Sanluiseños destacados

Fuegos sanluiseños que seguirán ardiendo

Recuerdo a quienes nos dejaron en 2025

Con información de El Diario de la República

En el año que el mundo se despidió de íconos como Francisco, Ozzy Osbourne, Mario Vargas Llosa y Brian Wilson, San Luis también guardó luto por sus propios héroes silenciosos: periodistas de trinchera, artistas de alma indómita, maestros eternos y voces que forjaron la memoria colectiva de la Provincia. Desde el primer suspiro de enero hasta el eco de diciembre, 2025 se llevó a personas que, con su pasión y su lucha, tejieron el tapiz cultural, deportivo y social de estos pagos. Aquí, un homenaje a quienes nos dejaron, pero no se van: sus legados resuenan en cada micrófono apagado, cada nota inconclusa y cada batalla ganada en la historia de San Luis.

Mario Díaz. 2 de enero.

El primer dolor del micrófono

Apenas a dos días de comenzado el año, el rubro periodístico sufrió el primero de los duros golpes del 2025. El comunicador mercedino murió a los 52 años tras batallar contra una cruel enfermedad.

Mario Edgardo Díaz, a sus 52 años, fue un comunicador nato de Villa Mercedes, San Luis, cuya voz ronca y apasionada marcó el periodismo local desde fines de los ’90. Trabajó en LV15 Radio Municipal como conductor de programas matutinos, donde cubría noticias con un toque de humor y cercanía, y en el diario «Todo un País» como editor de crónica, destacándose por sus investigaciones sobre temas sociales y culturales. Creador de contenidos independientes, como podcasts sobre historia mercedina, también fue referente en eventos comunitarios, organizando charlas y talleres para aspirantes a periodistas. Luchó durante meses contra una enfermedad oncológica que lo internó en diciembre de 2024, falleciendo el 2 de enero de 2025 en las primeras horas del día. Su partida generó una ola de tributos en la prensa provincial, con colegas recordándolo como «el primer dolor del micrófono» de 2025, y su familia creó un fondo para becas periodísticas en su nombre.

Saúl Bustos, 19 de febrero.

La última cantata

Figura indispensable del quehacer cultural de la provincia. Músico, compositor, cantor, gestor, su voz gruesa quedará para siempre en la memoria de quienes lo conocieron. Tenía 75 años.

Jorge Scivetti. 11 de marzo.

Un apasionado

El mundo periodístico de la provincia siguió con su dolor con la muerte de un periodista de raza, serio, confiable. En radio, tele o gráfica. Fue durante años jefe de la sección Deportes de El Diario de la República.

Agustín “Tinzo”  Montiveros. 28 de marzo.

Un hombre de debate

Fue escritor, político y hombre de debate abierto. Fue además hijo de María Delia Gatica de Montiveros y padre del juez Juan Montiveros Chada.

Velia Vilchez, 2 de abril.

La batalla final

Se peleó con quien tenía que pelearse: el gobierno, la iglesia, sus colegas, pero desde la cabeza de AMPPyA su fin fue el bienestar de los maestros. Tenía 90 años y dividió su vida entre el aula y la lucha sindical.

Eduardo Gargiulo. 6 de abril

Otro golpe a la información

El tercer golpe a la prensa puntana sucedió por un infarto. Fue periodista gráfico y radial, incursionó en la política y en la docencia universitaria. Tenía 61 años.

Eduardo Marcelo Gargiulo (1964-2025) fue un pilar del periodismo en Villa Mercedes, San Luis, donde desarrolló una trayectoria multifacética que abarcó radio, gráfica, televisión y hasta la política. Nacido y criado en la ciudad, se destacó como locutor en emisoras locales y como columnista en diarios provinciales, cubriendo temas desde deportes hasta crónica cotidiana con un estilo directo y comprometido. Su paso por la docencia en la Universidad Nacional de Villa Mercedes lo convirtió en mentor de generaciones de comunicadores, impartiendo clases de ética periodística y producción audiovisual. Políticamente, militó en el Frente para la Victoria, donde impulsó proyectos de desarrollo local y acceso a la información. Falleció el 6 de abril de 2025 a los 61 años por un infarto fulminante, mientras era trasladado al Hospital de La Ribera; la universidad decretó tres días de duelo y la comunidad lo despidió con velorios masivos en el Concejo Deliberante. Su voz, cálida y analítica, sigue resonando en archivos radiales y en los recuerdos de quienes lo vieron como un «periodista de trinchera».

Calle Angosta lo despidió de esta manera.

Américo Moroso, 13 de mayo.

El bandoneón eterno

Un día el bandoneón glorioso del tango puntano decidió descansar para siempre, arropado en las faldas de lo inolvidable. Tenía 90 años y en vida tuvo en Justo Daract un festival que llevó su nombre.

Sergio Balmaceda. 29 de mayo.

Patadas inmortales

Fue uno de los precursores de los deportes de contacto en la provincia. Dueño de una técnica prodigiosa y de una patada fulminante, fundó 15 escuelas de kickboxing en la provincia. Tenía 65 años.

