El acusado del crimen de Anahí juega su “última carta” frente al tribunal
Con el juicio por el asesinato de Anahí en su tramo final, el imputado Amado Díaz se prepara para declarar ante el tribunal en lo que será su última oportunidad para intentar revertir la acusación. La audiencia de declaración podría marcar un giro decisivo en la causa, que ya cuenta con abundante material probatorio.
Durante las jornadas anteriores, la fiscalía presentó múltiples pruebas —testimonios, peritajes forenses, análisis de ADN, registros de cámaras y reconstrucción del hecho— que sitúan al sospechoso en la escena del crimen y en un contexto compatible con los cargos de homicidio agravado que enfrenta. Entre los elementos clave figura una prenda incautada, en la que se detectaron rastros genéticos coincidentes con la víctima, así como movimientos del acusado registrados por cámaras de seguridad que coinciden con los horarios del homicidio.
Además, desde la acusación sostienen que las heridas detectadas en el cuerpo de Anahí —muchas de ellas profundas y hechas con arma blanca— responden a un ataque sorpresivo, ejecutado con brutalidad, lo que refuerza la calificación agravada por “alevosía” y “ensañamiento”. Todo esto pone a Díaz contra las cuerdas ante la expectativa generalizada de que la Justicia llegue a una condena ejemplar.
Sin embargo, la defensa conserva algunas líneas de cuestionamiento: solicita revaluar ciertos peritajes, pone en duda la cadena de custodia de pruebas, y sugiere que algunas evidencias podrían haber sido manipuladas. Todo ese planteo formará parte de la declaración del acusado, su momento final para intentar sembrar dudas y evitar la condena.
El ambiente en la sala de juicios se percibe tenso. Para familiares, vecines de Villa Mercedes y víctimas indirectas, la expectativa es que se imponga la verdad, la justicia y la memoria de Anahí. Para el acusado, esta será su oportunidad final. El veredicto que arroje el tribunal definirá no solo su futuro, sino también el de una comunidad que espera cierre y justicia.
