Estos escribas o dicentes, inmediatamente, relacionarían la expresión con algún lugar gastronómico, universo hacia el que suelen orientar sus apetencias o, mejor, su apetito, por lo general de garrón, creyéndose ellos mismos que no pagan allí por ser "amigos de la casa" y no por ser distribuidores de chivos, y no precisamente de los que balan, en virtud de lo cual puede advertirse que el "canjeroli", como dicen los porteños, es uno de los nervios vitales de "la industria" (como dicen algunos bobos que llaman "americanos" a los yanquis, como si nosotros fuéramos asiáticos) de la comunicación o las comunicaciones o el periodismo.
Este prólogo, como verás, mucho más breve que los de Jeorge Bernard Shaw, obedece a mi convicción de que sos un tipo muy madrugador. Por lo tanto, te habrás dado cuenta -antes que yo- de que amaneció Día del Amigo.
Con lo que hoy se me fue la mañana. No sé adónde mierda se habrá ido, pero se piantó, se rajó, olivó. Y cuando Cintia me pregunta si he saludado hoy a mis amigos y amigas me doy cuenta de que no lo hice.
El punto es que debí saludarte temprano porque, desde temprano, como dije, te encontraría despierto. El pequeño problema es que hoy, temprano, el que no estaba despierto era yo. Y se me hace medio difícil llamar a los amigos cuando duermo. Que llame a los amigos cuando duermen puede ser un embole para los amigos y también para mí. Si vas a ser molesto, esperá; por lo menos hasta que amanezca o algo así... Pero lo que realmente me cuesta mucho, como te digo, es saludar a los gomías antes de despertarme, se me hace muy cuesta arriba. Y no creo que tenga solución.
Volviendo al tema, del Día del Amigo (los clásicos locutores y animadores radiales hubieran cedido a la tentación o al hábito y lo hubieran bautizado "Jornada" del Amigo. En realidad, creo que en el caso de los amigos, uno no debería felicitar a las y los chabones por ser amigos nuestros. Porque parece que se tratara de un autoelogio, del tipo: "¡Qué hacé Pirulo. Te felicito, amigo! Si pirulo fuera un recién llegado de Tanzania o de Serbia, (e imaginemos además, que Pirulo recién se despierta) tal vez diría gracias, gracias.
Y luego preguntaría ¿por qué me felicitás? Respuesta: "Por ser mi amigo. Vo sí que só un campeón, lo que se dice un capo, amigo, un capo por ser amigo mío...!" Callejón sin retorno a una situación-paja.
Además, tengo entendido que el día fue instituido a instancias de un personaje que propuso este día porque coincidía... ¡con la llegada del hombre a la luna...! Todo una paja mayúscula, sin olvidar que eso fue un logro de "nuestros hermanitos del norte", como decía el General, que sí se levantaba temprano, como buen milico.
En síntise, como decía un intendente de un pueblito cercano a Río IV, creo que a nuestros amigos y amigas no tenemos que felicitarlos: tenemos que darles las gracias.
Porque los amigos, los gomías, son los que, sin ser de nuestra familia, es como si lo fueran; son los que sin ser compañeros de trabajo ni de sala des espera en algún lugar donde hay que esperar que algún boludo/a nos atienda, ni de asiento de colectivo, están cuando los necesitamos; se preocupan cuando estamos mal y se alegran cuando estamos bien o hacemos un gol de lujo o ganamos un premio o alguien respetado por la gente que respetamos habla bien de nosotros, etc., nos ayudan, nos acompañan, nos bancan, nos aguantan y demás, porque... nos quieren, en cualquier grado de la escala que seguramente se creará cuando los yanquis lleguen a Alfa-Centauro.
Y como de lo dicho se desprende que no es muy sensato andar felicitando a la gente que nos quiere porque nos quiere, creo que lo que deberíamos hacer no es felicitar, sino agradecer, agradecer por ser nuestro/a amigo/a.
Gracias. Abrazo.