El olvido de lo que son las personas, de la frágil humanidad de las personas, ha desplegado sobre ellas un funesto manto que les quita el sol de los sueños y la esperanza. Ésa es la razón por la cual los personeros del odio no temen en absoluto hablar descarnadamente, sin sensibilidad y respeto, del desamparo y desprotección que planean para dejarnos a la intemperie.
Me he preguntado por muchísimos años, y después de conocer y participar en algunos grupos políticos pequeños y grandes, por qué es tan difícil mantener y consolidar la unidad de las agrupaciones políticas. Ni que hablar de un conjunto, alianza o frente de organizaciones políticas. Porque lograr coincidencias en los objetivos políticos no es difícil, al contrario, es lo que atrae, convoca y aglutina.
Como antiguamente en la cueva primigenia, los hombres y mujeres tienen miedo a lo desconocido y suelen amedrentarse, buscando refugio. Pero luego salen a la intemperie a enfrentar el fuego y la tormenta. Por esta última actitud, que nos caracteriza como humanos, la esperanza en la Humanidad es una hierba que siempre crece.
La Economía no es la administración de recursos escasos frente a deseos ilimitados. Ése concepto ha sido acuñado por los que apropian, acumulan y acaparan riquezas sin límite. Se amparan en los supuestos del ahorro y el trabajo. (Que en realidad es avaricia y plusvalía, eso que produce el trabajador y no se le paga).
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