Una intervención sin novedades: Poggi blanqueó un vaciamiento ya consumado en la Maternidad Provincial

Con una puesta en escena cuidadosamente calculada, el gobernador Claudio Poggi oficializó este martes la intervención de la Maternidad Provincial «Teresita Baigorria», aunque lo hizo omitiendo dos aspectos centrales: la intervención ya existía de hecho desde hace más de un año, y la responsable designada, la exministra Claudia Spagnuolo, ya conducía internamente el hospital desde antes de las elecciones de mayo.
Lejos de tratarse de un cambio de rumbo, el anuncio parece buscar maquillar una situación crítica que se profundizó bajo la propia gestión de Poggi. En los últimos dos años, la Maternidad sufrió un vaciamiento sistemático de su recurso humano. Más de once ginecólogos renunciaron, junto con especialistas en neonatología, terapia intensiva y obstetricia. También se desmantelaron jefaturas clave y equipos técnicos sin que se hayan cubierto sus reemplazos. El resultado fue una estructura debilitada, incapaz de sostener la atención que supo brindar.
Presentar ahora como “intervención” lo que en los hechos ya se aplicaba desde hace meses, sin resultados visibles ni plan técnico detallado, es una maniobra política sin contenido real. Spagnuolo, que viene trabajando sin anuncios ni soluciones concretas desde hace medio año, fue simplemente “nombrada oficialmente”, pero sin presupuesto asignado ni cambios operativos inmediatos.
El discurso de la “refuncionalización” encubre lo esencial: el vaciamiento fue una decisión política, no una consecuencia inevitable. La excusa de que “todos los fondos fueron al hospital Carrillo” se cae ante los informes presupuestarios, que confirman que las partidas eran independientes. Lo que hubo fue una reasignación de prioridades sin planificación, ni escucha al personal del hospital materno-infantil.
Durante la recorrida institucional, médicos y trabajadoras de la salud reclamaron directamente al gobernador por la falta de recursos humanos y políticas de contención. Lejos de responder, Poggi insistió con el argumento de la «herencia recibida», a pesar de que muchos de los actuales funcionarios —como Claudia Oviedo, exdirectora y hoy integrante clave de la gestión— forman parte de la misma línea administrativa de los últimos años.
La escena se completó con un gesto simbólico y absurdo: mientras todo el personal sanitario trabaja sin protocolos epidemiológicos especiales, el gobernador y la ministra recorrieron los pasillos del hospital con barbijos, sin ninguna orden oficial que justificara su uso. Una metáfora perfecta: cubrirse el rostro para no dar explicaciones.
El anuncio de intervención no hace más que confirmar la inacción. Es un intento de relanzar la gestión sin asumir responsabilidades, de ensayar una corrección sin autocrítica. Pero la Maternidad no necesita marketing: necesita médicos, planificación y un gobierno que la escuche. A casi dos años de mandato, Poggi ya no puede hablar como recién llegado. La herida está abierta, y tiene responsables.