Lunes, 25 Noviembre 2024

La voz de los corderos

Publicado el Sábado, 16 Marzo 2024 10:59 Escrito por

En un País como el nuestro, donde existen poderosas minorías agroexportadoras, grandes grupos económicos nacionales y extranjeros, en la industria, en la explotación de los recursos naturales, en la distribución de la energía, en la producción y venta de alimentos, en las comunicaciones… estos grupos empresariales siempre acuerdan entre ellos para fijar precios, tarifas y condiciones de comercialización, monopolizando cualquier mercado.

Un mercado libre de regulaciones, es su máximo deseo. Argumentan que “la mano invisible del mercado” regula por sí sola los precios según la oferta y la demanda. Una gran mentira económica, porque donde hay grupos monopólicos nunca ha sido posible la libre competencia y el justo intercambio de bienes y servicios. Y aun en un mercado sin monopolios, se hace necesario regular el egoísmo y la avaricia para no perjudicar a la población. El libre mercado es la excusa para que acumulen riqueza unos pocos en perjuicio de muchos.

“Hay argentinos que no ven… que se está entregando la Patria”  

Uno de estos grupos que es nacional y oligárquico, son: la MESA DE ENLACE (Oligarquía Agropecuaria), la UIA (Unión Industrial Argentina), la AEA (Asociación Empresaria Argentina), la COPAL (Coordinadora de la Industria de Productos Alimenticios), y el otro grupo es el conjunto de empresas extranjeras, entre ellas las agrupadas en AMCHAM (Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina), y de otros países que explotan servicios y recursos naturales nuestros.

“Si malo el Gringo que nos compra, peor es el Criollo que nos vende” Arturo Jauretche

Los Monopolios extranjeros son más poderosos que los locales, y ahora, en su avaricia, avanzan sobre el Estado Nacional y las Provincias. Comenzaron con la industria, continuaron con los servicios y la explotación minera, después compraron extensas propiedades para la agricultura y la ganadería a el fin de apropiarse de la comida, y ahora intentan, en complicidad con nuestros gobernantes y monopolios locales, avanzar sobre la soberanía de las Provincias –y también, a no dudarlo, sobre sus terratenientes.

El objetivo, junto con este gobierno anarcoliberal, es la destrucción del Estado Nacional para dejarnos sin Estado, sin Constitución, sin soberanía, y lo que es peor, entregando el País al Extranjero, como un “Estado Asociado” a Estados Unidos (similar a una Provincia sometida, como ocurre con Puerto Rico). Destruir al Estado, es destruir a la Nación jurídicamente organizada. ¿Eso no es traición a la Patria? ¿No es colaboracionismo con el enemigo? ¿Desde cuándo el extranjero busca favorecernos, si históricamente nos ha explotado, comprimido, adueñado de lo que nos pertenece, adeudándonos en complicidad con los ricos de nuestro País? ¿En qué nos ha beneficiado ser obsecuentes con ellos si viven apropiándose de nuestro trabajo? ¿Acaso vivimos mejor los argentinos? ¿Tenemos con los grandes capitales privados y extranjeros una mejor calidad de vida?

Si continúa la inestabilidad económica, política y social con estos que gobiernan para los ricos –las corporaciones y el capital financiero-, además cobardes y obsecuentes con el extranjero, “abriéndose al mundo” –como proclaman irresponsablemente y además negacionistas de los crímenes cívico-militares de las minorías adineradas- será para la argentina como meter la cabeza en la boca del tigre. La desprotección y dependencia total.

Primero Inglaterra, y luego Estados Unidos, destruyeron históricamente cualquier intento independentista político y económico de América Latina, y especialmente en nuestro País, que siempre se ha resistido. Han desarmado toda iniciativa y desarrollo de la industria nacional, autoabastecimiento e independencia económica, apropiándose de los bienes del Estado y aniquilando personas con dictaduras, amenazas, boicots, y ahora imponiéndose como dueños de nuestros propios recursos, tal como expresó amenazadoramente la Jefa norteamericana del Comando Sur. Por ello, el que negocia con el enemigo, ¿no es un traidor a la Patria?.

