En el último par de años, la industria del entretenimiento ha desarrollado una práctica que se ha dado en llamar “inclusión forzada”, traducción en español del término en inglés “forced diversity”, el cual significa, a la letra, “diversidad forzada”.
Como lo anuncia el término en inglés, dicho comportamiento se inscribe en la tendencia contemporánea de dar lugar a minorías sociales que, por esa misma condición (y también otros factores), han vivido marginadas históricamente, esto en comparación a grupos sociales dominantes y con mayor presencia en distintos ámbitos de la vida humana en sociedad (población blanca caucásica, hombres, heterosexuales, etc.).
Así, la “diversidad” en el término se referiría a grupos minoritarios o marginados por motivo de su género, su origen étnico, su preferencia sexual y otros.
En cuanto a la idea de “inclusión forzada”, se supone que sería la práctica de incluir obligatoriamente a una o varias personas de dichos grupos minoritarios con el propósito de crear un grupo humano diverso, sea éste un grupo de trabajo, político, una producción cinematográfica y otros.
De este modo, la “inclusión forzada” sería una especie de regla no escrita para compensar la marginación social de las minorías mencionadas.
Para muchas personas, sin embargo, esta práctica presenta cierta polémica, en particular en el ámbito del entretenimiento, pues de manera un tanto difusa e imprecisa se percibe una suerte de imposición donde quizá no hace falta.
Personajes afrodescendientes en la Tierra Media de J. R. R. Tolkien, un beso entre dos mujeres en la cinta Lightyear de Pixar, una mujer entre los nuevos Cazafantasmas, etc.
El problema que ciertas personas ven en esta inclusión forzada es que se privilegia la “cuota” de diversidad por encima de otros criterios que, en el caso de producciones como películas y series, al menos en principio deberían ser más importantes, tales como la trama, la calidad del resultado final, la fuente original (cuando se trata de una adaptación) e incluso el talento.
En ese sentido, cabe mencionar que la "inclusión forzada" se asocia con la llamada ideología progresista, conocida en Estados Unidos como "woke", esto es, un conjunto de principios y creencia que parecen estar orientadas a equilibrar situaciones como la desigualdad, aunque casi sólo discursivamente, en las capas más superficiales de la sociedad.
¿Qué te parece? ¿Piensas que la "inclusión forzada" es una práctica real o se trata únicamente de una impresión socialmente construida? ¿Estás de acuerdo en que se lleve a cabo? No dejes de compartirnos tu opinión en la sección de comentarios de esta nota o a través de nuestros canales en redes sociales.
Fuente: Mateo León
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