Martes, 26 Noviembre 2024

Milei, el león indomable

Publicado el Lunes, 18 Marzo 2024 13:39 Escrito por

A casi 100 días de la administración Milei, el presidente no ha hecho más que demostrar su poco apego a la institucionalidad. Su rechazo explícito a las instituciones democráticas.

Esto fue visible desde su asunción, cuando en su primer discurso como presidente habló de espaldas al Congreso. Luego no ha hecho más que denostar al Congreso, llamándolo “nido de ratas”, insultar a los legisladores sean del espacio que sean, cuando estos lo contradicen o no le aprueban o cuestionan sus iniciativas. También ha denostado el federalismo, lo cual ha quedado visible en su pelea con los gobernadores.

Sobre los dichos del Estado, del cual él es presidente y no sólo que se postuló para ser presidente de ese Estado, lo llama “organización criminal”. En referencia a la democracia, ha repetido hasta el cansancio que los problemas para Argentina empezaron desde la Ley Sáenz Peña, inicio de la democratización en el país. Señalando de manera clara y explícita que, el problema es la democracia.

En referencia a los políticos, desde su campaña y actualmente se refiere a ellos, como “casta” de manera despectiva. Casta que él mismo ha incluido en su gestión para puestos estratégicos, como Caputo, Ministro de Economía, Sturzenegger, que no es funcionario, pero es el ideólogo de su Ley Bases, su DNU y de la mayoría de sus iniciativas, a Guillermo Francos, como Ministro del Interior, a Patricia Bullrich, como Ministra de Seguridad.

Es decir, todos han sido parte de gobiernos anteriores, unos vienen desde el menemismo, otros del macrismo. Aclarando que en un momento llamó a Macri, como el peor presidente de la historia argentina, y después terminó aliado, con una alianza en continúa tensión, pero aliados al fin.

Ni hablar de las cosas que se dijeron con Patricia Bullrich, hoy ella muestra una total fidelidad y lealtad hacia él y sus políticas, después de haber dicho que, “las ideas de Milei, eran peligrosas”.

En fin, un presidente que reniega de los políticos, de la democracia, de sus instituciones, del Estado y de todo lo público. Que a su vez reivindica a Alberdi y a la Constitución, de una manera extraña. Porque nuestra Constitución declara ser que, es “republicana, representativa y federal”, es decir, promueve la división de poderes, el respeto a las instituciones democráticas y declara ser federal. Es decir, dota a las provincias que conforman el Estado Nacional, de autonomía política, algo que claramente él, se niega a reconocer.

Lo hemos podido ver a lo largo de estos casi 100 días de gestión, en las distintas disputas que ha tenido con algunos gobernadores, tratándolos de traidores cuando no apoyan sus iniciativas, amenazándolos de diversas maneras, quitándoles arbitrariamente recursos que eran destinados por ley a las provincias.

Este es mapa de los 100 días de gestión de este presidente indomable, sin logros económicos, porque la pobreza está en clara avanzada, sin escalas y la economía de las clases medias está cada vez peor.

Un presidente preocupado por la macroeconomía, pero que se olvida que, si la microeconomía no funciona, el lograr tener valores macro positivos no le garantiza a su pueblo y principalmente a sus votantes que estarán mejor, que disminuirá la pobreza y las desigualdades. No le garantiza tampoco que vamos camino a ser un país productivo y esto último menos, porque ni siquiera tiene o ha presentado un plan productivo.

Lo único hasta el momento visible y que ha resultado fiel a sus promesas de campaña, es el ajuste. Un ajuste que no hace más que repetir que lo paga la casta, que la gente se creyó que era la casta política, porque fue su promesa de campaña y lo menciona en sus discursos. Pero que, ya ahora es un hecho fáctico que la casta no eran los políticos, sino que éramos todos nosotros. Si, también sus votantes, a los que llama argentinos de bien, porque el resto somos los argentinos del mal, pero resulta ser que a ellos también les llega el brutal ajuste.

Lo cierto es que hoy a la política argentina se le presentan tres posibles escenarios, dadas las características de este presidente y teniendo presente lo detallado más arriba.

Primero hay que tener en cuenta que, este presidente indomable, que aparenta ser muy fuerte, que lanza sus gruñidos y garrazos de león por las redes sociales o en las “entrevistas” que le hacen sus amigos periodistas, si se pueden llamar entrevistas. Porque vemos que no se le cuestiona nada, solo habla él. Pero lo cierto es que no es más que un presidente débil, un presidente en minoría. Recordemos que, de hecho, gana en segunda vuelta.

Los países presidencialistas que tienen sistema de segunda vuelta, debido a que poseen un sistema de partidos atomizado, es decir, muchos partidos, donde ninguno de los candidatos logra llegar al 50 % en primera vuelta y por eso van a segunda vuelta (ballotage). Pero es acá cuando se les presentan dos inconvenientes, a estos presidentes. El primero que ganan con mayorías fabricadas o artificiales, como se las llama en la Ciencia Política. Debido a que estas mayorías, son el producto de una necesidad de reforzar la legitimidad de los presidentes. Entonces los votos se conforman de una dinámica negativa “gana el menos peor”.

El segundo inconveniente, y gran problema para estos presidentes electos con sistema de segunda vuelta, es que la primera vuelta coincide con la de diputados y/o senadores. El problema está en que estos presidentes que aparentan ser fuertes, tienen, por un lado, votos que no son totalmente suyos y por el otro, conviven con congresos igual de legítimos, elegidos también por el voto popular, pero que estos, no controlan.

Aquí empieza el nudo de este gran problema, esta legitimidad dividida genera tres posibles escenarios para el presiente. Uno puede ser de, “acuerdo”, en el cual el presiente construye alianzas con la oposición. El segundo puede ser de, parálisis, se pelea con el Congreso y no logra que le aprueben sus iniciativas o el tercero, que incite a que termine produciéndose una situación de, inestabilidad, al optar por el enfrentamiento sin más con el Congreso, corriendo el riesgo de ser destituido por este.

En el caso argentino, hoy podemos pensar que estos tres escenarios podrían ser una posibilidad latente, principalmente los dos primeros. Me refiero a que, si el presidente en clara minoría en ambas cámaras, como lo es Milei, no opta en el corto plazo por el diálogo con la oposición, sino teje consensos con los gobernadores y que estos a su vez puedan mediante estos consensos, consensuar con sus legisladores nacionales que representan a sus provincias, a fin de lograr mediante el diálogo y el consenso un acuerdo con el presidente. Para lograr que sus iniciativas se aprueben, siempre teniendo en cuenta la necesidad del debate de estas iniciativas, dentro de los márgenes y con las herramientas democráticas. Sino la otra posibilidad es que, decida confrontar directamente con la oposición.

Por lo tanto, puede ser que, de acuerdo a las opciones que elija, nos encontremos frente al primer escenario, el acuerdo o frente al segundo escenario, la parálisis. El tercero dependerá mucho de cuál de los dos escenarios previos prevalezca.

Como dice un colega, hasta el momento, esta es una noticia en desarrollo. Veremos si este león indomable termina siendo un león domado por las instituciones democráticas

 

 

 

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Claudia Lobato

Politóloga - Licenciada en Ciencias Políticas

UNTREF - ULP

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