A la fecha, los argentinos comenzamos a preguntarnos quién o qué gobierna a la argentina de hoy. ¿Las emociones? ¿La locura? ¿El odio? ¿El País que queremos? Azorados y desconcertados, con incertidumbre y gran angustia colectiva, observamos a un Gobierno que busca la suma del poder público –prohibido por la Constitución- con un Proyecto de Ley que genera un quiebre Institucional grave. ¿Con qué objetivo?
¿Es posible? Absolutamente. Es el problema y el desafío. Y hay que poner una fe inquebrantable; la confianza de que la solidaridad existe y es posible, pero que hoy, se hace imperioso llevarla a la lucha, despertándonos a la situación del Otro, que sufre el atentado a su salud, a su comida, a su salario, a su trabajo y a sus derechos; único camino que nos llevará a tomar conciencia de la responsabilidad que nos toca.
Hace unos días que dan vueltas algunos pensamientos que parecen estar fuera de contexto pero que, al final de cuentas, no resultan mejor contextualizados. Cuando éramos niños/as o adolescentes, probablemente alguna vez nos hayamos rebelado para ir a la escuela; lo que, quizá y a la postre, resultaba una suerte de ir en contra del sistema: pelo corto o recogido y cosas por el estilo.
Utopía, no es lo irrealizable. Tampoco un objetivo en el lejano horizonte, ni siquiera un sueño. Es un Proyecto construido por una Comunidad dispuesta a conseguirlo. Utopía fue la propuesta –no menos real- de Platón, con la República; la Ciudad de Dios, de San Agustín; la Sociedad Justa, de Tomás Moro. ¿Por qué no pensar una ciudad con un gobierno distinto? ¿En el sentido de que sean los mismos vecinos quienes elijan por democracia directa en cada barrio –con participación absolutamente de todos- a sus propios gobernantes y luego de entre ellos a los responsables del gobierno municipal? Luego, institucionalizar esa elección con un organismo político similar pero distinto al de los Partidos Políticos tradicionales, para respetar el sistema representativo exigido por la Carta Orgánica Municipal, que luego hay que reformar. Un organismo político que se disuelva una vez elegidos los gobernantes.
Vienen por ustedes, dijo Cristina Fernández en referencia a los derechos adquiridos por los más desposeídos. Vienen a disciplinar, y cuentan para ello con un entramado mediático monopólico y con el poder judicial. Esa es la «anomalía» que interpela a los trabajadores y a un eventual futuro gobierno que quiera ser del pueblo y de los trabajadores.
Se trata de La Universidad Nacional de Río Cuarto y la “primavera democrática” (1973/74)
En el marco de la colección “40/50”, que conmemora el medio siglo de vida de la Universidad Nacional de Río Cuarto, UNIRío, la editorial universitaria de esa casa de estudios, acaba de publicar un nuevo libro de Hugo Perez Navarro, profesor de nuestro Instituto de Formación Docente Continua desde hace 15 años y vecino de Villa Mercedes desde hace una década. En el IFDC-VM enseña Introducción a la Tecnología y Ciencia, Tecnología, Naturaleza y Sociedad y actualmente se desempeña como docente en la Escuela de Formación y Capacitación Política Sinibaldo Franco, en la órbita del PJ departamental.
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