Riquelme, originario de Luján, San Luis, forma parte de un equipo de investigadores que trabaja en la creación de un casco adaptado especialmente para niños con trastornos del espectro autista. Este dispositivo está diseñado para detectar con mayor precisión las señales eléctricas del cerebro, lo que podría revolucionar el diagnóstico y tratamiento de este trastorno.

La innovación de este proyecto radica en la ergonomía del casco, que busca ser más cómodo y menos invasivo que los dispositivos actuales utilizados en electroencefalografía. La finalidad es facilitar la recolección de datos sin causar molestias a los usuarios, especialmente a aquellos con sensibilidad táctil, una característica común en personas con autismo.

El casco, hecho de un material flexible y liviano, se encuentra en una fase de prototipo y, aunque aún no ha sido probado en pacientes con autismo, promete abrir nuevas puertas en la investigación y tratamiento de este trastorno. El equipo, del que también forman parte un neurólogo, una neuropsicóloga y un bioingeniero, continúa trabajando para superar las pruebas necesarias y hacer que este dispositivo sea accesible en el futuro.