Sábado, 28 Septiembre 2024

Las dificultades económicas del país y las condiciones cada vez más restrictivas para acceder a créditos o subsidios estatales están poniendo en riesgo una forma de producción cinematográfica que venía desarrollándose con buenos resultados desde hace años. Frente a una situación cada vez más complicada, los cineastas empiezan a pensar alternativas para llevar adelante sus proyectos. “No hay que perder de vista que la Argentina tiene, a pesar de todas las crisis, un valor cultural que se ve reflejado en la cantidad de actores y de gente que a pesar de todo hace cosas”, dice la actriz y cineasta María Alché, quien acaba de competir en el Festival de Locarno con su ópera prima, Familia sumergida. La protagonista de La niña santa, de Lucrecia Martel, que ya había competido en el certamen suizo en 2015 con su corto Gulliver, piensa que “en Buenos Aires hay cientos de actores que hacen obras de teatro a pesar de todo. Una de las claves en estos tiempos es que el cine se una a esas fuerzas y tome ese capital humano, esas poéticas y esa necesidad de expresarse a pesar de todo. Hay que pensar colectiva y creativamente. Debemos unirnos para que no nos arrastren las dificultades”. 

Para el productor Nicolás Batlle (Hacerme feriante, El patrón) “la cantidad de producciones no bajará, por más que el Incaa no apoye. Esto lo digo con alegría, porque veo que mis alumnos van a filmar igual. No los para nadie. Puede haber crisis de espectadores y financiamiento, pero con la tradición y el nivel de formación que tenemos es imposible que el cine argentino se frene, hagan lo que hagan”. Sin embargo, Batlle está preocupado por “el achicamiento de los días de rodaje de una película, porque indefectiblemente afecta a la calidad. Se estaría pauperizando la producción. Desde el cine independiente debemos recurrir al financiamiento externo a través de coproducciones y fondos internacionales. Hoy una película cien por cien nacional es inviable”.

Fuente: Pagina 12.

Publicado el Domingo, 12 Agosto 2018 13:29 Escrito por

Un relevamiento de la UIA destaca que cayeron 2.436 empleos por mes, desde abril de 2015 al mismo mes de este año.

La Unión Industrial Argentina (UIA) se refirió a la crisis que afronta el sector fabril desde hace años y aseguró que se perdieron 71.200 puestos de trabajo en la industria, a razón de 2.436 empleos por mes, desde abril de 2015.

Así lo indica un informe de la entidad empresarial, al que accedió el portal Letra P. El relevamiento refleja que existieron períodos con fuertes pérdidas laborales. En mayo de 2016, se perdieron 5603; en noviembre de ese año, 5.504 y enero del mismo período, más de 5.422.

Los datos muestran que la industria presentaba inconvenientes durante el gobierno deCristina Fernández y empeoró de forma notable con la gestión de Mauricio Macri.

Según explicaron, hay rubros como Alimentación y Laboratorios que están cayendo en actividad a un ritmo de entre 7 y 8%, siendo dos rubros que son puntales en los indicadores generales de actividad.

Si se observa por sectores, los que que más perdieron fueron los siguientes: Productos de Petróleo, un 24,6%; Maquinaria de Oficina, 16%; Cuero y Calzado, 14,8%; 8,1% en Confecciones, 5,4% en Edición, 5,2% en Reciclado de Desechos, 1,9% en Productos Químicos y 0,3% en Alimentación.

Todos estos datos desagregados miden solo hasta 2017. Resta saber el impacto sectorial en el año más duro para las fábricas, 2018, destacó Letra P.

Publicado el Jueves, 05 Julio 2018 19:31 Escrito por

Según el Indec, en el primer trimestre del año, más de 8,3 millones de personas tuvieron ingresos mensuales de entre 15 mil y 16.200 pesos, mientras la Canasta Básica Total tenía en marzo pasado un costo de 17.867 pesos, es decir, que para no ser pobre se necesitaban 18 mil pesos mensuales.

El Presidente Mauricio Macri repite una y otra vez que “lo peor ya pasó”, pero los datos oficiales parecen contradecirlo. La economía argentina se encuentra atravesada desde el 25 de abril por una corrida cambiaria imparable, que se suma a la inflación intensa de unos años a esta parte y la notable caída de la actividad. En este contexto se dio a conocer que el 60% de la clase trabajadora es pobre.

Según el Indec, en el primer trimestre del año, más de 8,3 millones de personas tuvieron ingresos mensuales de entre 15 mil y 16.200 pesos, mientras la Canasta Básica Total tenía en marzo pasado un costo de 17.867 pesos, es decir, que para no ser pobre se necesitaban 18 mil pesos mensuales.

