Dinosaurios, panqueques y motosierras: ¿Alternativas o chatura y mediocridad?
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«Seguir con el continuismo es quedar indefensos frente al Minotauro de un laberinto sin salida que nos destruirá»
Al observar en Mercedes el accionar de los Partidos Políticos y Agrupaciones, el silencio e inacción de gran parte del sindicalismo y de muchas organizaciones, incluso de los jubilados, y ver cómo se acomodan en relación con un solo interés: el del dinero y el Poder, o en todo caso el de la comodidad, pero nada de servicio público y desinteresado al Pueblo, queda claro que el objetivo es el continuismo; en el gobierno, en los cargos, en los lugares de la burocracia de los partidos políticos, de las organizaciones y de los sindicatos.
Me sigo preguntando: ¿Si no hay amor a la gente, para qué se dedican a la Política, al Sindicalismo, a las Organizaciones sociales o a lo que sea donde tendrán responsabilidades por la confianza, y nada más que por la confianza esperanzada de la gente? ¿Si no hay un amor demostrado en obras, en justicia, en visibilizar cualquier injusticia o problemática y resolverla en lugar de ocultarla o usarla como argumento de oportunismo, para qué se dedican a la Política? ¿No será amor al dinero y al Poder? ¿O al Poder para obtener dinero? Parece mentira que tengamos que reconvenir a nuestros pares por normas elementales de decencia. Hay hechos delictivos demostrados y otros de los que no se habla, pero que se saben. Muchos militantes justifican lo injustificable de sus dirigentes, y ni siquiera en nombre de las ideas -que también es delictivo si faltan a la Verdad o hacen daño-, sino en función del aprendido y conveniente oportunismo político para obtener cargos, candidaturas, funciones… o trabajo. Aunque sea pasándose a los enemigos del Pueblo; a los de antes y a los de ahora, que son los mismos, aun con distinto signo político.
¿Cuándo tendremos dirigentes honestos, prudentes, decentes, que amen a la Comunidad en la que viven, en un acto de amor de servicio en justicia? ¿Por qué será que los más sinvergüenzas son los que se ofrecen para la Política y los volvemos a votar una y otra vez sabiendo lo que han hecho y lo que son? Digitados y aceptadores de que los digiten para candidaturas. Mercenarios de la Política. No son los verdaderos representantes de la Política y menos del Pueblo. No les interesa la Política de la gente ni para la gente. Pero la responsabilidad también es de nosotros; todavía no aceptamos ni creemos que somos capaces de idear caminos que nos hagan salir de este laberinto de encierro y postergación.
«Si no somos capaces de entregar la última manta que nos quede al prójimo, no estamos preparados para el verdadero servicio»
Los dirigentes y gobernantes actuales se niegan a aceptar que la gente se organice, piense, reclame, actúe como se les ocurra ante demandas y reivindicaciones necesarias, como una vida digna de trabajo, salud, bienestar, seguridad, sueños y progreso. Se niegan a aceptar acciones y dirigentes humildes que salgan de las propias asambleas, reuniones y decisiones de la población, porque en realidad… no quieren saber nada con lo que nos hace humanos. Prefieren usufructuar votos, vivir de los impuestos, que no les cuestionen los cargos y funciones, y que todo continúe como está.
No hay sueños allí. No hay esperanzas allí. No hay honestidad allí. No hay Verdad allí. Por eso se niegan a empoderar a la gente -aunque muchos hablan de empoderar, de darle el Poder a la gente; ¿Creerán que empoderar es sólo esperar que la gente tome conciencia de su Poder, pero no Poder? No quieren ninguna de las dos cosas. Ni que la gente tenga Poder de decisión, ni que se organice y actúe como le venga en gana para una Comunidad mejor.