Nelson Madafs, 6 de junio.

Su nombre es impunidad

Su nombre se convirtió en sinónimo de impunidad e injusticia. Su cara recorrió todo el país primero como el falso victimario y luego como la verdadera víctima de uno de los hechos más impactantes de la historia policial argentina. Falleció este año, pero había empezado a morir mucho antes.

Miguel Angel Páez, 24 de junio.

El día que La Toma lloró a un maestro

Un docente de los que quedan pocos. Dedicado, preocupado, loable, honesto, querido no solo por sus alumnos, sino por todo el pueblo de La Toma que lo lloró un día de crudo invierno.

Lilian Videla, 31 de agosto.

La mujer que ganó todas las batallas

Fue una figura fundamental de la lucha por los Derechos Humanos en la provincia. Fundadora de la Asamblea Permanente y querellante en cuatro juicios de lesa humanidad. Un ejemplo de insistencia y valor.

Yaco Monti, 18 de septiembre.

De Villa Mercedes al mundo

La música nacional tuvo un trovador nacido en Villa Mercedes y que recorrió el mundo. Su voz fue aplaudida y vitoreada en todos los escenarios. Y se apagó para siempre a los 80 años.

Julio César Eugenio Monti, conocido artísticamente como Yaco Monti, nació el 18 de diciembre de 1944 en Villa Mercedes, San Luis, y se convirtió en un ícono de la balada romántica y el folclore cuyano. Su carrera despegó en la edad de oro de los festivales musicales argentinos, donde brilló con temas como «Siempre te recordaré», que lo catapultó a la fama en Latinoamérica, incluyendo Colombia, donde fue un referente absoluto. Además de cantante, incursionó en la actuación, participando en películas y teatro, siempre con esa voz melódica que evocaba nostalgia y pasión. Vivió gran parte de su vida en Palermo, Buenos Aires, pero nunca olvidó sus raíces puntanas. Falleció el 18 de septiembre de 2025 a los 80 años en Buenos Aires, tras una batalla contra el cáncer, dejando un legado de más de 50 años de música que fusionaba lo romántico con lo regional. En su ciudad natal, lo recuerdan como el «trovador que conquistó el mundo», con homenajes en la Calle Angosta y festivales locales que aún suenan con sus acordes.

Jorge Gigena, 6 de octubre.

Cantar y contar

Fue un músico de personalidad y carisma que encontró la muerte en otra pasión, el fútbol. El dolor todavía no se va para un grupo de folcloristas que supieron apreciar sus canciones. Había cumplido 50 años un mes antes.

Juan Carlos Palma, 25 de octubre.

Matemáticas…¿Estás ahí?

Enseñó matemáticas con pasión, ayudó a comprenderla con paciencia e hizo que sus alumnos la aprobaran o desaprobaran con justicia. Como sea, para ninguno de sus discípulos, “El Negro” fue un profesor cualquiera.

César Pérez, 9 de noviembre.

Una imagen triste

Puede que su muerte sea recordada por la imagen de los bomberos tratando de apagar el fuego de su auto de rally con baldes de agua. Pero el piloto de Tilisarao merece otro recuerdo, el de un corredor que siempre quiso dar espectáculo.

Teresa Revilgilio, 13 de noviembre.

Teresa, la senadora

Una senadora que desde el sur provincial alzó la voz por todos los puntanos. Una profesional que se ganó el respeto de todos.

Sergio Muriel, 15 de noviembre.

El hombre del piano

Tuvo una carrera excepcional. Tocó con “La Mona” Jiménez y con los maestros del jazz como Chick Corea. Vivió en India, en Madrid, en Qatar y en Brasil. Murió en San Luis a los 82 años.

Alberto Sergio Muriel, apodado «El Hueso» por su delgadez y energía inagotable, nació en 1943 y se forjó como uno de los pianistas más versátiles de Argentina, fusionando folklore, jazz, tango y hasta música india en una carrera que lo llevó por el mundo. Originario de San Luis, tocó con gigantes como La Mona Jiménez en ritmos cuarteteros y Chick Corea en sesiones de jazz improvisado, grabando discos que exploraban lo experimental. Vivió en India, Madrid, Qatar y Brasil, donde enseñó piano en academias y conservatorios, siempre volviendo a Villa Mercedes para dar clases gratuitas a jóvenes talentos. A los 82 años, falleció el 15 de noviembre de 2025 en la Clínica Aconcagua de esa ciudad, víctima de un cáncer que lo aquejaba desde meses atrás. Su funeral reunió a músicos de todo el país, y en redes se viralizaron anécdotas de sus «acordes suaves» en escenarios humildes, dejando un vacío en la escena local que ya planea un festival en su honor.

Matilde Daract, 4 de diciembre.

Militancia y enseñanza

Durante toda su carrera política, la dirigente justicialista le hizo honor a una de las consignas del movimiento, la lealtad, un valor que los nuevos dirigentes no están ni cerca de aprender. La recordaron con cariño.

El mundo
(De El Libro de los Abrazos, Eduardo Galeano, 1989)

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allí arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.

— El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.

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