Luz cara y servicio malo: ¿Qué hacen las empresas con el dinero de tu factura?
¿Por qué, a pesar de los aumentos tarifarios, las luces siguen fallando? ¿Adónde va el dinero que los usuarios entregan mes a mes a las empresas de energía?
En los últimos años, los argentinos hemos experimentado un aumento considerable en el costo de la factura de electricidad. Este incremento está directamente relacionado con la reducción o eliminación de los subsidios que durante años mantuvieron las tarifas artificialmente bajas. Sin embargo, la pregunta que muchos se hacen es: ¿Se traduce este aumento en una mejora en la calidad del servicio, o simplemente en mayores ganancias para las empresas? Este artículo explora la relación entre el costo de la electricidad, las ganancias de las empresas del sector y las políticas de subsidios, analizando cómo estos factores impactan en la calidad del servicio y en la rentabilidad de las empresas.
Durante más de una década, el Estado argentino implementó un esquema de subsidios a las tarifas de electricidad que permitió a los usuarios pagar solo una fracción del costo real del servicio. Este modelo, aunque aliviaba el bolsillo de los consumidores, generaba un déficit fiscal significativo y desincentivaba la inversión en infraestructura por parte de las empresas.
- Para el primer trimestre de 2023, los subsidios a la energía representaban el 8,6% de los gastos primarios del Estado.
- A partir de 2016, comenzó un proceso de reducción de estos subsidios, lo que llevó a un aumento progresivo de las tarifas eléctricas para los usuarios residenciales.
- La administración de Javier Milei aceleró este proceso de eliminación de subsidios, impulsando un ajuste significativo. El objetivo es que, a fines de 2024, los hogares e industrias paguen el 81% del costo total de la electricidad. Sin embargo, la corrección tarifaria ha impactado duramente en los bolsillos de los argentinos, particularmente debido a la caída del salario real y la inflación.
- En marzo de 2024, el gasto en electricidad representó el 21% de la canasta básica total (CBT), duplicando el porcentaje de enero del mismo año.
- Un estudio del Instituto de Economía de la UADE indica que estas medidas resultaron en la tarifa de electricidad más cara de los últimos 30 años.
Las empresas generadoras, transportistas y distribuidoras de electricidad han mantenido niveles de rentabilidad considerables, incluso durante los años de subsidios. La diferencia es que, en ese entonces, una parte importante de sus ingresos provenía del Estado, mientras que ahora recae directamente sobre los usuarios.
- Por ejemplo, Edenor reportó en 2022 una utilidad neta de aproximadamente $30.000 millones de pesos, lo que representa un aumento significativo respecto a años anteriores. Este incremento en la rentabilidad coincide con el proceso de reducción de subsidios y aumento de tarifas, lo que sugiere que las empresas están capturando una parte importante de estos aumentos en forma de utilidades.
- En los primeros meses del año, los aumentos en energía eléctrica y gas natural se concentraron en recomponer el valor agregado de distribución y transporte y, en menor medida, en elevar el precio de la energía.
¡Y acá está la plata!
Las empresas de energía eléctrica en particular y del sector energético en general, Argentinas, han experimentado un notable crecimiento en su valoración bursátil durante el primer año del Gobierno de Javier Milei, según un análisis de Invertir Online (IOL) para Infobae. Entre enero y noviembre de 2024, la capitalización bursátil de seis empresas argentinas del sector energético que cotizan en Wall Street se duplicó, sumando un incremento de USD 18.000 millones, alcanzando un total de USD 36.321 millones. Este crecimiento superó el 100%, destacándose YPF como la empresa líder con un aumento del 137% en su valoración, pasando de USD 7.333 millones a USD 17.380 millones.
Este impulso se debe a varias medidas implementadas por el Gobierno, como la desregulación del sector energético, el aumento de tarifas de servicios públicos y el fortalecimiento de la explotación de recursos en Vaca Muerta, una de las reservas de petróleo y gas no convencional más importantes del mundo. Además, se aceleraron las inversiones en proyectos clave, como la expansión de la infraestructura para la evacuación de petróleo y la producción de gas natural licuado (GNL), con inversiones comprometidas de casi USD 3.000 millones por parte de YPF y Pampa Energía.
Otras empresas del sector también registraron crecimientos significativos. Vista Energy, liderada por el ex presidente de YPF, Miguel Galuccio, aumentó su capitalización en un 79%, mientras que Pampa Energía, de Marcelo Mindlin, creció un 79%. En el segmento de servicios públicos, Edenor, la mayor distribuidora de electricidad del país, vio un incremento del 104% en su valoración, y Transportadora Gas del Sur (TGS) registró un aumento del 96%. Central Puerto, la principal generadora de electricidad de Argentina, también experimentó un crecimiento del 50%.
Pese a los mejores números de las empresas, los mayores reclamos de los usuarios es la falta de inversión en infraestructura, lo que se traduce en cortes de energía, especialmente durante los picos de demanda.
Aunque las empresas argumentan que estos cortes son necesarios para evitar colapsos en el sistema, la realidad es que la red eléctrica argentina sigue siendo obsoleta y poco eficiente.
