Consideran que la inflación actual hace que sea "insostenible" mantener el acuerdo y, por lo tanto, se preparan para aplicar un aumento en el precio de los combustibles que superaría el 4%.

Aunque aún no hay confirmación oficial por parte de las compañías, se estima que el aumento podría rondar entre el 6% y el 7% y entraría en vigencia durante el fin de semana.

Las petroleras argumentan que las circunstancias han cambiado significativamente desde la firma del acuerdo y que la situación actual no permite mantener los precios acordados. Según fuentes empresariales, la decisión de aumentar los precios ya está tomada y solo falta el anuncio oficial y la implementación.

La negativa del Banco Central de otorgarle a las petroleras acceso a dólares oficiales para sus importaciones también ha influido en la decisión de poner fin al acuerdo. Además, el retraso en el valor de los combustibles afecta a los propietarios de estaciones de servicio, quienes deben enfrentar aumentos de costos en línea con la inflación, mientras que los precios regulados están muy por debajo de esos porcentajes.

En cuanto a la reacción de YPF, la empresa estatal de petróleo y gas, se menciona que hay diferencias entre las posturas técnicas y políticas internas. Mientras que el ala técnica estaría de acuerdo con el aumento, el ala política podría tener una postura diferente.

La decisión de las petroleras de romper el acuerdo de precios tendrá un impacto directo en los bolsillos de los consumidores, y el aumento se espera que se sienta durante el próximo fin de semana largo. Además, los propietarios de estaciones de servicio han expresado su preocupación por la situación y han solicitado una solución para afrontar los desafíos económicos actuales.