Nacido el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, Corrientes, San Martín se formó en Europa como militar, y a los 33 años regresó a su tierra natal para liderar la lucha por la independencia de Argentina, Chile y Perú. Su mayor hazaña, el Cruce de los Andes en 1817, es considerada una de las epopeyas más grandes de la historia militar mundial. Con su liderazgo estratégico, San Martín liberó Chile y luego Perú, contribuyendo decisivamente a la emancipación de América del Sur del dominio español.
El 17 de agosto de 1850, San Martín falleció en Boulogne-sur-Mer, Francia, donde había elegido vivir sus últimos años en un exilio voluntario, lejos de los conflictos políticos que sacudían la joven nación argentina. Sin embargo, su legado ha perdurado y su figura se mantiene como un faro de inspiración.
En esta fecha, se realizan actos conmemorativos en todo el país, donde se destacan sus valores de libertad, justicia y unidad. Escuelas, plazas, calles y monumentos llevan su nombre, manteniendo viva la memoria de un hombre que dedicó su vida a la independencia y a la construcción de un continente libre.
El 17 de agosto no es solo un día para recordar a un héroe; es una oportunidad para reflexionar sobre los valores que San Martín defendió y para renovar el compromiso con la construcción de una sociedad más justa y unida, tal como él soñó para su querida América.