El mensaje pronunciado por Javier Milei, a un año de mandato como presidente de la república parece más de lo mismo, datos de dudosa legitimidad y una promesa de continuar aplicando la nefasta «motosierra».
Si bien cuenta con amplio apoyo en la comunidad, esto no implica que no podamos poner en alto nuestra voz discordante. El que suscribe no puede menos que demostrar sus diferencias con quienes aún apoyan este modelo económico, que no es más que la continuidad de políticas económicas aplicadas con anterioridad y cuyos resultados ya conocemos.
Desde la dictadura militar y la política económica implantada allí, no vemos nada nuevo bajo el sol. Liberalización de los precios, privatizaciones, relaciones carnales con los Estados Unidos y un aumento de la desocupación. Todos estos items con este gobierno, no han hecho más que consolidarse.
Las políticas tendientes a facilitar la especulación financiera y achicar el estado ya son conocidas. Nada nuevo bajo el sol. Seguramente esta vez, la política parece haber encontrado un germen novedoso: el odio. Ya sea al peronismo, a los planeros o a algún político en particular, este odio es suficiente para justificar la adhesión al gobierno con menos calidad institucional que se tenga recuerdo. Una vez más la clase apolítica argentina, producto de su ignorancia, sumerge a sus compatriotas en la misera total.
Conmigo no, Milei. Yo ví Ezeiza lleno de jóvenes en marzo del 2002 abandonando su patria y no quiero lo mismo para mi país. Para colmo, la oposición peronista está más preocupada por su ombligo que por interpretar el sentir popular. y con esto me refiero tanto a la nación como a la provincia y a Villa Mercedes.
Carnaval mediático bien sostenido por dineros públicos y aparente bienestar general, mientras cada uno de nosotros es testigo de cómo nosotros y nuestros conocidos solo sufren el recorte en su poder adquisitivo. Se prioriza que te digan cómo estás, por sobre lo que uno vé con sus propios ojos.
Con caras ya conocidas por todos y con recetas fallidas, el panelista parece aún gozar de gran apoyo popular. La pregunta es ¿hasta cuándo?.