Cuando el pragmatismo reemplaza las necesidades de la gente

El Pragmatismo siempre es calculador. Le importa sólo lo práctico. Especula con las posibles consecuencias de una acción unilateral antes de hacerla, apostando a la utilidad de las ideas y de las creencias para sus fines, más que la coincidencia con la Verdad y realidad.
El Pragmatismo en Política, siempre es oportunismo. Y la solución a los problemas de la sociedad también siempre es política. Porque solamente las decisiones políticas generan el bien o el mal a la sociedad. Pero en cambio el oportunismo y el pragmatismo hipócritamente suelen minimizar la importancia de la Política. Lo hacen vaciando a la Política del verdadero sentido que tiene -un servicio público y desinteresado para el progreso y bienestar de los Pueblos- reemplazándolo como chivo expiatorio de todos los males, culpando sólo a los Políticos, testaferros de sus propios intereses o de los que tienen el verdadero Poder; o directamente mintiendo de que la Política está separada de la Ideología, o que se puede hacer política sin ideología, o que la Política no tiene ninguna relación con la ideología, y en el peor de los casos, negar la Política con la falaz y supuesta neutralidad, del autodenominado apoliticismo.
El apoliticismo niega el compromiso. Es lo que ocurre con el Pragmatismo. Se disfraza de necesidad, de neutralidad, justifica los medios para conseguir ciertos fines, contextualiza y se contextualiza para decir: “esto no nos pasa a nosotros”, “somos otro país”, “lo de Nación y de otras Provincias no nos afecta, porque nuestra política, nuestra economía y nuestra administración son equilibradas”, “los problemas que nos afectan son causados fuera de la Provincia”, “no importa aliarse con quien sea con tal de recibir beneficios”, etc., etc., etc. Es lo que pasa -al igual que en muchas localidades de la Argentina- con el gobierno de Villa Mercedes y en la Provincia de San Luis.
Sin embargo, este aludido Pragmatismo -que en realidad es oportunismo para conservar el Poder y supuestamente otros beneficios y acciones que no sabemos si se justifican- no es exclusividad de los gobernantes, sino también de la mayoría de los partidos y agrupaciones políticas, sin contar las muchas Instituciones y fuerzas vivas de la ciudad que se hacen los indiferentes a las actitudes insolidarias y crueles que vivimos.
Sostenemos que hay pragmatismo en la mayoría de los Partidos Políticos y Agrupaciones, cuando se encierran en sus propios intereses desconociendo los de la gente; o cuando no trepidan -en nombre del logro de objetivos supuestamente loables para el bien de la población- en priorizar el “dialoguismo” (entiéndase posicionarse a cambio de algunos beneficios que no son precisamente para la gente o son parte de maquinaciones electoralistas) cayendo en espurias negociaciones sin ninguna coherencia moral, ética, ideológica o política. Lo vemos en Partidos, Agrupaciones, representantes políticos y funcionarios, inclusive los “populares” o “respetuosos” de la Ley, o los que se dicen “coherentes ideológicos”, cuando en realidad son parte o están aliados con los que perjudican directa o indirectamente al Pueblo. Van de un lado para otro, como gallinas buscando y picoteando alimento aquí y de allá.
“Si el crimen no paga, tampoco la alianza con el Diablo”
Ningún pragmatismo u oportunismo justificados en el supuesto apoyo de la gente, significa que se hace lo que el Pueblo necesita y quiere. Es causa de la abstención y descrecimiento en la Política. La fachada de las casas, no siempre dice de su interior. Y decimos pragmatismo porque en nuestra Ciudad se promueve, acompañado de mucha pintura popular y sobre todo urbana, que vivimos un armonioso gobierno de progreso, paz y seguridad; nada más lejos. La inhumanidad reciente que el Gobierno Municipal ha tenido con los marginados, vendedores ambulantes, limpiavidrios y cuidacoches en nuestra ciudad, en lugar de ofrecerles oportunidades y contención, justificada por casos puntuales muy elegantemente, diciendo que buscan el mayor bien para la ciudad, demuestra que el hilo se corta por los más débiles: los pobres y marginados. Se ve lo que se quiere ver y no la realidad. Se mueven por las consecuencias y no por las causas. De ese modo, pierden la oportunidad de construir el verdadero bienestar y progreso que prioritariamente es solidario, social y económico. O sea, de Justicia Social.
Es muy hipócrita no involucrarse en el sufrimiento ajeno aludiendo que no es competencia del gobierno local y provincial el aumento de precios y tarifas, el desempleo, los trabajos temporarios y a prueba, la inseguridad, los bajos salarios públicos y privados, la falta de presupuesto en salud, educación y otros beneficios que hacen a la justicia social y al basamento del auténtico progreso.
“Tiempos de vacas flacas, no llevan a vacas gordas. No prevenir, es morir”
Para gobernar, se puede ser coherente a partir de involucrar con amplia, pública, inclusiva y masiva participación de la población; permitiendo la libre organización escuchando propuestas, ideas y solución a problemáticas reales que afronta la gente desde y con la gente misma, construyendo con ella un proyecto de ciudad. Y todo sin necesidad de renunciar a las propias ideas, políticas e ideologías, sino al contrario, apalancarse en ellas desde la población. El compromiso y la acción para soluciones de fondo, son las que permiten la autosustentabilidad y condiciones para una mejor calidad de vida. No es imposible. Falta la voluntad política de hacerlo, y con el Pueblo.