La iniciativa para demoler el edificio del mítico Ministerio de Obras Públicas impulsada por un legislador constituye, según especialistas, una histórica actitud "iconoclasta" que busca "ocultar y destruir" simbología del peronismo y que se enmarca no sólo en "discursos de odio", sino en "una serie" en la que "la eliminación del otro" encontró su punto máximo en los últimos 40 años con el intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
El legislador porteño por Republicanos Unidos Roberto García Moritán presentó días pasados en el Parlamento capitalino un proyecto de ley con el fin de derrumbar el histórico edificio de Obras Públicas, donde funcionan desde hace años las carteras de Salud y de Desarrollo Social.
"En lo que va del año hubo más de 600 piquetes y cortes en la CABA por culpa de Nación. Resuelvan sus conflictos en otro lado y no le jodan más la vida a los demás", publicó García Mortián en su cuenta de Twitter y adjuntó una fotografía del edificio con una gran bandera con la imagen de Fernández de Kirchner, justo debajo de la escultura gigante de María Eva Duarte de Perón, ubicada en dos de sus costados.
Para la doctora en Ciencias Sociales Betina Guindi esta iniciativa no solo "está lejos" de ser una vía para "facilitar la circulación vehicular", sino que se enmarca dentro de una lógica "iconoclasta", que significa "ocultar y destruir" para proponer "otro ordenamiento del mundo".
"El espacio público no alude solo a la materialidad de los edificios ni las calles. Es ante todo el ámbito paradigmático de aparición de la política", subrayó Guindi en diálogo con Télam.
En ese sentido, la doctora y también licenciada en Comunicación Social por la Universidad de Buenos Aires (UBA) plantea que esto se tiene que "encuadrar" en una larga historia de "batallas por los espacios de la ciudad", ya que considera que "los modos de habitarla" son precisamente "un problema de índole político".
Así, el edificio de Obras Públicas, que tiene una figura de Eva Perón "que increpa al lado norte de la ciudad y a los poderes", según indicó el artista plástico Daniel Santoro -autor de la obra en 2011 junto a su colega Alejandro Marmo-, parece ser un ejemplo de esto.
"Las imágenes participan de la vida social, son agentes activos con efectividad en el campo político", resaltó Guindi sobre algo que no sólo emana de "las iconografías políticas del poder" sino también en las pertenecientes a "la militancia y la resistencia", como en la de Evita.
Luego de presentar su proyecto para derribar el edificio, García Moritán -que comparte espacio político con el diputado nacional Ricardo López Murphy- explicó en declaraciones a Radio con Vos que la cartera de Desarrollo Social "debería estar donde la gente lo necesita, en La Matanza, en el conurbano".
Esta postura fue analizada por Guindi como una reminiscencia a un "viejo proyecto" de establecer una ciudad de Buenos Aires de "la excepción y los privilegios" y, sobre todo, "alejada de la barbarie plebeya".
"En ese marco, el conurbano es concebido como el espacio externo, el lugar de las escenas bárbaras, de la subalternidad ociosa y parásita", agregó.
A más de una semana del ataque contra la Vicepresidenta, Guindi puntualizó que el intento de magnicidio puede ser leído como parte de "la misma serie", aunque "cruzando un límite de violencia política" inédita en los últimos 40 años.
"Se intenta obturar la dimensión democrática incentivando la eliminación del otro: negando la posibilidad de visibilizar sus reclamos, de poseer sus símbolos; incluso, como en el caso del atentado y del negacionismo de la dictadura, celebrando la eliminación de la vida del otro", destacó la comunicóloga.
En medio de debates en torno a la circulación de mensajes violentos en la sociedad, el profesor universitario, crítico cultural y ensayista Alejandro Kaufman consideró el pedido de demoler este edificio como parte de los denominados "discursos de odio", a los que definió como una "noción preventiva de males mayores" frente a la instalación de "condiciones inducidas sistemáticamente en la opinión pública".
"De la litigiosidad dirigida contra quien se percibe como enemigo forma parte la destrucción de monumentos, edificios o distintos objetos y sitios susceptibles de identificación simbólica", afirmó Kaufman en diálogo con Télam.
En los últimos años hubo distintas iniciativas por ocultar íconos de la escena pública ligados al peronismo que se relacionan con el proyecto del legislador de Republicanos Unidos: el intento de modificar el nombre del Centro Cultural Kirchner por parte de Juntos por el Cambio (JxC) en 2018 y 2020, la remoción de un busto en homenaje a Néstor Kirchner en la Plaza de Morón en 2018 por parte de su exintendente Ramiro Tagliaferro y el haber dejado a oscuras las mencionadas imágenes de Eva Perón durante los cuatro años del gobierno de Mauricio Macri (2015-2019).
Sin embargo, hechos como estos pueden encontrarse también en otros momentos históricos como luego del golpe de Estado al presidente Juan Domingo Perón en 1955 a manos de la autodenominada Revolución Libertadora, una etapa en la que no sólo comenzaron 18 años de proscripción del peronismo, sino también, según Guindi, "formas de censura de la palabra y destrucción de su iconografía".
Uno de los casos más emblemáticos fue el frustrado "Monumento al Descamisado", una colosal obra de 140 metros de alto y 42.000 toneladas de peso que buscaba homenajear al trabajador y que en su base tendría una cripta donde descansarían los restos de Evita.
El presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu decidió frenar las obras, tapar los cimientos y arrojar al Riachuelo las estatuas de mármol que iban a formar parte de la incipiente base del monumento que iba a erigirse en medio de una plaza entre Libertador y Figueroa Alcorta, en el barrio de Recoleta.
Kaufman sostuvo que "la violencia social y política antiperonista" tuvo "diversa magnitud" desde el origen del peronismo al presente, y que en la actualidad existe "gran intensidad" que para el ensayista "comenzó en 2008".
"Desde la masacre de la Plaza de Mayo en 1955 hasta la sistemática difamación mediática y judicial contra la dirigencia descalificada como 'no aceptable' o 'no racional' por el antiperonismo", detalló.
En un contexto de un reciente magnicidio frustrado y en el que legisladores pidieron no sólo el derrumbe de un histórico edificio sino también la pena de muerte en casos de corrupción, como la propuesta del diputado de JxC Francisco Sánchez, el profesor Kaufman advirtió que el escenario político "tiende a mostrarse tempestuoso".
"Convendría prevenirnos de lo que supone distinguir discursos de odio y también de abordar el problema de manera reduccionista o simplista", concluyó.
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