Es cierto que el hartazgo, el desánimo por malas experiencias de creer y esperar en representantes que no cumplen con sus deberes, que usan a la gente una y otra vez en campañas que resultan mentirosas y sin alternativas de cambio; todo eso paraliza el interés de reunirse, de debatir e inclusive de luchar por lo que corresponde. Y mucho menos en Comunidad. Es el resultado lógico, por un lado, de esperar ilusoriamente, aunque con genuina esperanza, de que vengan personas decentes a gobernarnos, y por el otro, aceptar sumisamente que nos hagan creer que somos incapaces de generar nuestros propios representantes de las bases sin ellos. No obstante, el Poder siempre lo tiene la gente; no los aparatos políticos, ni las redes sociales, ni la plata, ni los de siempre. El verdadero muro de odio que separa a los dirigentes de la gente es la mentira.
La Política, como el Sindicalismo y la Acción Social, son actividades nobles. El problema es quiénes y cómo las llevan a cabo. ¿Qué garantía tenemos si con ellos estamos desamparados? No sólo no son coherentes con las ideas que pregonan, tampoco respetan las Leyes, encerrados o aprovechados en los vericuetos legales de la burocracia sin sensibilidad a los problemas de la Comunidad; pasando de largo al sufrimiento ajeno. No nos engañemos; Mercedes es un sepulcro blanqueado.
Muchas veces hemos propuesto, discutido, hablado, de la posibilidad de que la población, desde las bases, se reúna para debatir, decidir y actuar sobre sus problemáticas contextuales y de toda la Ciudad, construyendo organismos colegiados con sus propios dirigentes y representantes, y no acatar los tiempos electorales a capricho y oportunismo del gobierno de turno; pero los dirigentes políticos, sindicales y sociales son los primeros que no aceptan el protagonismo de la gente. Y no es que no crean en su capacidad; lo saben y temen. Desaniman, compran, entorpecen y desarman cualquier iniciativa popular. ¿No es ambición de dinero y Poder? ¿No atenta contra la dignidad de las personas? ¿No es aprovecharse de la necesidad ajena?
Hoy, el único gremio que se ha puesto al frente de las luchas de los empleados públicos y del Plan de Inclusión es ATE. Pero no es suficiente con unos pocos gremios y algunas agrupaciones. Se requiere de la participación y compromiso de todo el sindicalismo. Y lo que es más importante, el involucramiento de la sociedad toda, comenzando por mirarnos las caras, reunirnos, compartir los problemas, los sueños, discutir soluciones que el gobierno provincial y municipal desatienden con clara desidia, más ocupados en las próximas elecciones legislativas.
En tanto esto no suceda y sigamos sin tomar al toro por las astas, estaremos sin opciones reales, sin alternativas auténticas, escuchando la eterna promesa de que harán mejor las cosas para que todo siga igual: una población indefensa para el progreso y bienestar absolutamente para todos, sin descuidar a ninguno; un gobierno que no se inmiscuye en los precios y tarifas, con altos impuestos, abandono urbano, desprotección habitacional, indiferencia al desempleo continuo, la falta de un plan conjunto y protagónico de nuestros habitantes para mejorar la convivencia, para una independencia económica y política local, tanto en trabajo como en cultura, comercio y prosperidad, donde nuestros recursos legítimos vuelvan en beneficio a la ciudad.
Creen que, aliados con el Poder de turno, o inventando Partidos y Frentes Políticos, o renegando de las ideas a las cuales mucha gente sigue votando, o apoyando a los mismos -a los de antes y a los de ahora-, serán una verdadera alternativa… ¡Imposible! ¡No tienen la valentía de confiar y buscar el apoyo popular con obras!, ni de abrir el juego a la participación amplia, masiva, inclusiva y pública, para cambiar y renovar políticas y dirigentes.
Hay muchas personas, de buena voluntad y con vocación de Justicia. No interesa cómo piensen, basta con que estén dispuestas a ese amor. Otros, que participan en Partidos, Sindicatos o en Organizaciones Sociales o Religiosas, esperan que les animen y acompañen si se deciden a poner en práctica en solidaridad, su esfuerzo y vocación por la fuerza de la Verdad y el Amor, para el servicio al Pueblo. Pero con y desde la Comunidad.
(En tanto no suceda, la chatura y la mediocridad prevalecerán…)