La verdadera historia de la decisión de Mark Zuckerberg de comprar, hace una década, una simple aplicación móvil que era utilizada para compartir fotografías. Cuál fue su estrategia para multiplicar por millones los usuarios y cuáles son los desafíos de hoy, frente a otras app que salen a disputar su liderazgo de las redes sociales.
“Lo estuve pensando mucho y quiero comprar tu empresa”, le dijo hace diez años Mark Zuckerberg a Kevin Systrom, cofundador de Instagram, cuando Facebook se decidió a adquirir esa empresa. Una simple app móvil de fotos que le permitió al empresario hacerse de un competidor en crecimiento y subirse con éxito a una combinación explosiva en 2012: las redes y los teléfonos móviles.
Instagram dejó de ser una simple app para convertirse hoy en una tienda mundial de e-commerce y se desarrolló al punto de opacar a Facebook en la retención del público joven, pero sin destronarla como la red más grande del mundo, con 2.900 millones de usuarios.
Ambas empresas “monopolizaron” los hábitos de las personas en redes, logrando que la vida cotidiana (y privada) sea exhibida en Internet a partir de simples botones o funciones. Hoy el máximo responsable del grupo Meta (exFacebook) busca seguir en esa conquista, pero con un camino más empantanado que hace diez años.
Una crisis reputacional, una denuncia pública por los efectos perjudiciales de Instagram en la salud de adolescentes, los obstáculos que podría causar en los ingresos de Facebook las nuevas funciones de privacidad que implementó Apple al iPhone el año pasado, el escaso margen legal del grupo Meta para comprar nuevas empresas y el crecimiento arrasador de un competidor (TikTok) que le arrebata la atención del público, llevaron a Zuckerberg a apostar por la mudanza a un nuevo mundo virtual que todavía es una incógnita: el Metaverso.
La fusión de las palabras “Instant” y “Telegram” le dio nombre a Instagram, una app móvil que nació en 2010, de la mano de Kevin Systrom, un joven estudiante de la Universidad de Stanford y amante de la fotografía, que además de haber trabajado en Odeo (una plataforma de podcast que luego se convirtió en Twitter) y Google, se ganaba un dinero extra preparando café en una cafetería de Palo Alto, California.
Su primer modelo se llamó Burbn, aunque Instagram llegó luego al unirse con Mike Krieger, ingeniero de software graduado en Stanford, que nació en Brasil y vivió un tiempo en Portugal y Argentina.
Zuckerberg quería mejorar su servicio de fotos y subirse a la ola móvil por eso decidió hacerse de la app, que también quiso comprar Twitter de la mano de su exCEO Jack Dorsey, quien fue uno de los primeros inversores de Instagram.
Pero la mañana en que se enteró de que Facebook lo había logrado, “y sin recibir explicación alguna por parte de Systrom, Dorsey pasó de sentirse dolido a enfadarse. Así que desinstaló la aplicación de Instagram y no volvió a publicar nunca más”, según cuenta la analista Sara Sarah Frier en su libro “Sin filtro, La historia secreta de Instagram” (versión original en inglés).
Al momento de ser vendida a Facebook el 9 de abril de 2012 (que ya contaba con 3.000 trabajadores), Instagram tenía 13 empleados, 30 millones de usuarios registrados, ningún ingreso y una estructura técnica que apenas soportaba la sobrecarga de sus servidores cuando Justin Bieber publicaba una foto, tan solo una.
“Lo estuve pensando mucho y quiero comprar tu empresa”, le había dicho Zuckerberg a Systrom, buscando una reunión lo más pronto posible. “Te daré el doble de lo que vayas a obtener con los inversores”, relató Frier sobre el inicio de las negociaciones.
La promesa de que la app fundada por Systrom y Krieger iba a funcionar de manera “independiente” de la gran red social fue una de las razones que motivó la venta, que se concretó en 1.000 millones de dólares, aunque el precio final en efectivo y en acciones fue de 715 millones de dólares.
Esta inmensa compra revolucionó a la prensa mundial y sentó el precedente para grandes adquisiciones de compañías que en apariencia no estarían integradas a la plataforma compradora: Facebook adquirió WhatsApp en 2014, lo mismo hizo Twitter con Vine y Periscope, entre otros casos.
