Hace poco salió a la luz pública mi libro titulado “PICHANA BRITOS. Una vida peronista”. Dado que Oscar Felipe “Pichana” Britos goza de buena salud, me pareció que la mejor forma de escribir dicha semblanza biográfica era entrevistarlo, y que sea él mismo quien nos cuente sus memorias.
De modo que, al igual que su protagonista, dicha historia es verdaderamente simple y, al mismo tiempo, una obra profundamente humana. Es el relato fidedigno de un hombre que jamás ha pretendido ser más de los que es, ni menos de lo que debe ser.
¿Por qué Pichana? ¿Por qué publicar un libro sobre su vida?
Básicamente por dos razones:
El libro inicia con un prólogo redactado por el Escribano Eduardo G. Mones Ruiz, cuya larga amistad con el protagonista lo convertía en el candidato ideal para esta tarea. Expreso mi sincero agradecimiento hacia él por tan generosa contribución.
Además, la obra aborda de manera implícita la siguiente pregunta: ¿Cómo abrazar una causa política sin vender el alma?
O dicho en términos más terrenales: ¿Cómo comprometerse con una causa política sin perder la integridad moral?
El ejemplo de vida del protagonista ofrece una respuesta contundente a este dilema. Sin embargo, considero importante señalar que, en mi opinión, existen dos condiciones fundamentales para abrazar una causa sin comprometer nuestros principios:
En este marco, el libro narra la historia de un hombre que entregó su vida a una causa que lo cautivó desde el primer momento. Es, por lo tanto, un relato de entrega total.
Por esta razón, anteriormente mencioné que esta biografía es una obra profundamente humana, ya que está centrada en las ideas y sentimientos del protagonista.
Al mismo tiempo, es una historia de superación personal. De alguien que, partiendo desde la miseria, y armado únicamente con la firme convicción de buscar el bien común, pudo abrirse camino exitosamente en la jungla política, manteniendo su esencia, sin doblegarse, expresando de manera franca sus pensamientos, y sin enriquecerse a costa del pueblo.
Por ende, el libro resalta valores humanos que han sido, son y serán imprescindibles en todo tiempo, lugar y situación.
Como podrá inferir el lector, yo observo la sociedad desde la perspectiva de abajo hacia arriba. Por este motivo, lamento que los municipios se vean reducidos a ser meros rehenes de un estado provincial demasiado obeso y sedentario.
Considero que la política desprovista de valores solo puede generar daño.
Es precisamente por esta razón que, desde el inicio, mi objetivo al escribir esta biografía ha sido mostrar al público el corazón de un individuo absolutamente auténtico y sencillo, cuyo legado trasciende la política y se enraíza en la esencia misma de la humanidad. Espero haberlo logrado.
Hasta aquí he hablado de valores, integridad y causas nobles, pero ¿será muy ingenuo de mi parte tratar estas cuestiones en la actualidad? ¿A quién le importan estas cosas viviendo en un país empobrecido?
Tengo la certeza de que aún somos muchos…
Vivimos en una sociedad que pone demasiado énfasis en la acumulación de bienes materiales, relegando los valores fundamentales a un segundo plano. Aunque es importante reconocer que no aplica a todos por igual, es innegable que existe una tendencia generalizada a menospreciar los principios que nos inspiran a ser mejores individuos y ciudadanos.
Es crucial aclarar que no estoy abogando por una actitud santurrona, soy un hombre común y corriente en muchos aspectos. Reconozco la importancia de asegurar nuestras necesidades básicas y prosperar en todo sentido, pero también es esencial recordar la transitoriedad de las posesiones.
Ahora bien, ¿Cuál es la importancia práctica de cultivar dichos valores fundamentales? ¿Dónde radica la conveniencia de reflejarlos y aplicarlos en el servicio público?
Y, finalmente, ¿Cómo inciden en nuestro destino?
Estas cuestiones nos llevan a reflexionar sobre la esencia misma de quienes somos y de cómo interactuamos con los demás. Es decir, ¿Qué clase de persona somos? ¿De los que mienten, o de los que dicen la verdad? ¿De los que dudan, o de los que tienen convicciones? ¿De los que son traidores, o de los que son leales? ¿De los que solamente buscan la gloria personal, o de los que procuran el bien común?
Como dije anteriormente, los bienes materiales son efímeros, en cambio, el efecto positivo de los buenos valores perdura para siempre. En la balanza de la vida, los valores pesan más que las monedas.
