Para pensar, reflexionar y debatir, les comparto algunos datos, no es necesario decir más nada los datos hablan por sí solos.
Las investigadoras Valerie Hudson, Bonnie Baliff-Spanvill, Mary Caprioli y Chad Emmet, en su libro 'Sex & World Peace' (2012) elaboraron una comparativa del número de muertes de las mujeres asiáticas en el siglo XX frente a los fallecimientos en general durante las guerras y conflictos armados en el mismo siglo. Veamos las cifras:
Las personas muertas entre la Primera Guerra Mundial y la Guerra entre Irak e Irán (1980-1988) fue de 140 millones de personas. Las mujeres asiáticas asesinadas en el mismo periodo son de casi 161 millones. Estamos hablando de que murieron más mujeres a causa de feminicidios, homicidios dolosos, abortos selectivos por sexo (se acomete cuando se sabe que será niña), desapariciones, mortalidad por falta de cuidados neonatales, muertes casuales en la cocina (una práctica común en países de la región), entre otras. En resumen, fallecen porque son mujeres y sus vidas valen menos que las de los hombres.
Murieron más mujeres, sólo en Asia, que personas en la I y II guerras mundiales, el Gran salto adelante de Mao, la Guerra de Vietnam, la Revolución Mexicana, el Tíbet, Colombia, Angola, el conflicto árabe-israelí, Sierra Leona
y varias decenas más de conflictos entre guerras internacionales y civiles.
Este estudio no incluye a las mujeres de otras regiones del mundo, entre ellas América Latina, donde se encuentran 16 de los 25 peores países del globo para ser mujer por el nivel de violencia de género.
Mujeres y niñas viven las guerras con una doble amenaza: por vivir en una zona de conflicto armado y por el mero hecho de serlo. La violencia cotidiana y las amenazas normalizadas se acentúan durante estos eventos.
Por ello, es central su participación en los procesos de negociación y de mantenimiento de la paz. Su perspectiva es diferente a la de los hombres, y tienen una mirada y experiencia que, sin duda, tiene mucho que aportar.
De acuerdo con el Indice de Paz Mundial 2020, la brecha entre los países más y menos pacíficos sigue creciendo. Los menos son Afganistán, Siria, Irak, Sudán del sur, Yemen, Somalia, Libia, República del Congo, República Centroafricana y Rusia; los más, Islandia, Nueva Zelanda, Portugal, Austria, Dinamarca, Canadá, Singapur, República Checa, Japón y Suiza. Entre unos y otros hay muchas diferencias y conflictos locales que no se visualizan e impiden que se hable de paz.
“Es hora de construir un mundo pacífico con una mirada inclusiva, y que deje de considerar la guerra simplemente como una situación de conflicto armado. Las mujeres viven una amenaza latente y cotidiana”.
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