De aquella primera publicación en Instagram el 16 de julio de 2010, que hizo Systrom de su perro mirando a cámara, la red social creció exponencialmente: hoy suma 1.400 millones de usuarios y logró adaptarse en el tiempo, distando de aquella simple app de fotos que soñó su fundador en los comienzos para convertirse hoy en una tienda mundial de e-commerce.
“Instagram ha sido bastante hábil modificando su foco principal, cuando apareció en 2011 era básicamente una aplicación que tomaba en cuenta el hecho de que los celulares tenían cámaras muy malas y te permitía de alguna manera retocar tus fotos a partir de una serie de filtros”, explicó a Télam Jorge Gobbi, Doctor en Ciencias Sociales y docente en la carrera de Ciencias de la Comunicación (UBA).
Sarah Frier analiza en su libro que la “popularidad temprana” de Instagram se debía menos a la tecnología que a la psicología, es decir, a lo que le hacía sentir a la gente: los filtros lograban que la realidad pareciera arte.
Gobbi, que usa Instagram también como plataforma visual para su blog de viajes, resaltó que con el tiempo y la mejora de la cámara de los celulares, la plataforma se fue dando cuenta “de que el foco tenía que pasar por otro lado y en un momento determinado decidió copiar el modelo de historias de Snapchat (en 2016), principal competidor de Facebook en ese momento”.
Instagram Historias logró en 2018 más de 500 millones de usuarios diarios y frenó el crecimiento de Snapchat, una empresa que quiso (y no pudo) comprar Facebook en 2013 por 3.000 millones de dólares.
El crecimiento de las historias fue exponencial y Zuckerberg luego las trasladó a Facebook y a WhatsApp en forma de “estados”.
Para Gustavo Buchbinder, vicepresidente de Interact (asociación argentina que nuclea a agencias, consultoras y productoras del ecosistema digital) “es evidente que Instagram entró en un momento donde el celular era clave y Facebook en otro, donde el desktop (las computadoras de escritorio) lo era”, lo que las marcó haber estado en el momento correcto.
En los inicios de Instagram, fueron los artistas, diseñadores y fotógrafos los verdaderos promotores de la aplicación, que hoy se podrían llamar “influencers”. Se conocían personalmente en los llamados “InstaMeets”, reuniones que eran posibles porque la red apenas tenía un puñado de usuarios.
A medida que fue creciendo (en septiembre de 2011, Instagram tenía ya 11 millones de usuarios), las celebridades se fueron sumando a la app, como lo hizo en enero de 2012, el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama. También llegó Justin Bieber, quien cada vez que publicaba una foto sobrecargaba los servidores de la naciente empresa.
En 2018, uno de los momentos más exitosos de Instagram al alcanzar los 1.000 millones de usuarios, Systrom y Krieger se fueron de la compañía. Aunque lo comunicaron sin dar demasiados detalles y ansiosos del “próximo capítulo” que los esperaba, las versiones en la prensa indicaron tensiones con el directorio de Facebook.
Instagram es hoy una de las plataformas más populares, pero el año pasado tambaleó con el éxito de TikTok que se consagró como la app más descargada del mundo y, además, superó los 1.000 millones de usuarios activos mensuales en el mundo, una marca que a Facebook le llevó ocho años.
Facebook e Instagram “tienen un desafío bastante grande porque a diferencia de lo que hicieron con Snapchat, que fue copiar el modelo de historias, con TikTok (a quien le copiaron el modelo de videos verticales cortos) no están logrando lo mismo”, señaló Gobbi.
Así lo expresaron el fiscal general Gonzalo Miranda y el auxiliar fiscal Juan Martin Nogueira, que el lunes tuvieron a su cargo el alegato en el marco del juicio que el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata sigue al múltiple genocida Miguel Etchecolatz por el secuestro y torturas de 7 personas y el asesinato de 4 de ellas, en el excentro clandestino conocido como Pozo de Arana.
Los integrantes de la Unidad Fiscal Federal para causas por violaciones a los derechos humanos durante la época del terrorismo de Estado de La Plata destacaron la importancia de poner en marcha medidas reparatorias para los familiares de las víctimas de delitos de lesa humanidad, junto con el dictado de sentencias condenatorias para los genocidas autores de esos delitos.
