Villa Mercedes: a metros de una comisaría, saquearon por séptima vez la cantina de un club

El Club Atlético Estudiantes de Villa Mercedes volvió a ser blanco de la delincuencia. Entre la medianoche del domingo y la madrugada del lunes, delincuentes ingresaron por la fuerza a la cantina del establecimiento, causando destrozos y llevándose dinero en efectivo, cubiertos, bebidas alcohólicas y otros bienes. Se trata del séptimo robo en apenas 50 días, y ocurrió a solo 100 metros de la Comisaría Octava.
Mario Berias, encargado del local, expresó su profundo dolor por lo ocurrido. “Con mi esposa lloramos por toda esta injusticia. Ya no podemos más”, dijo visiblemente afectado en una entrevista radial.
Destrucción, robos reiterados y silencio cómplice
La sede del club, ubicada en la intersección de Hipólito Yrigoyen y General Paz, en pleno centro de la ciudad, está rodeada de movimiento constante: a un lado tiene una estación de servicios y a pocos metros una comisaría. Sin embargo, eso no impidió que los delincuentes actuasen con total impunidad. “Nadie ve nada o se quedan callados”, lamentó Berias.
En esta ocasión, los malvivientes rompieron puertas y ventanas y huyeron con unos 90 mil pesos, 40 platos, cuchillos, y otras pertenencias. Las imágenes que se viralizaron en redes sociales muestran el nivel de destrozos causados, lo que generó una fuerte reacción de tristeza e indignación entre los vecinos y socios del club.
«Estamos cansados»
Berias describió el calvario que vive desde hace semanas. “Este es el séptimo robo. La primera vez se llevaron 180 mil pesos. Después, once botellas de vino, cajones de cerveza, dinero que escondí detrás de un equipo de música. Me han robado todo”.
El encargado explicó que, pese a los constantes robos, había invertido en mejoras para ofrecer un mejor servicio. “Pintamos, arreglamos con durlock, compramos sillas. Todo un sacrificio, y pasa esto”.
Inseguridad sin freno
El caso expone una problemática creciente en Villa Mercedes: la inseguridad que afecta incluso a locales situados en zonas céntricas y con vigilancia cercana. “Cada vez que vengo y abro, me da miedo mirar. Revolvemos todo con temor. Somos trabajadores de todos los días, queremos progresar, pero no se puede”, concluyó Berias.