- En 2022, se registraron más de 10.000 reclamos por cortes de energía en el área metropolitana de Buenos Aires, lo que representa un aumento del 15% respecto al año anterior. La inversión en infraestructura por parte de las empresas distribuidoras ha sido insuficiente para modernizar la red y evitar estos problemas.
- El gobierno nacional ha anticipado que habrá cortes de luz programados durante los meses de mayor demanda en 2025, debido a la falta de inversiones en generación de energía y a las tensiones en el sistema interconectado.
La hipótesis de este artículo es que la reducción o eliminación de los subsidios no se traduce en una mejora en la calidad del servicio porque las empresas capturan esas ganancias adicionales y las distribuyen en forma de utilidades. Durante los años de subsidios, las empresas ya eran rentables, pero esa rentabilidad provenía del Estado. Ahora, con tarifas más altas, la rentabilidad sigue siendo alta, pero a costa de los usuarios.
Los subsidios energéticos pueden entenderse como un mecanismo de transferencia indirecta de ingresos. En lugar de aumentar los salarios nominales, el Estado reducía los costos de ciertos servicios esenciales, permitiendo que los ingresos disponibles de los hogares alcanzaran para más bienes y servicios.
- Ejemplo práctico:
- Supongamos que en 2015 un hogar promedio en Villa Mercedes pagaba $200 por mes en electricidad gracias a los subsidios, cuando el costo real del servicio era $2.000.
- La diferencia de $1.800 era cubierta por el Estado y representaba un ahorro significativo para la familia.
- Ese dinero liberado podía utilizarse para otros gastos esenciales como alimentos, educación o salud, funcionando como un aumento indirecto del salario.
- Comparación con la situación actual (2024):
- Hoy, con la reducción de subsidios, la misma familia, en la misma casa, tal vez con algún integrante menos, que se casó y formó su propio hogar, podría estar pagando $20.000 o más por el mismo consumo eléctrico.
- Este incremento en la factura eléctrica actúa como una reducción en el ingreso disponible, afectando el poder adquisitivo de los salarios.
Con tarifas bajas, los hogares tenían más dinero disponible para gastar en otros sectores de la economía, impulsando el consumo y el crecimiento del mercado interno.
- Con tarifas altas, una mayor proporción del ingreso se destina a pagar servicios esenciales, reduciendo la capacidad de compra en otros rubros y generando una contracción económica.
El Registro de Acceso a los Subsidios a la Energía (RASE) es un formulario para adherir al régimen de segmentación de tarifas, que otorga subsidios en los servicios de electricidad y gas para hogares de ingresos medios y bajos.
- El registro establece 3 categorías de usuarios en función de su situación socioeconómica: nivel 1 (altos ingresos), nivel 2 (bajos ingresos) y nivel 3 (ingresos medios). Solo los niveles 2 y 3 pueden recibir subsidios.
- Quienes se inscriban en el RASE y queden en la categoría 2 recibirán una bonificación del 71,92% sobre su factura de electricidad y del 64% del consumo de gas. Para el nivel 3, la bonificación es del 55,94 % del consumo de electricidad y del 55% del consumo de gas.
- Los subsidios se otorgan sobre un tope de consumo: 350 kWh/mes para el nivel 2 y 250 kWh/mes para el nivel 3. Todo consumo por encima del tope no estará subsidiado.
Impacto en el salario
- En febrero de 2024, el gasto en electricidad representó el 3,45% de un salario promedio desestacionalizado del sector formal, el valor más alto de los últimos 30 años.
- La tarifa de gas y electricidad representaron, en su conjunto en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), que es en donde se realizan con mayor frecuencia este tipo de análisis, en abril de este año, el 5,1% del promedio del salario (RIPTE).
El aumento de las tarifas eléctricas en Argentina no ha resuelto los problemas estructurales del sector. Las empresas siguen siendo rentables, pero la inversión en infraestructura sigue siendo insuficiente, lo que se traduce en cortes de energía y un servicio de baja calidad.
Para mejorar la situación, es necesario un esquema tarifario que garantice la sostenibilidad del sistema (con aportes de usuarios de manera directa o del estado con formato subsidio), pero también mecanismos de control que aseguren que las ganancias de las empresas se reinviertan en mejorar la red eléctrica. De lo contrario, los usuarios seguirán pagando más por un servicio que no mejora.
La proclamada desregulación se parece mucho a un «viva la pepa». A un «dejar hacer, dejar pasar» para las empresas que embolsan enormes cantidades de dinero, de clientes cautivos, sin que se les exija inversiones para asegurar calidad en el servicio.
Este análisis se basa en datos públicos y reportes del sector. Sin embargo, la falta de transparencia en algunos aspectos del mercado eléctrico argentino dificulta un análisis más profundo. Sería deseable que las autoridades y las empresas brinden mayor información para que los usuarios puedan entender mejor cómo se utilizan sus pagos.
¿Será que el problema no es si las tarifas suben o bajan, sino cómo se gestiona el sistema energético y a quién beneficia realmente? ¿No es hora de preguntarnos si estamos pagando por un servicio, o por la ganancia de unos pocos?