Dios habló y dijo todas estas palabras, “Yo soy el señor tu Dios, que te sacó de Egipto donde eras esclavo, pero no han respetado mis mandamientos que dicen (No tengas otros dioses aparte de mí, no te hagas ningún ídolo ni figura de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni le rindas culto, porque yo soy el Señor tu Dios, Dios celoso que castiga la maldad de los padres que me odian, en sus hijos, nietos y bisnietos; pero que trato con amor por mil generaciones a los que me aman y cumplen mis mandamientos)”.

En los momentos difíciles espera en Dios, esfuérzate y toma aliento en tu corazón, ama a Dios sobre todas las cosas y Dios será tu amparo y fortaleza, será tu pronto auxilio en las tribulaciones. Dios es el que te ciñe de poder, y quien hace perfecto tu camino; Dios es tu fortaleza y en los momentos de angustia apresúrate a ir a su presencia y Dios te socorrerá. Para que se goce el corazón, alaba con cánticos a Dios, que es tu fortaleza y tu refugio salvador. Tu cántico debe ser de Dios y Él será tu fortaleza y salvación, si se deshace tu alma de ansiedad; Dios te sustentará según su palabra. Esfuérzate y cobra ánimo, no temas, ni tengas miedo, porque Dios es quien va contigo; Él no te dejará, ni te desamparará.

Los que esperan en Dios tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán, fortalecete en el Señor y en el poder de su fuerza. Él sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas, Dios te dice “Vengan a mí, todos los que están trabajados, cargados y YO les haré descansar”.

No temas porque Dios está contigo, no desmayes, porque Él es tú Dios, que te esfuerza; siempre te ayudará, siempre te sustentará con la diestra de su justicia.

No te ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no te dejará ser tentado más de lo que podamos resistir, sino que te dará también juntamente con la tentación la salida, para que podamos soportar. 

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de misericordia, y el Dios de toda consolación, que su misericordia es mayor que su ira.