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A diez años de “Ni Una Menos”, los femicidios siguen siendo una herida abierta

Este 3 de junio se cumplen diez años de la primera movilización masiva bajo la consigna “Ni Una Menos”, un grito que surgió en Argentina para exigir el fin de la violencia machista y los femicidios. Lo que comenzó como una respuesta colectiva ante crímenes atroces, se transformó en un movimiento social que recorrió el país, América Latina y el mundo.

Sin embargo, una década después, el dolor persiste. Es lamentable y profundamente alarmante que los femicidios continúen sucediendo. Que mujeres, adolescentes y niñas sigan siendo asesinadas por el solo hecho de serlo revela que aún estamos lejos de erradicar esta violencia estructural.

Los reclamos de justicia, de protección real, de educación con perspectiva de género, de aplicación efectiva de leyes como la 26.485 (de Protección Integral) o la Ley Micaela, siguen vigentes. Los familiares de víctimas siguen marchando con el rostro de sus hijas, madres y hermanas impresos en pancartas. Y los organismos del Estado, muchas veces, siguen llegando tarde.

El aniversario de “Ni Una Menos” no es solo un día para recordar, sino para reclamar con más fuerza. Porque mientras exista un solo femicidio más, mientras una mujer no pueda volver a su casa en paz, mientras una denuncia sea ignorada o una vida se apague por violencia de género, el grito seguirá siendo el mismo: Ni una menos.


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