San Luis

Una mamá contra la burocracia: su hijo es cuadripléjico y hace dos meses está sin asistencia médica

Zeke Walter Ezequiel Guerra tiene 24 años, es de San Luis y vive con una discapacidad del 100%. Tras un accidente, quedó cuadripléjico, sin poder hablar ni valerse por sí mismo. Desde hace dos meses, su salud se encuentra en riesgo: no recibe la medicación ni las prestaciones médicas necesarias debido a trabas burocráticas impuestas por la mutual FEMESA.

El caso expone una dura realidad: cuando la burocracia es más fuerte que la empatía.

Su madre, Patricia Sosa, es quien lo cuida a tiempo completo. Día y noche, los siete días de la semana, con la ayuda de su hija mayor. Tras años de lucha legal, logró obtener la curatela judicial, que le da la potestad para representar a su hijo ante cualquier institución. Sin embargo, FEMESA no lo acepta: exige que sea el padre —titular de la obra social— quien tenga la curatela.

“¿Para qué quieren que la tenga él si no está con Ezequiel?”, se pregunta Patricia. “Yo soy la que está con mi hijo, la que conoce su salud, sus necesidades, sus urgencias. El padre viene una vez cada tanto, una hora, dos, no más”.

La madre denuncia que la obra social “no quiere lidiar conmigo porque yo reclamo lo que corresponde”, y asegura que el sistema parece diseñarse para poner “palos en la rueda”. Durante un tiempo, ANSES incluso desafectó al joven y la familia tuvo que realizar todo el proceso desde cero.

Mientras tanto, Ezequiel no recibe sus medicamentos ni los insumos necesarios. “Hace dos meses que estamos a la deriva”, lamenta su madre, al borde del agotamiento. “Mi hijo necesita respuestas urgentes, su vida depende de eso. No se puede seguir dilatando todo por cuestiones administrativas”.

Patricia también aclara que el padre apenas paga a una cuidadora por 8 horas diarias, pero todo el resto de la carga física, emocional y organizativa recae sobre ella.

“No hay, que yo sepa, una ley que diga que la mutual le puede exigir la curatela al titular. Esa es una decisión judicial. La mutual debería garantizar la cobertura de mi hijo, no obstaculizarla”.

Hoy, su lucha no es solo por una prestación médica, sino por algo mucho más profundo: la dignidad y calidad de vida de su hijo. Y, sobre todo, por que se reconozca algo esencial que el sistema parece olvidar: que detrás de cada trámite, hay personas.

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