Cuando nuestros valores son claros, tomar decisiones se vuelve sencillo.
Cuando detrás de todo proyecto hay un conjunto de normas virtuosas, es decir, buenos principios y valores, se facilita la cooperación y el entendimiento a todo nivel. Esto permite que las relaciones sean más suaves, que todo fluya mejor, y aun los conflictos se resuelvan de la mejor manera.
En otras palabras, cultivar dichos valores nos impulsa a superarnos, y a construir relaciones donde el respeto mutuo sea la norma y no la excepción. Por ejemplo:
Dicho todo esto, sería muy bueno que interioricemos en nuestras vidas los valores que deseamos ver en el mundo. Sabiendo que el éxito se mide al final del camino, y que dicho desenlace puede acontecer en cualquier momento.
Hoy más que nunca, se requiere un firme anclaje en principios y valores eternos, que den fortaleza y dirección a cualquier proyecto que emprendamos, sea político o no.
Por lo tanto, con la cabeza en alto, mantengamos la llama encendida, con la vista fija en las cosas importantes, cada acción cuenta, cada granito de arena suma, cada día es una nueva oportunidad, todos somos necesarios, teniendo muy presente qué en cada uno de nosotros, también hay una gran historia.
En resumen, adhiero plenamente a las siguientes palabras de Gandhi: “Cuida tus hábitos, porque ellos reflejarán tus valores y definirán tu destino”.
En la noche del domingo finalizó la Fiesta Provincial del Teatro San Luis 2022. El Jurado de Selección conformado por María Nela Ferrez, Yamila Grandi y Daniel Fermani se hizo presente ante los grupos participantes y organizadores que aguardaban ansiosos los resultados, y compartieron su veredicto a través de lectura de acta.
La obra seleccionada para participar en la 36º Fiesta Nacional del Teatro resultó ser “Piel y huesos” del grupo Árnica Danza Teatro, de Merlo. Como obras suplentes quedaron, en primer término, “Quienay?” de La Oveja Negra, de Villa Mercedes; en segundo término “¡Vivan las feas!” también del grupo La Oveja Negra; y en tercer término “La tiendita nómade de Mr. Pinkerton” del grupo Umami Teatro, de El Trapiche.
El Jurado resolvió además otorgar menciones, sin orden de mérito, a saber:
Numerosos elencos llegaron a la ciudad de San Luis desde distintas localidades de la Provincia, generando un encuentro entre pares en las salas y fuera de ellas, compartiendo también actividades de formación, talleres y rondas
de debate. A lo largo de las cinco jornadas las salas se vieron colmadas de público y aplausos para los artistas. Así lo manifestó la Representante Provincial Guillermina Gómez Miró, quién además puntualizó: “la concreción de esta Fiesta posibilita seguir enriqueciendo y dinamizando la escena provincial”.
Autora: Mabel Dai Chee Chang
Intérpretes: Macarena Montivero y Laila Sanz
Técnica de sonido: Laura Veiga
Técnico de luces: Pablo Martin Dingianna
Directora: Mabel Dai Chee Chang
SINOPSIS:
Los brotes cobijados en la oscuridad del terruño, crecen y giran para impulsarse hacia el exterior
dando a luz a un espacio infinito, donde los cuerpos se rozan con las partículas de polvo que aún
no deciden a que parte de la atmosfera consagraran como escena. En el relato, dos cuerpos
salen a la superficie y la habitan, sacuden el polvo con su desnudes como si fuera la única
manera de salirse del eje y expandirse. Saben que la única “forma” que crece, es la que muta.
Desdichada, solapada en el espacio, la danza es terrena, sometida al peso de lo real, y el
empoderamiento es la única ventana hacia la libertad.
Con 22 años de trayectoria y por primera vez en San Luis, la multipremiada agrupación mendocina subirá al escenario de la Sala Hugo del Carril, este miércoles a las 21:30, en el Centro Cultural “Puente Blanco”, con el espectáculo “Dementes, la rebelión de las neuronas”. La obra cuenta con el acompañamiento del Gobierno provincial.
“La Buena Moza” es una agrupación cooperativa y autogestionada que, en los últimos años, ha superado un promedio de 60 shows anuales. Se trata de 20 artistas en escena, 15 actores cantantes, 4 percusionistas y un director que despliegan un estilo de murga uruguaya, mediante un gran espectáculo conceptual, humorístico, y colorido, premiado en diversos teatros del país.
