¿Es posible? Absolutamente. Es el problema y el desafío. Y hay que poner una fe inquebrantable; la confianza de que la solidaridad existe y es posible, pero que hoy, se hace imperioso llevarla a la lucha, despertándonos a la situación del Otro, que sufre el atentado a su salud, a su comida, a su salario, a su trabajo y a sus derechos; único camino que nos llevará a tomar conciencia de la responsabilidad que nos toca.