Hoy les cuento al menos una... ocurrió en los mediados de los años 90. Esta anecdota tuvo como protagonistas a dos conocidos folkloristas
Se vaaaa la primera ....
Esa noche de diciembre coincidían en la misma noche Zamba Quipildor y don Horacio Guarany. Guarany siempre tuvo fama de tener un caracter, una personalidad bastante complicadas y lo pude comprobar varias veces en la trastienda de Cosquín donde también hizo de las suyas.
Según la organización cantaba Quipildor y seguidamente Guarany.
Ese año yo integraba la comisión y me correspondió colaborar en la coordinación en el escenario, por lo tanto fui testigo directo . Promediaba la actuación del salteño, cuando llega don Guarany desde camarines exigiendo que apuraran el final de su colega por que ya estaba en hora para su presentación en el escenario Alfonso y Zavala. Es sobradamente sabido que resulta imposible en la práctica, cumplir a rajatablas los horarios pautados.
Es necesario decir que estrenábamos el telón que hoy se utiliza y resulta de muchísima utilidad, ya que dividía el escenario en dos, lo que permitía que mientras actuaba un artista, en la parte de atrás se pudiera ir armando la técnica para otro. El tono y los improperios de Guarany fueron subiendo de tono y no habia forma de tranquilizarlo de manera alguna.
Volviendo a los protagonistas estelares de este relato les cuento que el autor de Piel morena y tantas otras exitosas piezas de nuestro folklore, de repente se avalanza sobre la parte trasera del telón y empieza a gritarle a Zamba Quipildor que ya dejara de cantar una buena vez y le decia que el público lo había venido a ver a él.
El tono y los improperios de Guarany fueron subiendo de tono y no habia forma de tranquilizarlo de manera alguna.
Finalmente, don Quipildor termina su faena en el escenario, saluda, se despide y sale eyectado para encontrar a Horacio Guarany y reprocharle vehementemente su comportamiento.
Entre varios logramos impedir que las cosas llegaran a la violencia fisica, porque Quipildor, hombre de buen porte si los hay, estaba verdaderamente enfurecido y decidido a vengar el mal trago vivido.
Esta es solo una de las tantas anécdotas de Calle Angosta que tengo para contarle y edición especial sobre la fiesta de todos es la oportunidad!! Viva lo nuestro, viva Villa Mercedes, la del encanto!!