¿Dónde deberíamos estar los Peronistas?

Eduardo Gastón MONES RUIZ- Villa Mercedes (SL) 2/10/25
Nos acercamos al final de un proceso electoral de medio término complejo, marcado por la incertidumbre y la polarización.
El oficialismo agrandado, abrazado a la motosierra y al insulto de manera escandalosa, vanidoso y autoritario, aseguraba que convertiría en ruinas la oposición, destruyéndola definitivamente. Insiste con un modelo que, desde la perspectiva peronista, atenta contra los intereses nacionales y provoca la destrucción y el sufrimiento de los sectores humildes y trabajadores de la sociedad. La oposición, fragmentada y sin norte, parecía contribuir en todo lo posible para hacer de ese aserto la fatal realidad.
Con el correr de los días, este implacable pronóstico fue mutando. Y, si bien es cierto, que la incertidumbre, confusión y oscuridad persisten; también se puede advertir que han disminuido en sus previsibles consecuencias. ¡Cambió el escenario!
Hay que detectar lo elemental, que también es lo fundamental. Y encontrar la respuesta a la pregunta ¿en qué lugar servimos más a los intereses del Pueblo? De eso trata esta elección de medio término y nuestros desvelos: establecer en qué lugar somos más útiles (nuestro voto o no voto es más efectivo) para defender los derechos de nuestro Pueblo.
Los peronistas, fieles a nuestra doctrina, priorizamos a los sectores humildes y trabajadores, promoviendo la movilidad social ascendente. Pero también reconocemos las aspiraciones de todos los sectores, buscando una convivencia con concordia que fomente el progreso colectivo.
Entonces, ¿dónde deberíamos estar los peronistas? Evidentemente, con el gobierno NO. Es fácil colegirlo. Mi gran amigo y compañero Oscar Felipe “Pichana” BRITOS, desde el espejo retrospectivo de su larga vida, suele decir: “Algunas veces no supe dónde estar, pero siempre supe dónde no estar”.
Nos gobierna un conjunto de personas que, a nuestro juicio, promueve el sufrimiento de los más vulnerables. El Pueblo Argentino eligió a este gobierno por cuatro años, y debemos respetar esa decisión, siempre que actúe dentro del marco constitucional y del sistema representativo, republicano y federal. La oposición, dentro de este marco, tiene el poder y la responsabilidad de frenar excesos y proteger el bienestar general.
No hace falta indicar a quién votar; cada peronista, con la intuición de su historia y experiencia, sabrá elegir libremente.
Eso sí: esta vez es preferible concurrir a las urnas y votar, porque lo contrario sería favorecer la instalación de un voto calificado fáctico, que favorezca inicuamente al capital concentrado y perjudique, sin quererlo, el bien común y los intereses generales del Pueblo de la Nación Argentina; atentando contra la soberanía política, la independencia económica y la justicia social, que es exactamente lo que ningún peronista puede hacer.
Mi inquebrantable confianza -como siempre- está depositada en el gran Pueblo Argentino.