Así lo expresaron a Télam el fiscal general Gonzalo Miranda y el auxiliar fiscal Juan Martin Nogueira, que el lunes último tuvieron a su cargo el alegato en el marco del juicio que el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata sigue al múltiple genocida Miguel Etchecolatz y el exjefe policial Julio César Garachico, por el secuestro y torturas de 7 personas y el asesinato de 4 de ellas, en el excentro clandestino conocido como Pozo de Arana.
Junto al pedido de prisión perpetua para ambos represores, los fiscales solicitaron una serie de medidas que consideran necesarias por su carácter reparatorio, en especial para los familiares de las víctimas y para la sociedad toda.
"Las medidas están sustentadas en una consolidada jurisprudencia interamericana, donde se establece que la reparación integra la obligación de garantía a la que se someten los estados, junto con la prevención, investigación y sanción de estos delitos", explicó Nogueira.
Destacó que en ese sentido dichas medidas "son un complemento indispensable e insoslayable de cualquier decisión judicial sobre estos temas, siendo la manera por la cual la Justicia puede generar soluciones concretas frente a los efectos y graves consecuencias de estos crímenes, que muchas veces no encuentran una debida solución desde el derecho penal puro y duro".
"Es por esto que en el alegato hemos hablado de la necesidad de mirarse en el espejo de una justicia transicional, nacida precisamente para dar solución y respuesta al andamiaje social y político devastado por los regímenes opresivos", apuntó y dijo que "en cierta medida, ese es el camino que estamos transitando todavía, a pesar del tiempo transcurrido".
El fiscal general Gonzalo Miranda contó a esta agencia que a lo largo de este juicio ha quedado evidenciado "el daño en las personas que han padecido directamente los hechos y también en sus familiares que han tenido que coexistir con este drama, con ese vacío dejado por la desaparición, debiendo reformular su proyecto de vida"
Recordó el caso de Víctor López Muntaner y la discriminación que sufrió por ser familiar de desaparecidos o el de Elena, la hija de Norberto Rodas, que debió dejar sus estudios secundarios para buscar trabajo tras la desaparición de su padre.
"Las medidas reparatorias solicitadas buscan una reparación individual y colectiva, vinculada en este caso a la memoria, el reconocimiento público y señalamiento de lugares", destacó,
Miranda explicó que "el testimonio de Jorge Julio López permitió ver las connotaciones que tuvo la zona de Arana para el funcionamiento del plan represivo, una zona que, como pudimos desarrollar en el alegato, tuvo distintos lugares, todos cercanos entre sí, donde funcionaron centros clandestinos. Y esto fue muy elocuente con la inspección ocular que hicimos sobre la zona en diciembre".
"De ahí la necesidad de avanzar en espacios de memoria y señalamientos sobre esos lugares, en especial sobre el Destacamento de Arana y sobre la estancia la Armonía donde hoy funciona el Regimiento 7, tal como solicitamos en las medidas de reparación en nuestro alegato" afirmó y dijo que "entendemos que eso satisface el interés de las víctimas, pero también de la sociedad".
Miranda remarcó que en el caso del predio donde hoy funciona el Regimiento 7 se solicitó, además, que "se ordene la realización de tareas de exploración pertinentes en la zona", a fin de determinar la posible existencia de fosas comunes de cadáveres.
"El juicio permitió ver como avanzó el genocidio en nuestro país, con una política de persecución contra distintos grupos de la población", expresó y sostuvo que "en nuestro caso destacamos la persecución sobre las personas que realizaban tareas sociales y comunitarias desde la Unidad Básica Juan Pablo Maestre en Los Hornos, como asimismo sobre grupos de estudiantes en un caso -el de Francisco López Muntaner- que se integra al emblemático caso de la noche de los lápices".
Asimismo, puntualizó que "teniendo esta proyección la fiscalía solicitó medidas de satisfacción para las víctimas vinculadas a la instalación de un monumento y señalamiento, como asimismo el envío de copias pertinentes al colegio Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata, al que asistían las víctimas Patricia Dell Orto y Francisco López Muntaner".
El auxiliar fiscal Nogueira remarcó que "estas medidas de reparación encuentran su debida orientación y sentido, en una practicidad que las pone al servicio de todas las víctimas, acercando a la Justicia con las necesidades de aquellas".
Desde el ministro del Interior Eduardo "Wado" de Pedro que la integró en su juventud hasta las Abuelas de Plaza de Mayo, entidades y políticos saludaron en las redes a la entidad que lucha por la juicio y castigo a los represores y la restitución de los hijos de desaparecidos.