Con música original e ironía, “Dementes” plantea una crítica social sobre temas como las tecnologías, adicciones, adultez y la masculinidad hegemónica, entre otros.
“Cuando preparamos el guión, más allá de hacer indagaciones dentro del grupo para ver los ejes temáticos, vinculados a la realidad social, hicimos capacitaciones porque considerábamos que era necesario trabajar la perspectiva de género y es una responsabilidad de todos los artistas. En esa época éramos un grupo de 100% varones y tratamos de formarnos para comprender las lógicas del patriarcado, y cómo se manejan en la sociedad esos juegos de roles y poder. Queríamos una puesta humorística, pero que al mismo tiempo trabajara la reflexión social. También fuimos indagando en temas como la niñez y la hipercomunicación”, detalló el director musical, Daniel Bernal.
La murga ha compartido escenarios con Los Auténticos Decadentes, Jaime Roos, Rubén Rada, No Te Va Gustar, Orozco-Barrientos, entre otros, y ha participado en festivales de Uruguay y Chile.
Asimismo, este lunes a las 10:30, en la Secretaría de Cultura, se realizará la presentación oficial de la Fiesta Provincial del Teatro, que durante cinco días ofrecerá 15 obras en competencia y 3 invitadas en diferentes salas de la ciudad de San Luis.
Nota: Prensa Secretaría de Cultura.
Fotos: Gentileza La Buena Moza.
Hace poco salió a la luz pública mi libro titulado “PICHANA BRITOS. Una vida peronista”. Dado que Oscar Felipe “Pichana” Britos goza de buena salud, me pareció que la mejor forma de escribir dicha semblanza biográfica era entrevistarlo, y que sea él mismo quien nos cuente sus memorias.
De modo que, al igual que su protagonista, dicha historia es verdaderamente simple y, al mismo tiempo, una obra profundamente humana. Es el relato fidedigno de un hombre que jamás ha pretendido ser más de los que es, ni menos de lo que debe ser.
¿Por qué Pichana? ¿Por qué publicar un libro sobre su vida?
Básicamente por dos razones:
El libro inicia con un prólogo redactado por el Escribano Eduardo G. Mones Ruiz, cuya larga amistad con el protagonista lo convertía en el candidato ideal para esta tarea. Expreso mi sincero agradecimiento hacia él por tan generosa contribución.
Además, la obra aborda de manera implícita la siguiente pregunta: ¿Cómo abrazar una causa política sin vender el alma?
O dicho en términos más terrenales: ¿Cómo comprometerse con una causa política sin perder la integridad moral?
El ejemplo de vida del protagonista ofrece una respuesta contundente a este dilema. Sin embargo, considero importante señalar que, en mi opinión, existen dos condiciones fundamentales para abrazar una causa sin comprometer nuestros principios:
En este marco, el libro narra la historia de un hombre que entregó su vida a una causa que lo cautivó desde el primer momento. Es, por lo tanto, un relato de entrega total.
Por esta razón, anteriormente mencioné que esta biografía es una obra profundamente humana, ya que está centrada en las ideas y sentimientos del protagonista.
Al mismo tiempo, es una historia de superación personal. De alguien que, partiendo desde la miseria, y armado únicamente con la firme convicción de buscar el bien común, pudo abrirse camino exitosamente en la jungla política, manteniendo su esencia, sin doblegarse, expresando de manera franca sus pensamientos, y sin enriquecerse a costa del pueblo.
Por ende, el libro resalta valores humanos que han sido, son y serán imprescindibles en todo tiempo, lugar y situación.
Como podrá inferir el lector, yo observo la sociedad desde la perspectiva de abajo hacia arriba. Por este motivo, lamento que los municipios se vean reducidos a ser meros rehenes de un estado provincial demasiado obeso y sedentario.
Considero que la política desprovista de valores solo puede generar daño.
Es precisamente por esta razón que, desde el inicio, mi objetivo al escribir esta biografía ha sido mostrar al público el corazón de un individuo absolutamente auténtico y sencillo, cuyo legado trasciende la política y se enraíza en la esencia misma de la humanidad. Espero haberlo logrado.
Hasta aquí he hablado de valores, integridad y causas nobles, pero ¿será muy ingenuo de mi parte tratar estas cuestiones en la actualidad? ¿A quién le importan estas cosas viviendo en un país empobrecido?
