Sujetarse, por causa del señor a toda institución humana, ya sea al presidente, como a la autoridad. Los gobernadores, presidentes y toda autoridad son servidores de Dios, dedicados precisamente para eso, para gobernar para el bien del hombre.

Dios pide en su palabra y nos exhorta ante todo que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres, por los presidentes y por todos los que están en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Señor. Dios nos dice “sujétense a los gobernantes y a las autoridades sean obediente”, “no hagan lo malo, teman a Dios, porque no en vano lleva la espada, pues ministro es de Dios, un vengador que castiga al que practica lo malo”.

Y ustedes, autoridades, deben hacer con ellos lo mismo (sean amables y considerados), dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y de ustedes está en los cielos, y que para ÉL no hay acepción de personas.

Ante todo lo dicho debemos tener muy claro de nunca olvidarnos de dar a Dios lo que es de Dios y no se amolden al mundo actual, sean transformados mediante la renovación de la mente y comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. Y si EL lo dice, Así es.