Cuando Dora Maar conoció a Pablo Picasso en 1935, él era ya un artista de talla mundial pero ella también era famosa en Francia por su trabajo fotográfico.
Maar (cuyo nombre real era Henriette Théodora Markovitch) era la fotógrafa de una película filmada en los estudios Billancourt, a las afueras de París cuando le presentaron a Picasso, 26 años mayor que ella y ya un artista mundialmente famoso.
Ella se convirtió en su amante y, según algunos, en la más influyente de sus musas. Durante los siguientes ocho años fueron parte el uno de la vida del otro, aunque Picasso continuó su relación con Marie-Thérèse Walter.
A lo largo de los años, hubo muchas mujeres en la vida de Picasso y, sin duda, ella fue una de las que más le importó.
Es poco lo que incluso los amantes del arte saben sobre Maar, quien murió en 1997 a los 90 años.
Y es que a pesar de ser una gran artista, Maar es más conocida por su relación romántica con Pablo Picasso. Ahora una exposición de su trabajo en Londres trata de sacarla de la sombra del pintor español.
Como fotógrafa y pintora por derecho propio, ¿merece salir de su sombra ahora? ¿O podría exagerarse ahora lo que logró, para compensar décadas de abandono?
La profesora Mary Ann Caws escribió un libro sobre Maar hace 20 años, antes de que su reputación reviviera, y considera que la artista tuvo un "talento notable".
"Gran parte de sus primeros trabajos en Francia fueron fotografías de moda, pero es diferente a la fotografía de moda de cualquier otra persona... sus mejores imágenes son muy dramáticas", afirma Caws.
"Las yuxtaposiciones son a menudo peculiares y también lo es la forma en que usaba la luz y la oscuridad. Tan pronto como conozcas aunque solo sea una muestra de lo que hizo Dora Maar, siempre reconocerás su trabajo: las imágenes te hablarán".
"Algunas de sus fotos pueden ser sombrías y generar un sentimiento de fatalidad, mientras que otras pueden ser bastante divertidas. Pero las imágenes de moda fueron solo una parte del trabajo de Dora Maar. Fue a Barcelona y tomó fotos de personas hambrientas en circunstancias desesperadas. Gran parte de ese trabajo ha sido ignorado porque la gente la ve en el contexto de Picasso".
Emma Lewis, cocuradora de la exhibición en la Tate Modern -que contiene más de 250 imágenes fotográficas-, cuenta que ha llegado a admirar el "glamour oscuro" del trabajo de Maar, pero agrega que "también hay un elemento lúdico, un ingenio subversivo real".
Maar también fotografió a algunos de los 30.000 habitantes de "la Zone", un barrio marginal alrededor de París. La exposición de la Tate Modern tiene ejemplos sorprendentes de todos estos elementos de la parte inicial de su carrera.
Lewis dice que la década de 1930, en el apogeo de las revistas ilustradas semanales y mensuales, "le proporcionó a Dora un medio de ganarse la vida".
"Le permitió jugar con imágenes vanguardistas y experimentales. Estaba involucrada con el surrealismo, pero creo que era muy difícil para una mujer ser parte de ese grupo de artistas".
"El trabajo comercial de Dora Maar apareció en las grandes revistas francesas de la época, como Rester Jeune. También circulaba en varias revistas de arte y eróticas".
"En general, la fotografía documental se veía en exposiciones y no en forma impresa. Pero ella se situaba políticamente a la izquierda y en la Gran Depresión su trabajo documental sobre la difícil situación de los pobres era importante para ella: tenía vínculos con la radical Asociación de escritores y artistas revolucionarios".
La exposición difícilmente podría ignorar la conexión con Picasso. Pero pone esa parte de la vida de Maar en contexto.
Como fotógrafa lo grabó trabajando probablemente en su pintura más conocida: "Guernica" (1937). Los visitantes de la Tate pueden ver algunas de las obras de Picasso influenciadas por Maar en los años que estuvieron juntos, incluida la conocida "La mujer que llora" (también de 1937).
Algunos describen este cuadro como un retrato de Maar, pero ella siempre insistió en que nunca había modelado para Picasso para ningún cuadro, aunque reconoció que él usó elementos de su apariencia.
La profesora Caws dice que Maar fue la más intelectual de las musas de Picasso.
"Hablaba español, lo que significaba que podían tener conversaciones reales sobre los eventos convulsivos de la década de los 30. Era hermosa, pero creo que Picasso se sintió atraído por la dramática chispa que tenía".
Su relación apasionada se desvaneció alrededor de 1942 y Maar se dirigió al sur para vivir en Menérbes, en la Provenza francesa. Entonces, ¿había aceptado Maar que ninguna mujer poseería a Picasso?
"No creo que ella fuera una mujer que aceptara nada con resignación", dice Caws.
"Cuando todo terminó, gritaba y estaba furiosa. Pero cuando se estableció en el sur, desarrolló sus propias habilidades como pintora, algo que solía ser ignorado cuando la gente escribía sobre ella. Esas pinturas pueden ser bastante destacadas, pero sus mejores fotografías son increíbles".
"Así que no necesitamos sacar a Pablo Picasso de su vida. Ella tiene cosas que decirnos con él o sin él".
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