Sensatez de sentimiento

Como un cuento de hadas, pero no para todos, asistimos a la irrupción casi mágica -un fenómeno impensable- del abrupto surgimiento desde quien sabe qué insondables profundidades, de un gobierno en un Castillo de Cristal, pero polarizado al revés; es decir, los de adentro, no ven lo que pasa afuera, y los de afuera ven -desconcertados- lo que pasa adentro y afuera.
“El Pueblo estaba como hechizado”
Brunhilde Ponmsel (Secretaria de Goebbels)
Por un lado, están los de afuera que, aun viendo, ignoran o prefieren desconocer -generalmente por esperanza, y en menor medida por un sentimiento antipopular e ideológico- lo que desde el interior del Castillo les proyectan de ese supuesto “afuera” que les crean. Por supuesto, no de la realidad, sino de la mentira evidente de los supuestos crecimiento económico, los doce millones sacados de la pobreza, los gobernantes honestos que atacan a la corrupción, el mensaje persistente de que el sacrificio de todos redundará en beneficio del conjunto. Según el gobierno, todos podrán participar de esta bonanza; pero la realidad, desmiente al mentiroso índice de inflación oficial donde los precios suben todos los días y el bajo consumo y el desempleo contradicen la supuesta baja inflación y un ilusorio crecimiento que no existe.
Como en “El Castillo” de Kafka, ninguno llegará a disfrutar de ese objetivo inalcanzable y hermético prometido, sencillamente porque los que creen en este gobierno no son súbditos admitidos ni siquiera considerados como tales, están crudamente relegados a su condición de obsecuentes espectadores. Apelan más al sentimiento y a la emoción que a la sensatez de la realidad y de la razón. Aunque no lo quieran ver ni aceptar, es un gobierno de ricos y para los ricos. Todos los beneficios económicos y legales son para ellos.
“Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos”
Mateo 19,24
Por otra parte, los de adentro del Castillo, nuestros gobernantes, viven la ilusión de sus propias representaciones -a excepción de los omnipotentes titiriteros que les hacen creer a las marionetas que tienen vida propia-, gobernando gracias a una burocracia política y sindical lacaya que los apoya, los sostiene y les da entrada a cierto Poder, mientras que, con su pragmatismo oportunista, busca el aprovechamiento de su posición e intereses. Es lo que sucede con gobernadores, intendentes, diputados y senadores que van como veletas de un lado a otro según el viento de sus propios intereses, como les conviene, y no piensan que al apoyar a las políticas de un gobierno perverso le hacen daño al conjunto de los argentinos. Igualmente, los medios; todos cómplices. Pero somos una Comunidad, y nadie se salva solo. Tampoco de las consecuencias “si la tortilla se vuelve”, como cantara Quilapayun y Víctor Jara.
Hay una gran mayoría de los que viven afuera de este Castillo que ven y sienten el daño, el desprecio y la insensibilidad del Gobierno y su Corte, que disfrutan con obsceno jolgorio el banquete del saqueo, mientras que una fanfarria de trompetas mediáticas oculta con estridentes sonidos el clamor y sufrimiento de la gente. Ven y no quieren ver, oyen y no quieren oír. ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo muchos de nuestros compatriotas seguirán pensando que solo una minoría es “la gente de bien”, que “los pobres son pobres porque no trabajan y viven del Estado, porque prefieren un balde a un inodoro, etc.” ¿Alguien de corazón, piensa que esto realmente es así? ¿Alguien puede creer que la crisis social no es acaso el abandono del Estado? ¿En contención, salud, educación, ayuda social, seguridad? ¿De la falta de trabajo? ¿Quién puede creer que hay crecimiento económico cuando cierran empresas, industrias, comercios, abunda el desempleo y crece la pobreza, la indigencia, se venden los recursos naturales e infraestructura estratégica al extranjero?
“No tenemos la culpa, no es divertido, no hay libre emoción y sentimiento, ni vivimos esa Historia, sólo nos interesa que nos digan especiales, porque tenemos una libertad absoluta”, dicen muchos de sus jóvenes y otros no tan inocentes por esa elección. Romantizando el anarcocapitalismo y su libertad engañosa. Repiten sin pensamiento crítico, atontados, el hipnótico mensaje falaz del discurso del Poder. Pero… “cuando el río suena, agua trae”. Ningún sentimiento, ninguna emoción acompañada de exabruptos, violencia, aunque sea en principio verbal, trae la justicia, el encuentro y la paz, sino todo lo contrario, las palabras y la omisión tarde o temprano conllevan acciones de daños a las personas, a no respetar las leyes y a la decadencia de las Instituciones, con el peligro de que la masa del Pueblo se parta.
“Me bastaba pensar que yo no había tenido la culpa… pero cuando en la calle vi la placa de Sophie Scholl, de mí misma edad, 21 años, decapitada por oponerse al nazismo, en ese momento comprendí que ser joven no era una disculpa”.
Traudl Jungle (Secretaria de Hitler)
No hay ni debe haber fantasía para gobernar. Ni monarquía, ni Rey León, ni Castillo feudal. Tampoco Emperador con traje invisible. No se puede aceptar un Poder con tanto descalabro moral y espiritual, y una Corte aduladora que promueve el aliento de odio y racismo. No es un Cuento de Hadas. Ni siquiera de terror. Es la vida la que está en juego. La vida de todos. La organización jurídica de la Nación. ¿Tomamos conciencia, de la criminalidad indirecta que genera la irresponsabilidad de un gobierno? Pero… “Cuando los de afuera ven humo, los de adentro no ven que se están quemando”
Si no hay conocimiento, ni lectura ni debate, si se desconoce la historia, y se siguen aceptando las reglas de juego de un sistema de representación política obsoleta, sin participación, deliberación y elección de las bases populares, con un sistema partidocrático corrompido donde ya no se discuten ideas e ideología, entonces… el meollo central es el sentimiento. La desesperanza, la frustración, los chivos expiatorios, las culpas mutuas, el individualismo, el sinsentido, son sentimientos que terminan expresando emociones de ira y de muerte. ¿Dónde están la Verdad, la Justicia, la Solidaridad, la Honradez, el Derecho… para una convivencia justa y saludable? ¿Cuándo decidiremos luchar para realizarnos como personas comunitariamente? No hay más sensatez de sentimiento que aquella basada en la razón y el amor. A no dudarlo.