Domingo, 24 Noviembre 2024

El peronismo ante las horas más obscuras

Publicado el Martes, 16 Agosto 2022 07:54 Escrito por Iván Ojeda

Hoy el Peronismo, como Movimiento Político y Social, se encuentra ante horas verdaderamente obscuras. El Frente de Todos, un Frente Político construido con fines de Justicia Social tal como adscribió gran parte de la población, dejó al desnudo su utilidad solamente electoral, sin lograr consolidarse como fuerza político-social necesaria, para reestablecer las condiciones básicas hacia una estabilidad social y económica autosustentable. Condiciones decisivas para la Justicia Social, eje fundamental del Peronismo y de todo movimiento que se considere popular.

Las causas de esta consecuencia hay que buscarlas en el interior del actual Peronismo -dejando de lado la burocracia peronista política y sindical que hubo después del primer peronismo y que actualmente subsiste, sobre todo en varios gobernadores, como así mismo del peronismo combativo de los 60’ y ’70 y del Neoliberalista Menemista-, más que en sus históricos opositores. Una de ellas fue la errónea ponderación política y mediática de las presiones e influencia de los Grupos de Poder, dándoles lugar y otorgándoles concesiones económicas y jurídicas en desmedro de la mayoría de la población.

Otras de las causas, fue la de caer en las redes legalistas del sistema jurídico vigente, basado en la Constitución Liberal de Alberdi, en la Constitución Neoliberal Menemista del ’94, y del sistema Judicial que continúa sosteniendo normas y estructuras de la Dictadura como la Ley de Entidades Financieras entre otras; también fue un error, construir un Proyecto Político sólo con la hegemonía de la burocracia política del peronismo, siempre afín a la partidocracia y al legalismo que a la verdadera democracia, más que hacerlo con las fuerzas sociales y políticas progresistas, sin pensar que las contradicciones internas con los sectores aliados aflorarían inevitablemente, al ser conducidos por esa burocracia política pretendidamente nacional, peronista y progresista.

Hoy, este tipo de política -que a todas luces está demostrando su apuesta a los sectores del poder económico  para salir de una crisis generada por esos mismos sectores-, es totalmente anacrónica tanto a las actuales relaciones sociales de producción internacional y especialmente nacional -aquí con gran concentración productiva, comercial y financiera, además de un gran desarrollo monopólico frente a la múltiple, masiva, pequeña y mediana empresa de producción-, como también anacrónica a la situación política del país.

Era lógico suponer que la agudización de esas contradicciones en el seno del Gobierno llevase tarde o temprano a una situación macroeconómica y social donde las políticas de moderación, negociación, de concesiones e indecisiones, conducirían a un callejón sin salida que visibilizaría y pondría en crisis a este Peronismo, ante una pretendida concepción económica dual insostenible, que se define cada vez más hacia la orilla del capitalismo ortodoxo, del ajuste social y de la continuidad de la concentración de la riqueza en pocas manos. Frente a ello, el gobierno permanece sordo a las crecientes y postergadas demandas de regulación de la producción, comercialización y generación de trabajo autosustentable, con distribución del ingreso y justicia social.  Dos caminos de Política Económica y Social antagónicos e irreconciliables.

Nadie puede servir a dos amos. Hay que terminar con las declamaciones de dos modelos de país -que existen-, pero sin tomar decisiones expresas y contundentes por aquél que históricamente sostuvo el Peronismo, y que posibilita la Independencia Económica, la Soberanía Política y la Justicia Social, objetivos hoy conculcados.

Todo indica una clara inclinación a favorecer solapadamente a los grupos de gran poder económico que al conjunto de la población, inclinación más en acuerdo con las políticas burguesas de varios gobernadores que proclaman todo lo contrario con visos y expresiones populares. Por sus frutos los conocemos. Pero en Política, no hay medias tintas tratándose de la comida y del trabajo. No hay que confundir prudencia -lo esperable de todo gobierno firme que camina en la claridad de las necesidades del país y de las demandas populares- con moderación; muy rayana ésta última en la negociación, los claroscuros, la indecisión, el servilismo, la cobardía o entrega al enemigo, en suma.

El Peronismo se encuentra ante el abismo de una noche obscura por la irresponsabilidad de sus dirigentes. Un abismo que puede terminar con sus ideales y vocación popular si no toma una decisión coherente con las demandas y necesidades de la población, más allá de proclamar su sentimiento y pensamiento históricos. Si no es transformador, transgresor, democrático, pluralista, amplio, inclusivo, defensor acérrimo de los derechos y la soberanía política y económica del país, y si no abandona las nefastas prácticas partidocráticas conservadoras y canibalismos internos, reduccionistas, sin caer en la tentación de las viejas y retrógradas propuestas neoliberales que vuelven a surgir con otros colores y otros nombres, es de prever que no podrá hacer frente a esta noche que se avecina.  

Confiar y apoyarse en el pueblo con hechos y participación, consolidando una política popular no sólo con palabras y propaganda, es el único camino posible para sus dirigentes. Para el Peronismo, y para el conjunto de la población, no hay más salida que exigir con organización, movilización y lucha a éste y a cualquier gobierno -lo que por derecho le corresponde- cumplir la voluntad popular.  

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