Tengo la certeza de que aún somos muchos…
Vivimos en una sociedad que pone demasiado énfasis en la acumulación de bienes materiales, relegando los valores fundamentales a un segundo plano. Aunque es importante reconocer que no aplica a todos por igual, es innegable que existe una tendencia generalizada a menospreciar los principios que nos inspiran a ser mejores individuos y ciudadanos.
Es crucial aclarar que no estoy abogando por una actitud santurrona, soy un hombre común y corriente en muchos aspectos. Reconozco la importancia de asegurar nuestras necesidades básicas y prosperar en todo sentido, pero también es esencial recordar la transitoriedad de las posesiones.
Ahora bien, ¿Cuál es la importancia práctica de cultivar dichos valores fundamentales? ¿Dónde radica la conveniencia de reflejarlos y aplicarlos en el servicio público?
Y, finalmente, ¿Cómo inciden en nuestro destino?
Estas cuestiones nos llevan a reflexionar sobre la esencia misma de quienes somos y de cómo interactuamos con los demás. Es decir, ¿Qué clase de persona somos? ¿De los que mienten, o de los que dicen la verdad? ¿De los que dudan, o de los que tienen convicciones? ¿De los que son traidores, o de los que son leales? ¿De los que solamente buscan la gloria personal, o de los que procuran el bien común?
Como dije anteriormente, los bienes materiales son efímeros, en cambio, el efecto positivo de los buenos valores perdura para siempre. En la balanza de la vida, los valores pesan más que las monedas.
Cuando nuestros valores son claros, tomar decisiones se vuelve sencillo.
Cuando detrás de todo proyecto hay un conjunto de normas virtuosas, es decir, buenos principios y valores, se facilita la cooperación y el entendimiento a todo nivel. Esto permite que las relaciones sean más suaves, que todo fluya mejor, y aun los conflictos se resuelvan de la mejor manera.
En otras palabras, cultivar dichos valores nos impulsa a superarnos, y a construir relaciones donde el respeto mutuo sea la norma y no la excepción. Por ejemplo:
Dicho todo esto, sería muy bueno que interioricemos en nuestras vidas los valores que deseamos ver en el mundo. Sabiendo que el éxito se mide al final del camino, y que dicho desenlace puede acontecer en cualquier momento.
Hoy más que nunca, se requiere un firme anclaje en principios y valores eternos, que den fortaleza y dirección a cualquier proyecto que emprendamos, sea político o no.
Por lo tanto, con la cabeza en alto, mantengamos la llama encendida, con la vista fija en las cosas importantes, cada acción cuenta, cada granito de arena suma, cada día es una nueva oportunidad, todos somos necesarios, teniendo muy presente qué en cada uno de nosotros, también hay una gran historia.
En resumen, adhiero plenamente a las siguientes palabras de Gandhi: “Cuida tus hábitos, porque ellos reflejarán tus valores y definirán tu destino”.
El domingo 3 de marzo, a partir de las 19 hs, un grupo de artistas visuales de San Luis y de Villa Mercedes inauguran la muestra colectiva Ensayo de vuelo I, con música en vivo.
La banda invitada esta vez es Viento del Lugar, de Río Cuarto, que presenta su primer disco, disponible en plataformas. La entrada es libre y gratuita.
Las tres propuestas de diseño son consideradas casi una regla general que exigen los clientes y los diseñadores ofrecemos como si se tratara de un valor agregado. Es usual en nuestro día a día, ya sea como diseñadores freelance, estudios o agencias de diseño, presentar al menos dos o tres propuestas con el fin de dar al cliente la opción de elegir «la que más le guste», o incluso para demostrarle que hemos dedicado mucho tiempo y esfuerzo en su proyecto: ¡nada más alejado de la realidad!
Muchos diseñadores conocemos la famosa anécdota de Paul Rand que cuenta las condiciones que impuso a Steve Jobs cuando este último lo contrató para diseñar la marca gráfica de NeXT, empresa que fundara luego de su salida de Apple en 1984. La versión corta de la anécdota1 es que cuando Jobs le solicitó varias propuestas, Rand le respondió: «No, yo voy a resolver tu problema, y tu me vas a pagar. No tienes que usar mi solución, pero si quieres más opciones deberías buscar otras personas. Voy a resolver tu problema de la mejor forma que sé, puedes usarla o no, eres el cliente, pero me vas a pagar».
