Guarda silencio ante el Señor, y espera en él con paciencia; no te irrites ante el éxito de otros, de los que maquinan planes malvados, confía en Dios, al contrario del hombre EL sabe muy bien que tiene para vos —afirma el Señor —, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darte un futuro y una esperanza.
Hacia las montañas levanta tus ojos, ¿De dónde ha de venir tu auxilio? tu ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra. No te angusties por nada, y en cualquier circunstancia, recurre a la oración y a la súplica, acompañada de acción de gracias. Presenta tus peticiones a Dios y entonces la paz de Dios, que supera todo lo que puedes pensar, tomará bajo su cuidado tu corazón y tus pensamientos en Cristo Jesús.
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