“Robar es un delito, pero arruinar al País, es traicionar a la Patria”. José de San Martín

Hay argentinos que no ven esa entrega de la Patria a los ricos y al extranjero; no quieren aceptar el perjuicio que se hace a los trabajadores, a los jubilados, a los servidores de la seguridad, salud y educación, a los más débiles, al conjunto del Pueblo, al presente y futuro de la Patria; un ajuste –recorte del salario y de los servicios que nos asiste como trabajadores- para pagar préstamos contraídos por las minorías ricas que luego fugan ese dinero y  hacen que el Pueblo pague por ellos; una feroz devaluación que sólo beneficia a los que tienen dólares o renta vitalicia por herencia y riqueza acumulada, licuando el poco ahorro que tienen los argentinos. Nos saquean insaciablemente, y enriquecen a esas minorías pudientes.

El atropello, la denostación y burlas al Poder Legislativo y a las Gobernaciones, los decretos anticonstitucionales, la afectación y supresión de leyes, los ataques al federalismo, a la Constitución Nacional y a los principios y pactos preexistentes de los Estados Provinciales que conforman la Nación y el Estado, nos están llevando a un camino de disolución nacional. Es una intencionada balcanización de la Nación para que cada Provincia acuerde o busque soluciones por separado a fin de poder instalar desde Buenos Aires, un gobierno centralista, unitario y antidemocrático.

Está la dolorosa realidad del clamor de los que no pueden defenderse (“El grito de los inocentes”); porque no se pueden callar la inflación, la recesión, el estancamiento económico, el desempleo, los comedores populares, los precios inaccesibles sin control y la desprotección social, síntomas de una crisis que se agudiza y está dando a luz la autoconciencia de la gente.

Está la realidad de los que aceptan pasivamente no ver por realidad nada más que la inventada por la televisión (el “Síndrome Yrigoyenista”), porque hay argentinos que no piensan; tienen el cerebro lavado por esos Medios y Redes Sociales con sus frivolidades distractoras llenas de “sexo, videos y mentiras”, cuando no, de discursos de odio y violencia. Pero… “las Redes, no son la realidad, ni son la Argentina”. Son las sucias calles de la sociedad.

Y está la realidad del enamoramiento del enemigo, sabiendo que los van a matar (el “Síndrome de Estocolmo”); porque el Gobierno persiste en la mentira de que todo va a mejorar, de que “hay que esperar”, de que después del estancamiento económico se detendrá la inflación y bajarán los precios. ¿Sin trabajo? ¿Sin salario? ¿Sin comida? Una zanahoria delante del que suda como buey para los que esperan; un mes, dos meses, un año, tres años... hechizados por un soberbio que habla el lenguaje y la bronca de la calle, y que maneja las emociones alabando a los ricos como héroes, mientras arroja a su Pueblo al abismo.

Cada día que pasa se distingue e identifica nítida y tajantemente a los que tienen y a los que no tienen. A los que concentran la riqueza y a los que se empobrecen. Es una fina y peligrosa línea que nos separa: la avaricia, por un lado; y la desesperación por el otro.

Sin sensibilidad, solidaridad, conciencia de mirar al Otro que sufre… nos cubrirá la obscuridad de la más negra noche que se avecina, y nos engullirá a todos. Nadie estará a salvo. Si no reaccionamos, si no nos atrevemos a hacer algo.  

“La fuerza más fuerte de todas, es la de un corazón inocente”  Víctor Hugo

Pero lo bueno, siempre está. Aun ahogados por la injusticia, la mentira y la emoción, lo bueno, lo noble y lo verdadero, siempre están. Hay quienes no ven lo bueno de sus propios corazones, seducidos o desanimados por la maldad ajena; otros desconocen la fuerza de lo noble y digno de la vida, dejando que viandantes extraños la pisoteen; y muchos, no ponderan la fuerza del amor y la verdad para combatir. Es el camino más difícil y doloroso; la prueba y temple de la inteligencia para el bien común.

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