Originalmente, la superficie de la Cuenca El Morro era de uso agrícola y ganadero. Con el correr del tiempo, estas características se vieron alteradas. “El aumento de las precipitaciones, la deforestación y las prácticas agrícolas inadecuadas, modificaron la retención hídrica de los suelos impidiendo a la vegetación nativa absorber grandes cantidades de agua”, explicó el técnico responsable de la forestación, Agustín Pitavino.
El ecosistema se modificó, por eso resultaba complejo forestar estas tierras con especies nativas. Por ello, el desafío del Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción fue pensar estrategias ambientales que signifiquen un equilibrio entre el progreso y el cuidado ambiental, para mantener la flora y la fauna típica de la provincia.
Para afrontar este fenómeno, se eligieron algunas especies exóticas como sauce y álamo. “La forestación con estos ejemplares permite controlar la formación de médanos, estancamiento de agua y los cauces de nuevos ríos. Estas especies no presentan longevidad, por lo que permanecerán algunos años, hasta que el suelo vuelva a sus condiciones normales. Luego, se quitarán y se volverá a forestar con especies nativas”, explicó Pitavino.
Estas plantas fueron colocadas en la denominada Cuenca Media. “Esa franja territorial necesita especies como éstas, que demanden absorción de agua y, a su vez, que sus raíces puedan proliferar hacia las costas del río”, detalló el especialista.
Estas acciones, contempladas en la Ley de Emergencia Pública Ambiental, tienen como objetivo detener el deterioro y degradación de la tierra y, además, busca el compromiso de los productores agropecuarios de la zona, para que diseñen planes de manejo y forestación, garantizando las buenas prácticas agrícolas y la plantación de, al menos, el 5 % del total de su establecimiento.