A las 4.15, Perroni ve pasar "algo" frente a la Luna; Genaro medio se despierta por el grito de su amigo (ellos dos también son muy unidos porque trabajan y salen juntos casi siempre). Los dos piensan que es una estrella fugaz como las innumerables que han visto tantas veces, pero siempre les llama mucho la atención; no han perdido la linda capacidad de asombro ante los hechos de la Naturaleza siempre nueva y misteriosa. Después de cambiar unas palabras, Genaro Sosa vuelve a dormir y se arropa bien, porque siente mucho frío; Alvarez y Pedro Sosa siguen junto a las cañas: "no aflojamos nunca..."
Los amigos en el Fiat 128 (web El Quinto Hombre)
A las 4.45, aproximadamente, detrás de la barca, arriba del pequeño cerro distante unos 20 mts., parte una intensa luz que hace que Perroni se tape la cara, y los tres dormidos comiencen a despertarse. Alvarez y Pedro Sosa giran hacia atrás sus cabezas y se encuentran con un hecho insólito: Un enorme resplandor los ilumina y a posteriori pueden observar que se trata de un objeto volador no identificado, un aparato metálico, sólido, que tiene forma de un plato hondo invertido, que irradia de su parte baja una luz blanca, y de su parte superior luces de colores verde esmeralda y rojo granate; que el mismo se halla suspendido en el aire sobre un terreno en declive, a unos 3 mts. de altura del suelo, y mide aproximadamente unos 15 mts. de diámetro. Este diámetro, medido en el terreno y a través de la declaración conjunta de los testigos en el lugar, arrojó 11 mts. aproximadamente.
Instantáneamente se abrió una escalerilla, de las del tipo Focker, por la cual descendió un ser de forma humanoide, con una estatura aproximada de 2 a 2.10 m. Se hallaba vestido con un traje brilloso, ajustado al cuerpo, de color plateado luminoso; sobre su cabeza, el "hombre" llevaba colocada una especie de escafandra transparente, que dejaba ver sus cabellos rubios y sus facciones bellas; en ningún momento le ven los pies y no saben si llevaba algún aditamento allí o no. El identikit del ser coincide casi en forma total con todas las descripciones.
Reconstrucción ilustrada del inicio del incidente (web El Quinto Hombre)
El ser, después de salir a la escalerilla, bajó por ella, caminó por el terreno (o se deslizó, no lo saben), que es en declive y se acercó a la orilla del lago, a escasamente unos 15 mts. de los pescadores, de los cuales lo separa el agua. Sonriendo, el extraño, colocó sus manos (enguantadas en una especie de mitones) hacia adelante, con las palmas hacia arriba, en un gesto característico de amistad y de posición yoga (flor de loto); pensamos en un gesto universal de dar. Luego de efectuar ese gesto, giró y se dirigió a la escalerilla, ascendió por ella y se introdujo dentro del aparato. La escalerilla se levantó y cerró el agujero que había abierto para colocarse en el suelo. Al cabo de entre 20 y 30 segundos (fue corroborado el tiempo en el lugar de los sucesos y, a pesar del terreno escarpado, se puede efectuar perfectamente todo ese movimiento en tan corto lapso), el aparato se elevó y con rumbo noreste se perdió en las serranías de San Luis.
Pedro Sosa, muy impactado por lo que estaba viendo, observó mucho menos del humanoide que Alvarez, que es el más descriptivo. Los tres pescadores dormidos se despiertan, alertados por Perroni, y los 6 ven al objeto, ya en el cielo, haciendo el trayecto a las serranías próximas, exactamente hacia el lugar en donde primitivamente querían pescar, en el primer intento de usar la balsa de Perroni.
Con respecto al objeto, los testigos difieren en los pequeños detalles de las características luminosas, pero todos coinciden en la potente luz, que vieron tan cerca de ellos y a sus espaldas.
Para Genaro Sosa, el objeto tenía una aureola amarillenta; Ramón Sosa opina que era una luz fluorescente; Pedro Sosa piensa que tenía diferentes colores que giraban llegando al blanco; para Jacinto Lucero, era una luz blanca muy intensa. Para Alvarez y Perroni el objeto iba dejando una estela luminosa. Todos coinciden en la forma circular; fundamentalmente, los 3 pescadores que se despiertan ante el hecho; pero los otros 3, los que prácticamente ven al aparato sobre el pequeño cerro, advierten la forma de plato sopero invertido con una especie de alerón o anillo en el medio, que luego de elevarse va dejando una estela luminosa, para luego formar una aureola blanca en su derredor, cuando desaparece en las sierras de San Luis.
