El hallazgo corresponde a muestras recolectadas en una única plantación de tomates que presentaban sintomatología compatible con el virus, y luego analizadas en el Laboratorio Nacional del Senasa.
Como medida preventiva y en el marco de la Resolución Senasa Nº 569/2023, se dispuso que el establecimiento productivo mantenga en aislamiento los sitios de producción donde se detectó el virus, indicó el organismo en un comunicado.
Además, se establecieron medidas de higiene y desinfección rigurosas en el lugar, así como en las herramientas de trabajo y otros elementos que puedan actuar como posibles transmisores del virus.
En julio de este año, mediante la esa resolución, el Senasa había declarado la alerta fitosanitaria para todo el territorio nacional en relación con la enfermedad.
Desde la detección del virus en la Argentina, ese organismo junto con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y al Instituto Nacional de Semillas (Inase), trabajan de manera coordinada para la prevención de esta enfermedad.
La medida busca fortalecer las acciones conjuntas entre el sector público y privado con el objetivo de determinar la situación actual del ToBRFV en el país, a fin de contener los focos que eventualmente se detecten, evitando su establecimiento y dispersión.
"La detección temprana y las acciones coordinadas son fundamentales para proteger la agricultura y la economía local", consideró el Senasa, al tiempo que ratificó su compromiso en "trabajar en estrecha colaboración con los productores y la sociedad en general para informar sobre la situación, compartir medidas de prevención y control, y garantizar la seguridad alimentaria en la producción de tomates".
Asimismo, recomendó que "ante sospechas de presencia de la plaga es fundamental no tocar la planta, aislar el sector y avisar inmediatamente a las oficinas del Senasa, del INTA o del Inase más cercanas a su producción".