Lunes, 25 Noviembre 2024

Las manos sucias

Publicado el Sábado, 11 Junio 2022 10:08 Escrito por Ivàn Ojeda

Título de la Obra de Teatro de Jean Paul Sartre, ambientada en la Segunda Guerra Mundial, que denuncia la ambigüedad moral dentro del compromiso político.

Esta Obra devela la práctica política que venimos criticando –la libertad absoluta del individualismo absoluto para el poder-, donde se priorizan el pensamiento, la ideología, la política y las decisiones arbitrarias de los dirigentes políticos por encima de esas mismas ideas y personas de los militantes, justificándose en interpretaciones de que es lo mejor para ellos y para el Pueblo. En el gobierno se llama “Razón de Estado” propuesto por Maquiavelo.

Esta doble moral con relación a las ideas que sustentan una política, es pura hipocresía, porque se dice una cosa y se hace otra. Y se origina cuando se permite todo en función de los intereses y el poder; la moral, aún en relación a una idea, ideología, política o creencia está absolutamente ausente. Inclusive para muchos la política no tiene ninguna moral, que en realidad sucede, pero que se oculta para no perder adeptos.

La doble moral se da especialmente en la dirigencia, que en nombre de las ideas, la ideología y los proyectos políticos justifica lo que no se puede justificar. Aún la injusticia, como parte del compromiso político. Se cumple aquello de que el fin justifica los medios. Pero lo más grave, es que promueven la misma actitud en los cuadros militantes, que llegan a defender la hipocresía y las malas acciones de los dirigentes aunque sean en contra de la verdad y coherencia con esas ideas. 

De este modo, se confunde el compromiso político con lo que dicen los dirigentes, cayendo los militantes en el ridículo y la obsecuencia, volviéndose ciegos a la verdad de la realidad, no permitiendo el disenso y opiniones distintas, que sería lo más saludable para la democracia.

Por otra parte, los militantes que no adhieren al pensamiento de los dirigentes, o expresan una visión crítica a las conducciones partidarias, son discriminados, excluidos o negada su participación. 

Históricamente, muchos dirigentes políticos usan esta doble moral con el  arte del discurso y la persuasión, para imponer su criterio y justificar decisiones contrarias a los  fundamentos de la idea política,  o decisiones en favor del poder propio y del continuismo, tanto como negociaciones contrarias al bienestar de la gente.

Al igual que lo denunciado por Sartre, las consecuencias recaen después sobre los militantes, que son los que afrontan las demandas insatisfechas de la población, de las cuales casi nunca los dirigentes se hacen responsables.

Esta doble moral del compromiso político lleva al desencanto, a la defección y a un serio problema de conciencia de quienes con buena voluntad se dedican a la tarea política esperando coherencia en la lucha por la justicia.  Pero la verdad, como la hierba, siempre vuelve con acciones valientes.

“El que se conforma con una situación de villanía, es su cómplice. El verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber” José Martí.

 

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