Ahora bien, para derribarla basta un plumazo; cuando los cimientos no están bien y "sopla arisco el chorrillero" (tal como reza nuestro acervo cuyano), es muy fácil que esté en el suelo en un santiamén. Pero, ¿puede ser que uno elija su propia destrucción haciéndola literalmente odiosa?

Da la sensación hasta de un cierto disfrute ante el desmoronamiento de los medios que sostienen nuestra vida; y te mandan que no votaron para que el kilo de asado salga más barato sino para que se termine la corrupción que, igual, sigue y peor pero hacia arriba.

Es entendible y plausible que si una entidad bancaria pagaba los sueldos en tiempo y forma pero se llevaba una fortuna por un descubierto inútil e innecesario el tal haya sido abortado; pero que un jubilado cobre la miseria que cobra en dos veces, que haya despidos a montones de empleados públicos -seguramente muchos de ellos justificados- pero que al mismo tiempo empresas privadas hagan lo mismo relegando la producción y echando gente a mansalva (¡justamente las que no son planeras!), que 'no hay plata' pero los aviones de guerra se compraron, o que la inteligencia americana ya está instalada a placer...

La verdad: ¿te parece que así estamos y hemos elegido bien?

Fijate qué fácil es calificar de 'vago o vaga' a un/a artista y negar que tienen el don de mostrar la realidad real, no la que quieren ver; ahora, si estás callado sos sorete, y si hablás se ofenden o sos revoltoso.

La misma negación de los treinta mil, pero no contaron la gente que fue a Plaza de Mayo y a tantas otras a lo largo y ancho de nuestro bendito país aunque sin choripanes ni buses gratuitos y hasta quizá una moneda extra.

¿No será que el problema somos nosotros?, ¡por hacer o no hacer lo suficiente!...