Álvarez y Sosa observan el regreso del ser (web El Quinto Hombre)
Los 6 coinciden también en que el OVNI, cuando está en el cielo sobre las montañas, en un ángulo de 45 grados con respecto al horizonte, hace un medio looping para desaparecer: no se pierde de vista, sino que desaparece, dejando un círculo luminoso blanco que se va agrandando paulatinamente para luego perderse. Regino Salvador Perroni aportó una evidencia francamente muy interesante para la investigación: el aparato hace el medio looping y "se mete en una alcancía"; realiza la operación que nosotros efectuamos cuando introducimos una moneda en una alcancía, o una carta en un buzón.
Una observación que nos hizo reflexionar: ¿apertura del viaje al tiempo? ¿Apertura hacia otras dimensiones? ¿Introducción brusca en el mundo subterráneo de las montañas puntanas? Preguntas para pensar; que inquietan y son acicate de investigación. Pasó todo; los 6, en la balsa, se miran atónitos; todos piensan que fue un plato volador; cuando les dijimos en los intensos interrogatorios, allá en El Volcán, que podía ser una nave terrestre secreta, con un astronauta desconocido, nos miraron como no sabiendo qué pensar; todos tienen la firme convicción de que vieron un hecho anómalo que hemos bautizado con el inquietante nombre de OVNI.
Investigaciones y conclusiones del caso
El hecho tuvo tal importancia, que trabajó un equipo de expertos para dar con resultados fehacientes. Según el sitio Realidad Ovni Argentina, trabajó personal de CAEFA (Centro Argentino de Estudios de Fenómenos Anómalos) de la Fundación de Disciplinas de Apertura con la pscicóloga Betiana Allen, Hugo Quiroga; en el análisis biorritmológico colaboró Beatríz Bibilondi y el identikit del objeto y del ser fue elaborado por el arquitecto Alberto Radaelli.
En la investigación general se desempeñó el parapsicólogo y especialista en ovnis Fabio Zerpa, quien vino a la provincia exclusivamente para analizar el caso. Incluso el investigador con más de 50 años de experiencia, emitió una serie de trabajos sobre el avistamiento en sus sitios virtuales.
También trabajó la Jefatura de la Policía de la provincia y la delegación de la Policía Federal. El informe policial del 18 de febrero de 1978, firmado por el entonces jefe de la Policía, Raúl López; detalla que a las 4:45 del 4 de febrero, a unos 100 metros del club náutico, un grupo de personas “observaron un ovni rodeado de una aureola con irradiación fosforescente”. Mas adelante el documento certifica que “la nave se encontraba a 4 metros del suelo” y “que se desprendía una escalera por donde descendió un ser con apariencia humana, vestido con un traje plateado, ajustado al cuerpo”.
Luego mencionan que tomaron muestras del suelo para que las analizara la división científica de la Policía, junto a la cátedra de Mineralogía dependiente de la Escuela de Geología y Minería de la Universidad Nacional de San Luis. El archivo finaliza diciendo que “no comprobaron radiactividad, magnetismo, ni signos extraños”. Especialistas que trabajaron en la investigación descartaron un caso de alucinación colectiva o fraude. Los amigos no presentaban ningún tipo de trastorno mental, sus declaraciones ante las reparticiones policiales y los investigadores de CAEFA, coinciden.
Otro resultado de las investigaciones es que el aparato visualizado es de características similares a otros avistamientos en el mundo.
Hay patrones reiterativos en las diversas manifestaciones a lo largo del planeta, y esas características se dieron en el caso: “la presencia del agua, cables de alta tensión, minerales en la zona, movimientos sin sonido, luminosidad, aureola alrededor del objeto, comportamiento de paz y huellas”. El ser posee una característica antropomórfica, es decir, casi humana. En los últimos años, las descripciones de este tipo de encuentros coinciden.
Con el paso del tiempo el caso quedó en el imaginario social y en los archivos de algunos investigadores, abriendo las puertas de la especulación a infinitos interrogantes, sin una conclusión cerrada. La actualidad científica no ha probado la existencia de vida extraterrestre y casos como este, se suman a un archivo mundial de vivencias inexplicables. Lo cierto es que algo pasó ese 4 de febrero y más allá de las averiguaciones o estudios efectuados, la estricta veracidad de lo acontecido quedó inmersa en los sigilos del macrocosmos que pronuncia un largo camino por conocer.