO del 12 de agosto de 2019 “estaba bien”, tal como sostuviera el por entonces candidato a presidente Alberto Fernández. A criterio de la entrevistada, esa postura incidió en el achicamiento de la ventaja cosechada en sufragios entre las primarias y las generales.

El debate es peliagudo y espinoso. Porque la disyuntiva, más allá de la frialdad que un estadista tiene que adoptar en una trifulca fundamental, es que el traslado a precios del alza en el tipo de cambio redunde en mayores padecimientos para los sectores populares o no, bajo el bombardeo perverso del propio Mauricio Macri culpando por la corrida la opción de los votantes que metieron boletas del FdT a granel en las urnas.

De hecho, una cuenta que el kirchnerismo no suele hacer es la que indica que Juntos por el Cambio recogió el 41 por ciento de las voluntades y el oficialismo se estacionó en 47. Si la fórmula triunfal hubiese caído a 44,9 por ciento, hubiera tenido que dirimirse la conducción del Poder Ejecutivo en una segunda vuelta y eso, en Argentina, es como ir a los penales en el fútbol.

Un halo de comprensión, en medio de tanta sensibilidad a flor de piel, aportó esta semana el psicoanalista Jorge Alemán, luego de que la Vicepresidenta posteara su última misiva en sus redes sociales. En un artículo publicado en Página 12, mentó que se había acabado el tiempo de la hermenéutica, es decir, las interpretaciones o, según definiciones más clásicas, “la exégesis bíblica y a la explicación de mitos y oráculos de la antigua Grecia”, y llegaba la instancia de las decisiones.

Alemán advierte en ese texto sobre el peligro del debilitamiento político y esboza dos opciones: el surgimiento de un liderazgo nuevo, que se amase colectivamente para la reinvención del proyecto nacional y popular, y la temeraria invalidación del proceso electoral por lo que la propia Vicepresidenta explica bajo la apelación a la idea de proscripción. “Esta segunda opción debe ser manejada con prudencia”, alerta el ensayista.

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