Una vez llegado el otoño la situación empeoró aún más debido a los tarifazos de la luz, el agua, el transporte y el gas. A ellos se agregó, la corrida cambiaria, mencionada con anterioridad.

En este marco, la CGT realizó el último 25 de junio un paro general, el tercero en la era Macri y quizás el más importante de los últimos 10 años por su masividad en la protesta y el discurso convocante.

Desde el oficialismo primero se intentó deslegitimar la medida apelando a los millonarios recursos que se perderían por la inactividad impuesta por los gremialistas, reconociendo que son los trabajadores que con su labor generan las riquezas del país, no la especulación financiera.

La estrategia oficial no lograba calar en la opinión, a pesar del esfuerzo que realizaba un conjunto de trolls viralizando en las redes cifras y cuadros. Pero en horas de la tarde, el sindicalista ferroviario Rubén Pollo Sobrero declaró “tenemos que luchar hasta que caiga el gobierno de Macri”. Pidió disculpas luego, pero le ofreció la herramienta justa que necesitaba Casa Rosada para bajarle el precio al paro general. “Son destituyentes”, “quieren terminar con un gobierno elegido democráticamente” comenzó a sonar.

El sindicalismo no se afilió al “Club del Helicóptero”, no está en sus intenciones terminar con el gobierno, es más, hasta se podría afirmar que ha sido el soporte institucional de Cambiemos durante dos años. La realidad es que el gobierno en materia económica no le encuentra el agujero al mate como se dice en el campo. Y a pesar de haber apelado a decisiones salomónicas el modelo macrista no muestra resultados que generen entusiasmo.

Fuimos a pedirle un préstamo al Fondo Monetario Internacional para que no pase. Fue desplazado Sturzenegger del Banco Central y asumió Luis Caputo para que no pase. Pusieron la tasa de interés por encima del 40% para que no pase. Se venden permanentemente reservas para que no pase. Y así todo pasó: El dólar está en 30 pesos.

No existe en el mundo ningún otro país que haya devaluado su moneda en un 50% en sólo dos meses. Aún resta por conocerse las implicancias que generará el traslado a precios de la corrida, pero la realidad es que el poder adquisitivo de los trabajadores se verá fuertemente sacudido, nuevamente, y ahora se desea que no llegue el famoso segundo semestre.

Publicado el Jueves, 05 Julio 2018 19:29 Escrito por

El gremio liderado por Ricardo Pignanelli denunció que “el Estado decidió dejar en manos del mercado los designios de esta industria”.

El Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor de la República Argentina, conducido por Ricardo Pignanelli, emitió un duro texto criticando los efectos de las medidas económicas del Gobierno de Mauricio Macri en la industria automotriz.  La organización sindical señaló que este año se venderán entre 850 y 900.000 unidades, sin embargo “el 75 u 80 por ciento de esos vehículos son importados y las pretendidas y anunciadas millonarias inversiones de las terminales se postergaron hasta 2021”.

Asimismo, puntualizaron sobre “la liberación de importaciones, el incumplimiento del intercambio comercial automotriz con Brasil (Flex), que impone que por cada dólar exportado se importe uno y medio, sin penalidades económicas a las empresas que lo incumplen, y una política monetaria con intereses desorbitantes y mercado cambiario liberado, jaquea a la carrocera Metalpar, que podría cerrar su planta”.

En este contexto, los trabajadores de la industria automotriz advirtieron que las empresas “Faurecia, Brembo, Deutz, Fran, Honda y Yamaha plantean suspensiones y despidos al no poder competir con la importación. Mercedez Benz, General Motors y Ford a partir de la reducción de la producción. No es posible el diálogo con quien no sabe escuchar. Estos problemas fueron denunciados ante Trabajo, Industria, Transporte y Comercio. El gremio siempre fue bien recibido y escuchado, pero nunca comprendido. El caso más emblemático de esa situación lo protagoniza la compañía Metalpar”. 

Finalmente, detallaron: “Luego de diez reuniones, el Estado decidió dejar en manos del mercado los designios de esta industria. Sin su intervención en el control de las importaciones, sin la protección a la manufactura nacional, sin respeto a la Ley de Autopartes y a los acuerdos comerciales, la industria automotriz está en peligro y el futuro de los mecánicos es incierto”. 

Publicado el Martes, 19 Junio 2018 17:05 Escrito por
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Calle Angosta | Periódico Digital. Publicación digital con artículos de interés en diversas temáticas, con selección de textos, imágenes, audios y vídeos.

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