La agrupación Hijos por la Identidad, la Justicia, contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S.) cumple este jueves 27 años de existencia, y lo celebra con distintos posteos y mensajes en las redes sociales, entre los que se destaca el del ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, que recordó su paso por la organización durante su juventud.
"H.I.J.O.S me dio amigos y amigas, compañeros en el largo camino de la reparación que solo da la Justicia. Un camino de amor y esperanza como nos enseñaron Abuelas y Madres. Nuestra lucha no es solo por el pasado. Nuestro compromiso siempre fue con el futuro. Felices #27AñosDeHIJOS!", escribió el ministro, y publicó una foto de aquellos años, participando en una de las primeras marchas de H.I.J.O.S.
"27 años de cambiar lo imposible a fuerza de memoria. 27 años de lucha por Memoria, Verdad y Justicia. Contra la impunidad, el silencio, el olvido y el odio. Con 30.000 luchas y el pañuelo blanco como banderas. #27AñosDeHIJOS", posteó por su parte la sede porteña de esa agrupación, junto a un video que muestra el nacimiento y toda la historia de la organización.
También saludaron el nuevo aniversario de la agrupación las Abuelas de Plaza de Mayo a través de su cuenta de Twitter con el mensaje: "Celebramos estos 27 años de lucha compartida por Memoria, Verdad y Justicia. Su crecimiento nos enorgullece y su compañía nos gratifica. Seguiremos luchando juntos por la construcción de una sociedad justa y solidaria".
Por su parte, el Espacio Memoria y Derechos Humanos exESMA destacó sobre H.I.J.O.S. el "estar siempre donde sea necesario exigir juicio y castigo a los culpables".
En tanto, el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi, también celebró el aniversario y recordó a través de Twitter: "Hoy parece mentira. Pero hace no tantos años, era posible cruzarse con genocidas en la calle. El terrorismo de Estado parecía impune. Entonces apareció un grupo de chicos y chicas a decirnos que eso no podía ser la normalidad. Siempre estaremos en deuda con ellxs".
ATE Capital se sumó a los saludos y expresó que es "un orgullo militar de todos los días junto a ustedes", en referencia a la agrupación H.I.J.O.S.
También, el legislador por el Frente de Todos, Claudio Morresi, quien es hijo de Julio Morresi, Padre de Plaza de Mayo que en 2009 fue declarado "Personalidad destacada en el campo de los Derechos Humanos" por la Legislatura porteña, expresó a través de la red social: "Como Julio, mi padre, siempre agradecidos por la lucha de @hijos_capital".
En tanto, el diputado provincial por el Frente de Todos, Matías Molle, destacó "el compromiso con la Justicia y con el futuro; el compromiso con el otro, con el que ya no está y con el que está por venir" y dijo que "esa fue nuestra primera lección allá por los 90' y fueron las Madres, las Abuelas y los HIJOS quienes nos enseñaron el valor de esa lucha".
La agrupación se fundó el 14 de abril de 1995. Fue creada por hijos e hijas de desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar y lleva adelante una larga historia de lucha por el juicio y castigo a los genocidas y por la restitución de las hijas e hijos.
Desde un principio, sus integrantes procuraron conjugar la reivindicación del pasado militante de sus padres con la denuncia de la impunidad que en esos años gozaban los genocidas, beneficiados por las leyes de Punto final y Obediencia debida y los indultos.
Hijos por la Identidad, la Justicia, contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S.) fue la sigla que estos jóvenes eligieron para esta asociación surgida en un campamento que se llevó a cabo en la Semana Santa de 1995, en las sierras de Córdoba.
En esos años, el entonces presidente Carlos Menem se preparaba para su reelección, se conocían las revelaciones del marino Adolfo Scilingo con respecto a los "vuelos de la muerte" y el jefe del Ejército, el general Martín Balza, realizaba una autocrítica pública en relación a los secuestros y torturas que el arma cometió durante la última dictadura.
Tras regresar del campamento, se llevó a cabo un plenario en la Facultad de Humanidades de la Universidad de La Plata al que concurrieron hijos de desaparecidos de distintos puntos del país, y diez días después, el diario Página/12 publicaba una carta abierta de la agrupación.
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