La verdad es que si cualquier mortal que no sea tan famoso como Rand se atreviera a decirle algo así a su cliente en la primera reunión, lo más que probable es que no lo vuelvan a llamar en su vida. Pero si lo analizamos a fondo, el enfoque de Rand tiene mucho sentido. La perspectiva que plantea que presentar varias propuestas es mejor, es en realidad un mito por varias razones:
¿Cuántas veces nos ha sucedido que al preparar varias propuestas, terminamos dedicando más tiempo a una respecto de las otras? ¿Y que esa propuesta a la que dedicamos más tiempo, que generalmente consideramos la más adecuada para el caso, termina siendo descartada por el cliente, que se queda con una que nos parece la más floja? Si queremos realmente aportar la mejor solución a nuestro cliente, ¿deberíamos dejar que elija la opción menos viable? Al presentarle varias propuestas para un mismo proyecto en realidad estamos degradando nuestra profesión. En la gran mayoría de los casos, el diseñador no solo tiene la necesidad, sino la responsabilidad de explicar al cliente por qué una solución es mejor que otra, para su caso particular. Presentar varias propuestas incluye un mensaje muy negativo y falso: que no sabemos cuál es la mejor solución. El diseño no se trata de gustos.
Es mejor dedicar el tiempo presupuestado en perfeccionar un proyecto de diseño, que dividir las mismas horas en tres posibles soluciones que quedarán a resueltas medias. Por supuesto que en las etapas iniciales aparecerán varias posibles vertientes por las cuales decantarse, pero es allí donde la experiencia nos debe guiar para elegir la que consideramos mejor.
Como sabemos, el diseño no es inspiración divina, debe haber un proceso previo de investigación que será el que dicte muchas de las decisiones formales que tomemos. Dentro de esa investigación, una de las tareas más importantes es conocer a nuestro cliente: qué necesita, por qué, qué le motiva. No olvidemos que debemos actuar como intérpretes de nuestro cliente, que generalmente sabe exactamente lo que quiere, aunque no siempre sabe cómo explicarlo o plasmarlo: para eso estamos. Conocer al cliente nos garantiza casi un 100% de efectividad en nuestras presentaciones, porque logramos que el diseño cumpla sus objetivos y además conecte con la esencia del cliente.
Gran parte del proceso de diseño es prueba y error. Muchas veces no sabemos realmente cómo se comportará un producto diseñado hasta que lo ponemos a prueba, y esta es una etapa que muchas veces se omite. Debemos poner a prueba aspectos técnicos y funcionales de nuestros trabajos antes de su interacción con un usuario real. Si probamos algunas de las múltiples herramientas que existen, y estamos dispuestos a hacer los cambios que sean necesarios, tendremos un productos blindado contra casi cualquier objeción: mapas de calor, pruebas A/B virtuales y reales, y la artesanal pero siempre útil prueba de observación con amigos, nos darán bases para sustentar el porqué de nuestras decisiones de diseño. Por otro lado, debemos construir sobre lo construido, leer y aplicar los conocimientos acumulados de la profesión, lo cual servirá para dar cimientos sólidos a nuestras propuestas.
Si el recurso del que estamos hablando no es solamente nuestro tiempo, sino el de varias personas de un estudio o agencia, trabajar en varias propuestas por separado es un desgaste aún más innecesario. Muchas veces en las agencias piden a tres diseñadores, o incluso a tres duplas (creativo y diseñador) trabajar en diferentes opciones sobre un mismo problema. En un caso de la vida real, una reconocida agencia colombiana2 solicitó a cinco diseñadores, trabajar cada uno en tres propuestas para un signo identificador en un día. En total: ¡15 propuestas! Tal vez se trataba de un cliente difícil y querían jugar a lo seguro: que elija por lo menos una opción, o tal vez les sobraban recursos, o sencillamente no les importaba entregar un trabajo mediocre a su cliente. De esos ejercicios no puede salir nada bueno, pues implica poner a competir a un equipo de trabajo, en lugar de colaborar en equipo, perjudicando el ambiente creativo y laboral.
Como todo en la vida, es mejor dejar las cosas claras desde el inicio. El cliente debe saber qué esperar, por eso debemos informarle de antemano nuestra metodología de trabajo para evitar problemas en el futuro. Los diseñadores deberíamos enfocarnos en la calidad y no en la cantidad. Si realmente entendemos a nuestro cliente y sus necesidades, y somos capaces de producir una solución eficaz y adecuada al caso, esa única solución será más que suficiente.
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