Martes, 19 Marzo 2024

¿De qué hablamos cuando hablamos de "discursos de odio"?

Publicado el Viernes, 16 Septiembre 2022 08:30 Escrito por Pablo Muract con información de Agostina Mileo para Cenital

¿Qué sabemos sobre los discursos de odio? Una recopilación sobre investigaciones relacionadas con el tema, indexadas por la biblioteca Web of Science permite asomarnos a lo investigado y escrito hasta el momento en dos grandes campos o ejes: el aspecto legal y el de la comunicación.

  • - La bibliografía legal intenta definir “discurso de odio” y “crimen de odio” con la intención de aplicar sanciones institucionales. En el caso de los estudios en comunicación, el análisis de dichos discursos es clave para entender el tipo de mensaje, sus emisores, cómo generan adherentes y cómo interpretarlos.
  • - En 2013 los estudios dedicados al tema eran 42; en 2018, 162.
  • - Los discursos de odio son afirmaciones conscientes y voluntarias con la intención de denigrar a un grupo particular de personas. Se da en formas verbales y no verbales y, deliberadamente, adopta modos evasivos, ambiguos y metafóricos, lo que hace difícil su identificación. Además, se articula alrededor de estereotipos negativos aceptados socialmente y, consecuentemente, no identificados como tales. Presuponen que los grupos objetivo tienen intenciones maliciosas o manipuladoras y usan un lenguaje con altas cargas emocionales y negativas para alentar al público a tomar cartas en el asunto. Por último, establecen jerarquías sociales basadas en la desigualdad y la dominación.
  • - Dada la amplitud y la complejidad del objeto de estudio, las investigaciones sobre el tema dan definiciones generales y especifican el marco teórico a partir de las estrategias discursivas puntuales sobre las que trabajan.
  • - El análisis lingüístico es útil pero insuficiente, ya que los discursos de odio involucran emisores, receptores, mensajes, canales e interacciones además de efectos e interpretaciones que alimentan el miedo, el abuso y la discriminación.
    Hay un amplio consenso en atribuir características especiales a los discursos de odio en el contexto de las redes sociales. Por ejemplo, los discursos racistas en internet se manifiestan con pocas limitaciones emocionales. Esto puede ser atribuido al anonimato, pero también a la generalización de nuevas lógicas como el post-racismo (“ya no hay esclavos y todos tenemos los mismos derechos”).
  • - Por lo general, en Twitter estos discursos se presentan de forma simple, impulsiva y ofensiva. En Facebook, hay estudios que muestran la existencia de perfiles falsos que imitan y exageran el radicalismo islamista con el objetivo de aumentar el odio hacia todos los musulmanes.
  • - En cuanto a los perfiles psicológicos de los promotores de odio, pareciera haber dos motivaciones primordiales: la adrenalina que genera un debate y la autopercepción de sí mismos como guardianes de la justicia.
  • - Hoy existen dos modelos legales: el estadounidense, que defiende la libertad de expresión y censura solamente los discursos que incitan a cometer un crimen. Y el europeo, que condena cualquier tipo de adhesión a discursos de odio al considerar que las declaraciones contra la igualdad y la dignidad de cualquier grupo marginalizado son en sí mismas un delito, aunque no haya una promoción directa de la violencia.
  • - Un tercer modelo propone que más que centrarse en medidas punitivas se deberían diseñar políticas de apoyo a los grupos y comunidades afectadas por los discursos de odio para que puedan responder, además de buscar mecanismos alternativos para condenarlos cuando no entran en los parámetros de lo que es considerado ilegal.
  • - La mayoría de los autores de los papers en español defienden el modelo europeo y consideran que los perpetuadores de discursos de odio no son disidentes políticos sino que buscan diseminar ideologías que han causado y pueden causar millones de muertes.
  • - Un análisis de 250.000 tweets en español respecto del atentado a la redacción de la revista satírica Charlie Hebdo identificó 4 tipologías de discursos de odio: incitación directa a la violencia/ amenaza de carácter físico; ofensas al honor y/o a la dignidad; incitación directa a la discriminación y ofensas a la sensibilidad colectiva. Al aplicarlas sobre los 158 comentarios publicados en dos grupos de Facebook, a propósito de la decisión de las FARC colombianas de presentarse a elecciones, se concluyó que el feedback dependía más del mensaje inicial que de la postura política de los comentaristas.

La revisión sistemática aconsejan confeccionar un mapa de los discursos de odio en cada país para identificar cuáles son los grupos más perseguidos, la retórica más difundida, las emociones a las que se apela y con qué intensidad. Esto ayudaría a comparar y a partir de ver las diferencias y similitudes entre lugares, evaluar mejor qué medidas tomar para contrarrestar los efectos.

El trabajo al que se accede mediante este link muestra los resultados de un experimento en el que se usaron al azar tres estrategias de contramensaje (empatía, advertencias y humor) sobre usuarios de Twitter que publicaron mensajes xenófobos o racistas en inglés. El trabajo está en inglés, pero siempre se puede usar el traductor de Google y se consigue una idea general de los postulados. Igual va, a continuación, un resumen de las conclusiones...

  • - La empatía obtuvo ligeros mejores resultados, tanto en lo que respecta a borrar esos tweets como en la publicación de otros en las 4 semanas posteriores a la intervención, que consistió en una respuesta pública al tweet durante las 24 horas posteriores a su publicación desde una cuenta bot de alrededor de 100 seguidores controlada por un humano y creada un mes antes.
  • - Las cuentas no contenían información sobre género, etnia o nacionalidad del usuario; las publicaciones anteriores no tenían contenido político.
  • - En el caso de la estrategia empática, los mensajes eran algo tipo: “Para las personas afroamericanas leer cosas así es muy doloroso”. Para las advertencias acerca de las consecuencias de publicar algo así: “Che, acordate que la gente que conocés en la vida real también puede ver lo que publicás”. En el caso del humor, se posteaba un meme de un animal diciendo cosas como: “Es hora de cerrar Twitter”.
  • - Después de la intervención, 230 de las 1.350 cuentas se pusieron candado o fueron suspendidas por Twitter, así que se sacaron del análisis.
  • - Por supuesto, los efectos de las intervenciones no pueden atribuirse de forma directa y completa a la intervención, pero tira una punta útil para unificar la estrategia y ver qué pasa, ya que otros estudios han mostrado resultados similares cuando se trata, por ejemplo, de lidiar con personas antivacunas (una forma empática de lidiar con ellos sería contarles historias de personas que perdieron a sus hijos por un sarampión).

No es lo mismo diseminar odio que sentirlo. Y en comunicación la línea es muy fina. Una es una señora a la que un hecho le puede resultar aberrante, indignante, inaudito. Pero siempre se tiene que hacer esta pregunta: ¿si hago públicas estas sensaciones estoy generando un chisme o difundiendo información para tomar este episodio como disparador y pensar más profundamente sobre un tema?

Cuando escuchamos o repetimos eso de que "el amor vence al odio" puede ser oportuno preguntarse si no sería conveniente modificar el enfoque y plantearse que al odio habría que vencerlo, sino conquistarlo. Se trata, al fin y al cabo, no de comerse al canibal, sino de que cambie su menú.

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