conformación del escenario político nacional: Adonde está el peronismo? Y cuando me refiero a lo nacional quiero decir en todo y cada uno de los pueblos de esta querida patria. 

Lo que no se puede negar, es qué a pesar de sus contradicción e internas, el peronismo continúa siendo el partido político más importante de la sociedad argentina. Y contrariamente a los que siempre se presupone, no parece estar desapareciendo. Más bien todo lo contrario. La centralidad de lo que sucede en su organización es innegable. Sobre todo, si se tiene en cuenta que el combustible que mantiene vivo al peronismo, no es precisamente su dogmática ni su historia. Mucho menos sus dirigentes.

Lo que lo mantiene vivo es precisamente aquello que los sostuvo y preparó siempre el terreno para su regreso: El antiperonismo.

Allá por comienzos de los años 70, una población cansada de malos gobiernos apoyó masivamente al proscripto peronismo. Hasta los que sostuvieron dictaduras durante 18 años terminaron pidiendo a gritos el regreso del general. Ya en los años 2000 luego de la pizza y el champán menemista y la tortuga radical, nuevamente la sociedad volvió a confiar en el peronismo, que ya se había transformado en otra cosa. Ni buena ni mala. Otra cosa.

Nuevamente el “fenómeno” político sucedía: se hacía lo que se tenía que hacer.

Más acá en el tiempo, la desgracia macrista volvió a ladear la balanza: otro peronismo, mas moderado, llega a la casa rosada. En la complejidad del escenario actual el único partido político que parece resistir la avanzada libertaria es el peronismo, más allá de las discusiones por los sellos o por teorías agobiantes que no le interesan a nadie. Con o sin los dirigentes que se dicen peronistas, pero no hacen política, sino que obedecen a los encuestadores y   a periodistas “ensobrados”, el peronismo va a encauzar su historia.

 ¿Cuál será entonces la respuesta ante un proyecto político que viene a poner el ultimo clavo al ataúd del peronismo?

Empezamos diciendo que lo que mantiene vivo a este modelo político es precisamente lo que lo combate. El gorilismo y el antiperonismo. A tener paciencia entonces, los reacomodamientos políticos, ideológicos y operativos son inherentes a la madurez de las fuerzas políticas protagonistas de la historia del país, no simples mediocres experimentos como el que estamos viviendo en estos momentos en nuestra querida Argentina.